Productos casi idénticos y a la mitad de precio que los de algunas de las marcas de moda y lujo más populares del mundo están llenando los armarios de los consumidores chinos más jóvenes. Los denominados “pingti” se han convertido en tendencia en los últimos años en el mercado asiático y están rompiendo las convenciones en lo que respecta a la forma de los usuarios de relacionarse con las marcas y los productos de alta gama.
¿Qué es el fenómeno "pingti"?
Desde hace un tiempo los “dupes”, los artículos considerados alternativas menos costosas a los productos de marca fabricante, se han popularizado en el mercado occidental, en paralelo a la presencia que han ido ganando los productos “pingti” en China. El término, de hecho, también podría traducirse como "duplicado", y hace referencia a productos que imitan el diseño y la calidad de artículos de marcas de lujo, pero sin los logotipos prominentes y, lo más valorado, sin los elevados precios.
Las marcas “pingti” aseguran ofrecer una experiencia similar a sus referencias
No se trata de imitaciones o falsificaciones que emulan los diseños y marcas de las grandes compañías, sino de productos elaborados que buscan ofrecer una experiencia similar a la de las firmas de lujo pero a un coste menor. Tal es el caso, por ejemplo de la marca Chicjoc, que vende artículos muy similares a los que podrían ofrecer Louis Vuitton o Gucci, y que asegura contar con los mismos proveedores de material italianos que Prada o Bottega Veneta.
Por su parte, el fabricante de artículos de bolsos y accesorios Sitoy asegura que la calidad de sus productos, muchos de los cuales tienen un precio que orbita alrededor de los 100 dólares, es casi idéntica a los que venden por más de 1.000 dólares marcas de lujo como Michael Kors.
El auge de la tendencia "pingti"
El crecimiento de la tendencia “pingti” ha de entenderse en un contexto de desaceleración económica en China, en el que muchos profesionales, especialmente jóvenes, se enfrentan a dificultades a la hora de acceder al mercado laboral y las empresas están llevando a cabo recortes salariales y limitando las contrataciones para navegar un periodo de incertidumbre económica. El contexto de inflación y la crisis inmobiliaria también son factores que han influido.
En este escenario, el lujo tradicional se ha vuelto menos accesible y muchos usuarios buscan disfrutar de ciertos productos y de un estilo de vida similar al llevado hasta ahora, pero con presupuestos más ajustados. Esto les ha llevado a reconsiderar su relación con las marcas, especialmente aquellas del segmento premium, y buscar alternativas más baratas pero que mantengan cierta estética de sofisticación, estilo y calidad.
Es por ello que cada vez más consumidores apuestan por la marca VFU, que ofrece prendas de ropa muy similares a las de Lululemon, pero con un coste notablemente inferior; o por los productos cosméticos de Chando, cuatro veces más baratos que los artículos de la firma japonesa SK-II, tal y como recoge Fortune.
Las marcas, además, están potenciando su notoriedad a través de estrategias de marketing y asociándose con rostros populares del mercado chino.
El fenómeno “pingti” es especialmente visible en as industrias de la moda, accesorios y cosmética, pero está impactando en múltiples categorías de productos. Así, según informa Business Insider, en la plataforma de redes sociales y comercio electrónico Xiaohongshu hay opciones “pingti” para artículos del hogar, experiencias de viaje o, incluso, comida.
En los marketplaces chinos, según indica el citado medio, abundan estos productos alternativos. Tanto es así que en la plataforma 1688.com, perteneciente a Alibaba, las búsquedas del término "pingti" aumentaron casi un 2.000% interanual en enero, justo antes de las celebraciones del Año Nuevo chino.
No obstante, en las plataformas digitales y las redes sociales bajo el término “pingti” no sólo se encuentran las marcas que ofrecen alternativas más asequibles a productos tradicionalmente poco accesibles, sino también falsificaciones y copias que dificultan la distinción respecto a los originales y complican las decisiones de compra de los usuarios entre imitaciones y alternativas legítimas.
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El interés por el fenómeno "pingti" supone un desafío significativo para las marcas de lujo que durante décadas han captado la atención de los consumidores chinos, como Louis Vuitton, Gucci o Hermès. Éstas se enfrentan ahora no sólo a una fuerte competencia, sino también a un punto de inflexión en la cultura del consumidor.
Su propuesta, basada en el concepto de la exclusividad, ya no es tan deseada y esto podría tener implicaciones profundas y a largo plazo para su crecimiento.
A este respecto, tal y como recoge CNN, la transformación del consumo está dejando huella en los resultados de algunas grandes compañías. Por ejemplo, las ventas del gigante del lujo LVMH cayeron un 10% en los primeros seis meses de este año en su región de Asia, excluyendo Japón, en comparación con 2023.
Pero el interés por las alternativas asequibles no es una cuestión exclusiva del mercado chino, como demuestra la tendencia “dupe”, y está presente en otros mercados. Están surgiendo marcas que hacen del concepto “pingti" o “dupe” la base de su propuesta. Es el caso, por ejemplo, de Orwells Parfums, que se promociona como “La élite de los perfumes dupe” y que destaca la inspiración de sus artículos en productos de marcas de referencia, como Tom Ford o Kilian.
Las firmas deberán adaptarse a las preferencias de la nueva generación de consumidores, que parece regirse por nuevos conceptos de calidad y diseño y, especialmente, por una marcada sensibilidad al precio. Las estrategias de marketing y comunicación de las compañías premium tendrán que reforzar los atributos de marca y su aportación de valor para seguir siendo relevantes y consideradas.
No obstante, la tendencia "pingti" va más allá de lo puramente comercial y plantea cuestiones éticas y legales complejas al ser una puerta de entrada para imitaciones y falsificaciones. Esto convierte al fenómeno en una zona gris que implica desafíos respecto a la información que pueden manejar los consumidores y a las medidas por parte de los reguladores para mantener unas reglas del juego equilibrados para todos los agentes del mercado.