Estonia busca abrirse al mundo e impulsar la recuperación económica del país tras la crisis del coronavirus. Lo hará mediante vías poco comunes, como son la inmigración y la innovación burocrática, pues ha creado un visado especial para nómadas digitales y trabajadores a distancia.
El nuevo permiso de trabajo del ministerio del Interior del país báltico está dirigido a profesionales no europeos, que Estonia define como empleados de trabajo remoto o autónomos, cuyo trabajo les permite trabajar desde cualquier lugar. Para optar al documento, deberán demostrar que sus condiciones salariales superan los 3.504 euros al mes y proporcionar pruebas, como listados de clientes, sobre su actividad profesional.
Los responsables del proyecto consideran que los nómadas digitales usan servicios que están sujetos a impuestos en Estonia y, por lo tanto, crean diversidad y enriquecen a la comunidad. La visa permitirá permanecer en el país durante 12 meses, incluidos hasta 90 días de viaje a través de la zona Schengen, lo que podría suponer una solución a la brecha legal que experimentan muchos nómadas digitales a los que no se les permite trabajar legalmente en los países que visitan.
Los solicitantes deberán acudir a sus embajadas para obtener el permiso, aunque el gobierno estudia la posibilidad de permitir a las propias empresas que actúen como intermediarias en el proceso. Los responsables del proyecto estiman recibir 1.800 solicitudes por año.
Se trata de una medida única y específica para esta comunidad, que podría cambiar significativamente el panorama del mercado laboral para los grandes empleadores que no pueden arriesgarse a permitir que su personal infrinja las leyes nacionales, a pesar de que, a menudo, los nómadas digitales han estado dispuestos a eludir la prohibición de trabajar en determinados países.
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El proyecto ha sido bien recibido entre los profesionales digitales ya que un permiso como este otorga mayor certeza y seguridad, no solo para los trabajadores, sino también para las compañías reacias a dejar que sus equipos se deslocalizen. Y es que, sin duda, la abrupta adopción del teletrabajo como consecuencia de la propagación del coronavirus ha demostrado que esta modalidad laboral puede ser igual de productiva y eficiente, algo que ha ayudado al impulso de la iniciativa burocrática de Estonia.
La idea del visado para nómadas digitales surgió en 2016 y desde entonces se ha procedido a su desarrollo mediante conversaciones con múltiples profesionales de este tipo, los cuales disfrutan habitualmente de un salario alto pero tienen problemas para encontrar lugares en los que trabajar legalmente.
Si el formato logra realmente los beneficios reputacionales y económicos que sus desarrolladores esperan, podría convertirse en un ejemplo y referente de aplicación de tendencias internacionales y aprovechamiento de una crisis. En todos los mercados e industrias, los líderes están empleando las lecciones que está dejando este experimento a gran escala que ha sido el trabajo a distancia generalizado para reimaginar el futuro del trabajo, así como el papel que desempeñarán las oficinas en toda esta situación.
A pesar del impacto de la crisis económica de 2008 en el país, Estonia ha experimentado una evolución notable en relación a la administración y los negocios online. Un ejemplo de ello es el innovador programa de residencia electrónica instaurado en 2014, que permite a personas de otros países establecer una empresa de forma remota en el país y beneficiarse de la burocracia estonia, caracterizada por el fácil uso de su sistema de declaración de impuestos.
Asimismo, en su apuesta por la digitalización y la innovación, el país del Báltico también se ha convertido en un mercado propicio para las start-ups y compañías emergentes.