Lo que quizá no sabes sobre el sorteo de Lotería de Navidad

  • De los 204 sorteos celebrados, 73 veces el Gordo ha sido un número comprendido entre el 10.001 y el 30.000
  • Los niños desfavorecidos de la Residencia Internado de San Ildefonso llevan cantando los números que salen del bombo desde 1771
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Cada 22 de diciembre, todos nos sentamos pendientes de los medios deseando oír esa combinación de cinco números que podría hacernos ricos.

Y, aunque todos querríamos tener la suerte que Justino y el resto de trabajadores de la Fábrica de Maniquís tienen en el nuevo anuncio de Lotería de Navidad, muchas veces jugamos por la mera emoción del juego. Porque no puedes llegar al sorteo sin un boleto. Sabes que nunca toca, pero y si esta vez...

Iniciando un camino para cumplir ilusiones

Esta emoción dió sus primeros coletazos durante la Guerra de Independencia, momento en que nació la Lotería Nacional en España como un “medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de contribuyentes”, según explicó Ciriaco González Carvajal, ministro del Consejo y Cámara de Indias de aquella época.

Pero no era la primera vez que se utilizaba esta fórmula en el que era el territorio nacional, la idea procedía de Nueva España (actual México), donde Carlos III lo puso en práctica en 1771.

De este modo, en 1812 se celebraba en Cádiz el Primer Sorteo de la Lotería que fue llamada Moderna. Y los datos indican que no le fue nada mal: entre 1815 y 1817, después de pasar su sede de Cádiz a Madrid, la Lotería Moderna duplicaba los ingresos de la Primitiva. Desde entonces, y en sus 203 años de historia, todo ha ido mejorando.

En 1892 se usó por primera vez la denominación “Sorteo de Navidad”

Sin embargo, tendríamos que esperar a 1892 para oír por primera vez la denominación de “Sorteo de Navidad”, ese que hace un año se vivía con emoción en el Bar de Antonio y que este año hace saltar lágrimas en la Fábrica de Maniquís.

Y la emoción pudo compartirse mucho más a partir de 1957, año en el que tuvo lugar el primer sorteo televisado. Desde entonces la programación de los días previos a la mañana de Navidad, tendrían un apartado especial para repartir suerte, o al menos, informar sobre ella.

Los niños que cantan la suerte

Poco se sabe de la fundación del Colegio Municipal de San Ildefonso, pero todo apunta a que su origen podría remontarse a las guerras y la peste que sufrió Castilla entre mediados del siglo XIV y el siglo XV.

Lo que si sabemos es que fue creada para dar cobijo, educación y ayuda a niños desfavorecidos dependiendo desde entonces de la Villa de Madrid.  Y aunque iniclamente solo se admitían alumnos que cumplieran esos requisitos de necesidad, en 1973 se permitió la entrada de alumnos externos al barrio.

Pero no sería hasta 1984 cuando el Colegio de San Ildefonso pasara a convertirse en un centro mixto. Momento en que varias niñas pisaron por primera vez el escenario para formar parte del desarrollo del sorteo de Navidad.

LAE se hace cargo de los estudios universitarios de los niños de la Residencia Internado de San Ildefonso

Más tarde, entraron en vigor leyes como la Ley 21/1987, la Ley 6/1995, el Decreto 121/1988 y la LOGSE de 1990. Unas normas que dividieron a la Institución en dos: Por un lado, el Colegio Público de San Ildefonso y por otro, la Residencia Internado San Ildefonso, ambas dependientes de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid.

Esta última continúa blandiendo el objetivo inicial albergando a niños (y ahora también niñas) que proceden de estratos sociales desfavorecidos. Además los escolariza en diferentes colegios. Pero no es la única tradición que mantiene la Residencia. Los niños que la habitan son los encargados de cantar los números de la Lotería. Una tradición que se inició en 1771 cuando el primer alumno, Diego López, participó en un sorteo.

Y si estos alumnos quieren continuar con su formación cuando abandonan la Residencia, Loterías y Apuestas del Estado se hace cargo de sus estudios hasta el más alto grado de cualquier carrera universitaria, siempre que no cuenten con medios económicos para hacerlo ellos mismos. Ya que se compromete a velar por ellos, parece dispuesta a cumplir su labor hasta el final.

Pero, ¿por qué eligen a unos niños y no a otros?

Por muy obvia que pueda resultar la respuesta, los niños que se suben al escenario en torno al 22 de diciembre son elegidos por su timbre de voz o por su pronunciación clara.

Sin embargo, con eso no es suficiente. Después se les ejercita para que lean rápida y fácilmente los números que saldrán del bombo. Además, son entrenados para el rápido manejo de las bolas mediante continuos ensayos. Un trabajo duro, entre clase y clase...

Y ahora, ¿dónde está mi suerte?

Un total de 100.000 números caben en el bombo que acaparará todas las miradas. Pero solo cinco pueden formar parte de la combinación ganadora. Si traemos a nuestra memoria aquellas clases de probabilidad quizá podamos acercarnos a ella. O quizá lo que necesitemos sea algo de suerte...

No podemos darte la fórmula ganadora, pero sí decirte lo que la estadística nos revela: si quieres llevarte el Gordo es mejor que apuntes a los números medios de la tabla. Allí es donde tiene más posibilidades de caer.

Los números medios de la tabla tienen más probabilidades de traer consigo el gran premio

Y si no me crees echa la vista atrás: de los 204 sorteos celebrados, 73 veces ha salido un número comprendido entre el 10.001 y el 30.000. Un 35,8% nada menos...

En cambio, el dato baja a un 30,9% en el caso de los números entre el 0 y el 10.000 y al 33,8% si hablamos de las cifras entre el 30.001 y el 99.999.

Pero también podría decirse que la estadística no está de nuestro lado. Y es que es demasiado escéptica al decirnos que solo tenemos un 0,00001% de probabilidades de ganar el Gordo frente al 86% de irnos de vacío. Teniendo en cuenta de que parece ser que la probabilidad de que te caiga un rayo es del 0,000033%, las cosas no pintan muy bien...

Aunque, si quieres probar suerte, te recomendamos que pruebes con números acabados en 85, 57 y 75, terminaciones que han sido premiadas en más ocasiones.  Y, por si te sirve de algo, la probabilidad te dice que te olvides del número 1. Es la cifra final menos repetida.

Pero si quieres romper con la estadística y jugar tus propias cartas, nadie puede echártelo en cara. Total, si según ella es más fácil que nos caiga un rayo encima, quizá no debamos hacerle caso, porque de ser así ¿quién sería el valiente que saldría de casa en un día de tormenta?