"Europa es un único mercado. Si dentro del mercado un país ofrece mejores condiciones fiscales, allí vamos. Somos paneuropeos y tenemos nuestra central, una sede real, en Luxemburgo. Si la UE cambia las normas, nosotros cambiaríamos”. Así se defendía el vicepresidente de Amazon ante las acusaciones de llevar a cabo una estrategia de ingeniería fiscal.
Sin embargo, el gigante del e-commerce parece haber sucumbido a las presiones fiscales y sociales de los países en los que opera. Y es que, Amazon pasará a rendir cuentas a las Haciendas española, británica, alemana e italiana, según ha anunciado recientemente.
Un dato revelador si se tiene en cuenta que la mayoría de las compañías de este tipo, como Google, Apple, Facebook o Microsoft, trasladan la mayor parte de su facturación a otros países donde la carga impositiva es menor. Tal era el caso de Amazon y Luxemburgo.
Esta habitual práctica llevó a Reino Unido a crear en 2014 un impuesto que grava con un 25% los beneficios de las multinacionales que desvían su facturación, más conocido como la “tasa Google”.
Medida que puede haber provocado la toma de esta decisión por parte de Amazon, según han informado varios medios londinenses.
Las desigualdades contributivas también son un quebradero de cabeza para Bruselas. Especialmente después de conocerse que Google declaró en 2013 ingresos de 52 millones de euros en España y un beneficio neto de 4,05 millones de euros, aunque su factura fiscal únicamente alcanzara los 1,7 millones de euros. Unos datos que llevaron al ministerio de Hacienda a investigar a las compañías tecnológicas que operan en el territorio español mediante filiales.
De momento tendremos que esperar para ver si el resto de empresas que utilizan este tipo de estrategias las abandonan y siguen la estela de Amazon para tributar en los países en los que ejercen su actividad.
Por otro lado, Amazon también ha anunciado que prevé abrir una nueva filial en Francia. Aunque, por ahora, no se sabe si la tributación fiscal de la compañía pasará por las arcas galas.