Muchas de las acciones que llevan a cabo las empresas tienen el apellido de estratégicas, cuando en realidad no lo son. La última conferencia de Account Planning Group (APG) deja algunas claves para reflexionar sobre qué es y qué no es estrategia.
- La estrategia es un arte, no una ciencia y, por lo tanto, está más ligada a la creatividad que al razonamiento empírico. El mejor pensamiento estratégico es en el que se piensa de lleno en el consumidor final y no en los resultados.
- La estrategia es el arte de generar poder, y su propósito es muy simple: sacar provecho de una situación que en su inicio no lo tenía. Por lo general, los grandes, los ricos y los fuertes ganan. Y cuando no lo hacen es porque alguien pensó una estrategia mejor.
- El foco de una estrategia es el punto de partida, no el objetivo final. El pensamiento estratégico requiere tomar decisiones interdependientes sin quitar ojo a cómo reaccionan los competidores.
- La estrategia es una telenovela, no un drama. Nunca habrá un inicio, un nudo y un desenlace perfectamente definidos. Precisamente por eso, las empresas deben explotar el factor sorpresa.
- La estrategia tiene que ver con hacer, no con pensar. Es una hoja de ruta encaminada a lograr una acción muy concreta.
- Las estrategias más convincentes son las más que resuelven disyuntivas. Un buen ejemplo es el de Aldi y Lidl. Ambas cadenas de supermercados prestan un servicio que conjuga calidad y bajos precios.
- La mejor estrategia para la era digital es la usabilidad: el mercado está saturado de buenas ideas. Lo que distingue a las mejores ideas de las que sólo son buenas es su capacidad para llegar a manos del consumidor.