Philips TV acaba de presentar sus dos últimos televisores OLED+, los buques insignia con los que la compañía busca redefinir el concepto de televisión premium. Para ello ha elegido una galería de arte en Madrid en la que han exhibido sus productos como si de obras de arte se tratase junto a la artista Carla Cascales. Con ello buscan mostrar los fuertes vínculos que se pueden crear entre arte y tecnología con sus nuevos modelos Philips basados en un concepto minimalista que haga de sus televisores dispositivos elegantes capaces de adaptarse a cualquier interior.
De todo ello charlamos con Adrian González-Ibbitson, International Public Relations Director en Philips TV & Audio Europe.
RW. En el evento de presentación habéis hecho mucho hincapié en la relación entre diseño, tendencias y tecnología. Que el producto de tecnología, en vuestro caso las televisiones, no parezca tanto un producto sino casi una obra de arte. ¿Cómo estáis gestionando este vínculo entre diseño y tecnología en Philips?
AG. El diseño es imprescindible porque el consumidor medio no entiende la tecnología que hay detrás de una televisión. Cuando vas a una tienda o buscas online una televisión aparecen 15 logos, te cuentan que tienen la última tecnología de pantalla, de procesador de imágenes, de color... Pero en realidad la gente no entiende muy bien todo eso y se guía por lo que escucha. ¿Y qué es lo primero que ves cuando compras? El producto en sí. Importa poco cómo funciona porque lo primero que ves es si te gusta o no. Creo que la relación entre diseño y tecnología siempre ha estado ahí; lo que pasa que quizás la tecnología ahora nos permite crear objetos que parecen casi obras de arte que queremos tener en casa. Todo el mundo quiere un teléfono en particular porque les gusta ese diseño.
El diseño es imprescindible porque el consumidor medio no entiende la tecnología que hay detrás de una televisión
RW. Y con las teles pasa un poco lo mismo...
AG. Sí, las teles ya se utilizan menos para ver contenido televisivo, pero las seguimos comprando, aunque suene un poco a cliché, cuando nos mudamos de casa o tenemos hijos y hay una nueva habitación en casa. La tele es además una cosa que ves cuando te invitan a una casa y te sientas en un salón. La gente quiere tener una tele que mola, que es bonita, que se integra en casa… Todo eso es diseño. Philips, como marca europea, en un mundo de tecnología dominado por marcas asiáticas, quiere recordar a quienes se compran una tele Philips que está diseñada en Europa. Esto implica un diseño limpio, minimalista, que se integra en donde vives sin llamar mucho la atención y utilizando materiales reales en la medida de lo posible. Limitamos el uso de plástico, por ejemplo, y privilegiamos el del metal en la gama alta.
Adrian González junto a Lisa Grahner, Diseñadora Senior de Philips TV, en la última presentación de televisores
RW. Mencionas que hay ciertas limitaciones en el diseño de una tele. Al fin y al cabo es una pantalla y poco más. ¿Se puede seguir innovando en el campo de la televisión como objeto tecnológico?
AG. Las oportunidades son infinitas. El problema no es tanto la innovación, sino ponerla al alcance del consumidor. Por ejemplo, si vas al CES de Las Vegas cada año en enero, ves cosas que parecen de ciencia ficción: teles que se doblan, a las que se le puede dar la vuelta y ver el contenido desde tu teléfono en horizontal o vertical...
El problema es que estas innovaciones son muy caras y, sobre todo, que muchas de ellas nunca se venderán en una tienda normal porque el consumidor medio o premium tiene un presupuesto limitado. Las teles de gama alta son ya objetos muy caros, pueden costar 4.000 y hasta 6.000 euros. Es mucho dinero. ¿Innovación? Yo creo que el problema no es tanto la innovación como que sea accesible al consumidor. Por ejemplo, desde hace tres años se habla de 8K. Es una innovación muy importante, pero no existe contenido adaptado y es caro (una OLED de 8K podría costar hasta 20.000 euros).
Hay muchísimos equipos en todas las compañías, no sólo en Philips, trabajando día y noche para poder encontrar la próxima innovación, pero la adaptación es lenta. Llevamos tres o cuatro años hablando de ello, pero no hay ningún país, excepto Japón para los Juegos Olímpicos, que pueda permitirse una difusión en 8K.
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AG. Claro. La tecnología va más rápido que nosotros por eso creo que es más un problema de cómo lo hacemos para que la gente la adopte.
RW. Eso podría ser un reto de la industria de fabricantes de televisiones a nivel global. Antes mencionabas también el vídeo vertical. ¿Es un reto ahora que estamos en la era de Tik Tok, redes sociales y demás?
AG. Más que reto es oportunidad porque estamos enganchados a nuestros teléfonos. Yo me levanto por la mañana y lo primero que veo es Instagram o YouTube. Ese uso no va a cambiar, sino que va a seguir evolucionando con nosotros. A mí me gustaría ver la tele como un espacio de escape de todo eso. Es el momento donde durante unas horas te desconectas de esa acumulación de contenido non-stop. Durante esas horas que decides dedicarle, apagas todo y te ves una película o lo que quieras... Esta es mi opinión personal, pero el mercado, obviamente, me dice que no tengo razón porque estamos en el móvil al mismo tiempo que estamos en la tele, pero creo que hay soluciones. La tele vertical, por ejemplo, que se presentó en enero, es un gadget que llama la atención, pero luego la ejecución no es tan fácil como parece porque tardas unos minutos en ponerla en vertical.
