ApetEat se define como el Primer Servicio Digital de Catering Corporativo en Madrid. La empresa quiere resolver el reto del almuerzo diario, un tema muy de actualidad con la guerra del tupper en la oficina y las entregas a domicilio.
La compañía fue lanzada en 2016 de la mano de Eduardo Liviano y Pablo Samaranch. Con este último hemos hablado para conocer cómo nace la empresa, cuál es su modelo de negocio y cuáles son sus planes de futuro.
P. Os definís como servicio digital de catering corporativo… ¿Qué significa esto?
R. ApetEat nace para dar respuesta a una necesidad básica diaria: el almuerzo enfocado al público de oficinas.
Nacemos de tres factores: el primero es la evolución en los hábitos de consumo, con una gran penetración de los medios digitales. Junto a ese está el cambio en los hábitos de alimentación: cada vez nos cuidamos más y somos más conscientes de la necesidad de comer sano. Pero esa idea casi siempre se dirige a los momentos de ocio, no de oficina. Y ese es el tercer factor: oficina. Porque entre 5 y 8 puntos de contacto con la comida suceden en la oficina. Y es precisamente el espacio en el no pensamos en comida, por eso terminamos comiendo regular.
Por eso nuestro propósito es cambiar el paradigma, para que la gente coma bien y sano en la oficina. El cliente final no es el único que se beneficia, también lo hace un actor fundamental: la empresa. Así surge la idea de “lunch as a benefit”, que viene de grandes empresas a nivel mundial como Google. La confianza es uno de los factores clave para el rendimiento de un equipo, y eso pasa por tener momentos más informales. Por ejemplo el del almuerzo.
P. Mediterráneos y sanos, porque además incluís la información nutricional de los platos y los ingredientes. ¿La comida preparada también puede ser sana?
R. ¡Claro! Es necesario un equilibrio, porque nuestro modelo es de recurrencia: nuestros clientes comen todos los días de ApetEat. Por eso la variedad también juega un papel fundamental. Tenemos dos tipos de platos: lo que son productos frescos y comida que ya está cocinada.
Y además queremos que todo el mundo tenga cabida en nuestro modelo, no es sólo para los que quieren perder peso. También incluimos menús para gente con alergias o intolerancias, o para aquellos que quieren unas carrilleras de ternera.
P. ¿Y cómo se plasma esa idea en la mente del consumidor?
R. Explicando y educando: el plato preparado puede ser sano porque depende de las materias primas que se utilicen. Y nuestras materias primas son de primera calidad. Cuando nuestros platos preparados reciben ese tratamiento de calor no cambian los ingredientes, simplemente garantizamos que podrá mantener todas las propiedades.
Lo único que puede pasar es que como el plato no está cocinado al momento puede perder algunas propiedades oreganolépticas, pero nada más. Esa comida sigue siendo cocinada por personas, pero para poder ofrecer esa variedad tienes que precocinarlo. A nivel operativo es imposible cocinar el mismo día.
P. Hablando del consumidor… ¿Cuál es el perfil del vuestro? ¿Quién es vuestro target?
R. Nuestro público target varía bastante. Cuando creamos este negocio vimos que era una apuesta segura: la gente tiene que comer, y lo hace todos los días.
Pero nuestro perfil tipo serían los consumidores entre 24 y 40 años, acostumbrados a los canales digitales, que quieren comida de calidad y no tienen tiempo para cocinar o para planificarse. El tema de la planificación es importante, porque muchos de nuestros clientes los piden todo el domingo, pero otros esperan hasta esa misma mañana.
P. ¿Quién es vuestra competencia? ¿Los productos listos para comer del supermercado, las empresas de comida a domicilio, o el tupper de mamá?
R. Pues yo diría dos: el tupper de mamá y el bar Manolo. A nivel startup de ecommerce no tenemos muchos competidores, porque la mayoría tienen un modelo diferente que requiere un pedido mínimo y más planificación, además de no ir enfocados exclusivamente al entorno laboral. Por eso al final nuestro competidor es el bar de al lado con el menú del día o los tuppers de casa. Pero lo más normal es que nuestra propuesta se complemente con otras opciones.
P. Uno de vuestros aspectos fuertes es la rapidez, pudiendo pedir incluso durante la mañana para entregar a mediodía. ¿Cómo funciona logísticamente este proceso?
R. Ese es uno de nuestros retos, que son dos en realidad: logística y la gestión del stock.
Tenemos un centro de cocinas con almacén, frigoríficos y hornos: toda la estructura necesaria para poder preparar un pedido cuanto antes. Y funcionamos con dos bloques de tiempo: hasta las 11:00 para enviar pedidos antes de las 13:00, y hasta las 12:30 para sacar paquetes de cara a las 14:30. A la hora de realizar las entregas nos fijamos en la concentración y densidad para aumentar la eficiencia: se organizan alrededor de códigos postales. Eso nos permite hacer entregas más rápido en comparación con otros tipo de servicios a domicilio.
P. Según el último informe de Nielsen, los productos asociados al “listo para comer” crecieron un 9,5% en ventas el año pasado. ¿A qué se debe este repunte de los platos listos para comer?
R. Mencionaría tres puntos. El primero es el ligero incremento del poder adquisitivo. Aunque no salimos a comer todos los días, cada vez podemos un poquito más. El segundo es el trabajo que estamos haciendo para que la gente entienda que el producto preparado (fresco o precocinado) también puede ser bueno y saludable. Y el tercero es la evolución en los hábitos de consumo. Los millennials y nuevas generaciones no planificamos tanto y además vivimos en la era de la inmediatez.
P. No sé si conocerás el movimiento #comidareal, una apuesta por volver a la comida de siempre que preparaban nuestras abuelas ¿Qué os parece? ¿Os ayudan este tipo de iniciativas?
R. Sí, es muy importante alimentarse de manera adecuada. Nosotros tenemos a un departamento de nutrición que nos explica la importancia de una correcta alimentación, y es algo que apoyamos: hay que cuidarse y comer bien. Y educar: que la gente sepa lo que hay en un plato. No tiene que ver con la preparación inmediata, sino con los ingredientes.
P. Todo el mundo habla estos días del uso del data tras el escándalo de Facebook. ¿Cómo podéis vosotros aprovechar esos datos de vuestros clientes para mejorar la experiencia de consumo?
R. Nosotros estamos muy a favor del análisis para comprender el comportamiento de los consumidores. Y ahora es cuando comenzamos a tener realmente ese data. Durante el lanzamiento careces de información y modelos, es como matar moscas a cañonazos.
También trabajamos mucho el tema encuestas, queremos escuchar a nuestros clientes. Por eso sabemos además qué recetas van gustando o cuáles sacamos del menú.
P. ApetEat nació en 2016 y actualmente estáis en pleno crecimiento. ¿Cuáles son vuestros objetivos para este 2018?
R. Nos queda mucho por crecer y queremos que ApetEat sea algo mayor: con charlas, que se pueda aprender, interactuar o compartir contenido.
Uno de nuestros objetivos es superar el millón de euros en facturación. Es un número que hace ilusión, aunque no pasa nada si no se consigue. En nuestro segundo año, seguro que llegará. También queremos desarrollar otras líneas de negocio, como los córners, las cantinas o el catering para reuniones.
A nivel producto, seguimos luchando para que nuestros platos estén limpios de aditivos, lo cual es más difícil de lo que parece. Por último nos gustaría llegar a una nueva ciudad pronto. Podría ser Barcelona o Valencia, pero aún estamos trabajando en ello.