En el marketing de guerrilla últimamente esta de moda dar sustos. Nivea juega a estresar a la gente y también está de moda usar los ascensores para dar sustos de muerte a los transeúntes.
Pero el susto más gordo de la historia del marketing nos lo trae el servicio de tráfico británico. Los ingleses están acostumbrados a hacer campañas para prevención de accidentes muy violentas. Y parece que tampoco se cortan un pelo al hacer sus campañas de guerrilla.
Después de tomar un par de copas, los clientes de este bar se ven sorprendidos en el baño por la reproducción de un accidente de coche. El espejo se rompe en mil pedazos y aparece una cara golpeada con el cristal. Incluso vemos la sangre goteando hacia el lavamanos.
Como siempre ocurre con este tipo de acciones, ya hay rumores de que podría ser falso.
En cualquier caso, el mensaje es claro, contundente y gráfico.
La campaña, creada por Leo Burnett, se centra sobre todo en el soporte online. La conversación se ha agrupado bajo el hashtag #PubLooShocker.