Nuestra filosofía en Philips es llevar tecnologías al mercado o proponer cosas que la gente puede adoptar fácilmente. Ahora nuestra propuesta en la gama alta son las OLED, porque creemos que consiguen la mejor imagen. Al mismo tiempo que apostamos por estas gamas, apostamos también por una gama media que está funcionando muy bien para el consumidor que se gasta en torno a 1.000 euros en este tipo de productos. Tenemos también una colaboración con Bowers&Wilkins para poder ofrecer el mejor sonido posible. En definitiva, innovación hay mucha pero apetito en el mercado poco.
RW. Al hilo de la tele como un momento de desconexión de la toxicidad de redes sociales, Philips tiene algo único: el Ambilight. Todo el acompañamiento que hace la luz a esas imágenes para envolver al espectador y generar una experiencia en ese momento de desconexión en tu salón es un momento muy bonito que se genera con el consumidor. ¿Hasta qué punto se puede llegar a emocionar a una persona con una mera pantalla?
AG. Te puedes preguntar lo mismo con el cine. ¿Cómo puedes emocionar con una sala de cine? No lo sé, pero funciona… (risas) La luz nos afecta a todos de una manera general: cuando estamos una semana sin ver el sol nos ponemos de mal humor, estamos más sensibles... La luz es primordial para la vida diaria y la tecnología te permite crear esa inmersión como vía de escape para ver la tele o como diversión por ejemplo si la utilizas para gaming. Te permite proyectarte completamente en el juego. Ambilight te da ese toque de inmersión, de estar casi en la acción de la pantalla. La luz emociona un montón.
RW. En cuanto al audio, el consumidor medio cuando va a comprar una tele busca en general calidad máxima de imagen, que sea grande, barata… ¿Puede ser que la calidad del audio quede en un segundo plano cuando en realidad tiene mucha importancia para esa experiencia?
AG. Ha estado en segundo plano durante años porque la obsesión de las marcas y del consumidor ha sido tener la tele más fina posible, con pantalla grande… El problema con eso es que no tienes sitio para poner un sistema de sonido en condiciones, saber cómo instalarlo, el lío de cables...
En los tres últimos años, hemos llegado al máximo de calidad de imagen y ahora el consumidor está pidiendo buen sonido. Como respuesta, las marcas, incluida Philips, estamos intentando encontrar cómo incluir el mejor sonido a la mejor calidad de imagen. En nuestro caso, estamos intentando perfeccionar el sonido en una tele normal o de gama media, pero también acudir a expertos como Bowers&Wilkins. Empezamos con ellos hace tres años y el primer producto que lanzamos juntos era de una tele que ya existía. La lanzamos integrando una barra de sonido a la pantalla central. Con los años hemos ido trabajando en un sistema de sonido que se puede utilizar también solo para escuchar música por ejemplo…
El sonido es por lo menos el 30% de tu experiencia en tele, pero nos hemos dado cuenta de ello una vez que hemos perfeccionado la imagen. Por eso ahora estamos poniendo mucho énfasis en el sonido.
RW. ¿Y el siguiente paso? ¿Podríamos estar hablando ya de inteligencia artificial, realidad virtual, realidad aumentada? ¿Cómo os estáis preparando para esta nueva etapa en Philips?
AG. Ya estamos utilizando inteligencia artificial en todo el procesador de imagen de las nuevas teles de este año 2020. Es un chip que analiza todas las imágenes y antes de lanzarlas en la pantalla las perfecciona. Sirve por ejemplo para perfeccionar las imperfecciones de una imagen de YouTube que lanzas a la tele desde el smartphone o tablet. Es posible gracias a la inteligencia artificial y las teles de este año lo llevarán.
Con respecto a la realidad virtual y aumentada no lo trabajamos. Hace unos años fue el boom del 3D y todos estábamos con las gafitas, pero tiempo después nos dimos cuenta de que no funcionaba, que fue una moda que hacía perder calidad de imagen. Con la realidad virtual y aumentada hay una oportunidad en el terreno de los juegos, pero para la tele creo que todavía no.
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AG. Si hablamos del entretenimiento en casa, quizás soy un poco mayor, pero echo de menos programas interesantes de toda la vida o los documentales con los que crecí. El cambio hacia el streaming nos está forzando a consumir contenidos de otra manera y para ver cosas de calidad te tienes que ir a Netflix o Amazon. Me da un poco de pena porque soy un poco nostálgico aunque reconozco que estamos en medio de una revolución. En cuestión de minutos tienes en tu mano documentales, programas de diversión, películas, series, juegos... Creo que no nos estamos dando cuenta de la suerte que tenemos.
El papel de Philips es adaptarse a lo que el consumidor quiere hacer, no dictarle lo que tiene que hacer
RW. Precisamente detrás de esta revolución del contenido, están datos como que Digital ha adelantado por primera vez a Televisión generalista en inversión publicitaria según el último Estudio InfoAdex. Es un cambio de tornas total y la consecuencia de que cada vez la tele tradicional se ve menos. ¿Cómo pueden marcas como Philips ayudar a que la tele tradicional recupere un poco el terreno perdido?
AG. El papel de Philips es adaptarse a lo que el consumidor quiere hacer, no dictar lo que tiene que hacer. Y lo que nos está diciendo desde hace diez años es que quiere consumir contenido cuando le dé la gana y el que le da la gana. Por eso nuestro papel en todo esto es ofrecerle la mejor tecnología de una manera fácil de utilizar. Para conseguirlo, nuestro papel no es decirle al consumidor que tiene que consumir más tele generalista o menos, sino ofrecerle la mejor calidad posible.