El 31% de los ciudadanos del territorio comunitario consideran aceptable comprar productos falsificados cuando el precio del original es elevado. La cifra sube hasta el 50% en el caso de los consumidores jóvenes entre 15 y 24 años, según la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.
El dato podría parecer descabellado, pero se entiende cuando se accede a TikTok o Instagram y se contempla cómo han proliferado las cuentas que exhiben imitaciones o falsificaciones ante los ojos de miles de usuarios.
Ya no hace falta salir a la calle y acudir al denominado “top manta” para poder adquirir un bolso casi idéntico al que comercializa Chanel, carteras muy similares a las de Lacoste o zapatillas prácticamente iguales a las de Nike. Ahora basta con navegar por el interminable feed de vídeos de alguna red social, visitar las cuentas que ofrecen este tipo de productos y entablar una conversación por mensaje privado para conocer tanto el precio del artículo como la forma de pago, compra y envío. Aunque algunas incluso comparten el precio públicamente en los comentarios.
Estamos ante la digitalización del “top manta”.
Este tipo de cuentas reúnen miles de seguidores y reciben cientos de visitas en sus vídeos. También realizan vídeos en directo como reclamo, mostrando las nuevas incorporaciones a su catálogo. Usuarios a nivel global contactan con ellas para acceder a las falsificaciones e imitaciones y, en parte por ello, los denominados “dupes”, o duplicados, se han convertido en una gran tendencia dentro de TikTok o Instagram.
Interés por las falsificaciones entre los jóvenes
Parte de los usuarios acuden a estas cuentas y adquieren estos productos manera consciente; mientras que otros lo hacen desde el desconocimiento, ya que identificar que no se trata de un producto auténtico puede resultar complejo para el usuario medio joven. Además, las falsificaciones se han sofisticado notablemente a lo largo de los últimos años, y sus productores llegan incluso a obtener los materiales de fabricación de los mismos proveedores que suministran a las marcas de lujo.
Estos perfiles han crecido aupados, precisamente, por los usuarios más jóvenes, puesto que suponen un segmento con menor poder adquisitivo y, al mismo tiempo, están interesados en los productos de alta gama o de lujo. Al incremento de las falsificaciones en redes sociales también ha contribuido el aumento del coste de la vida y la inflación. Según la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE, el 26% de los usuarios europeos entre 15 y 24 años afirman haber comprado falsificaciones intencionadamente en los últimos doce meses, un 20% en el caso de los españoles.
El hecho de que los consumidores busquen alternativas más baratas a los productos de las marcas de lujo existe desde que existe el propio mercado, al igual que las marcas imitan a la competencia y lanzan productos similares a otros que han tenido éxito. No obstante, en los últimos tiempos se ha producido un cambio en la percepción que la nueva generación de usuarios tiene de la compra de copias, imitaciones o falsificaciones. Y es que, frente a la anterior intención de tratar que este tipo de artículos pasaran como los originales para mantener o elevar un estatus social, ahora parece existir cierto sentimiento de orgullo y percepción de inteligencia en la búsqueda y adquisición de artículos de gama más baja. Es decir, las falsificaciones se lucen con orgullo de pertenencia.
Huelga decir que la actividad que desarrollan estas cuentas es ilegal, aunque para determinar qué infracción se está llevando a cabo, debe analizarse cada caso de manera particular.
Y es que algunas de estas cuentas podrían atentar contra los derechos de propiedad industrial, donde se engloban, entre otros, el derecho de marca o el derecho de diseño, por ejemplo; o podrían atentar por otro lado contra el derecho de propiedad intelectual.
Desde Reason.Why nos hemos puesto en contacto con TikTok, pero la plataforma ha declinado hacer cualquier comentario al respecto de esta información.
¿Responsabilidad de las plataformas?
También se infringen en estos casos los términos del servicio y las normas de la comunidad de TikTok. Estas indican que “no se permite publicar, compartir ni enviar ningún contenido que incumpla o infrinja el copyright, las marcas comerciales u otros derechos de propiedad intelectual de terceros”. Eso incluye “el uso no autorizado de la marca comercial registrada de otra persona en relación con bienes o servicios, de manera que pueda causar confusión, engaño o error en relación con la fuente, origen, patrocinio o afiliación de los bienes o servicios asociados”.
TikTok también recuerda que la falsificación es ilegal y alienta a los usuarios a no publicar, cargar, transmitir o compartir contenido que ofrezca la compra, venta, intercambio o solicitud de productos falsificados; así como evitar exhibir, proporcionar enlaces o promocionar dichos productos. A este respecto, advierte que puede eliminar el contenido de usuarios que publiquen vídeos desempaquetando productos o haciendo reseñas de productos falsificados por incumplir sus normas de comunidad.
No obstante, la plataforma hace un descargo de responsabilidad en el usuario y establece que éste será el responsable último de los contenidos que publique. Los abogados expertos del despacho Lets Law by RSM nos explican en declaraciones a Reason.Why que no cabe reclamar responsabilidad a la plataforma sobre el contenido de terceros, pero ésta sí tiene la obligatoriedad de establecer las herramientas y los canales para que los usuarios puedan denunciar el contenido que consideren que infringe los términos del servicio y la comunidad, como es el caso. Es decir, TikTok no es responsable de lo que estas cuentas ofrecen, siempre y cuando desconozcan que se trata de un producto ilícito.
En este sentido, TikTok asume que no cuenta con los recursos y los medios para monitorizar la totalidad del contenido que alberga, e interviene únicamente cuando se realiza una denuncia por incumplimiento de derechos de marca comercial, ya sea por parte de los usuarios o de las marcas. Una vez denunciada la infracción y revisada la solicitud, TikTok podría llegar a eliminar el contenido y, en caso de que la infracción suceda de manera reiterada, tras la acumulación de tres advertencias, se podría eliminar la cuenta de forma definitiva.
Desde Lets Law recuerdan a las compañías la importancia de realizar una defensa activa de la titularidad de sus derechos de marca. Invitan, en el caso de que se encuentren con asuntos de falsificación o imitación, a denunciarlo mediante la propia plataforma y señalan que, en caso de desearlo, pueden llevar el asunto ante los tribunales, donde podrían solicitar el cese de la actividad infractora, así como pedir una indemnización por los daños y perjuicios causados por la misma.
Sin embargo, apuntan que, en la mayoría de los casos, las marcas no suelen mostrarse partidarias de perseguir cuentas y perfiles de tamaño menor debido a la inversión de tiempo, recursos y presupuesto que requiere. Más habitual suele ser emprender acciones contra los fabricantes de falsificaciones de mayor tamaño o escala. Asimismo, recuerdan que practicar esta actividad ilícita puede llegar a tener repercusiones penales.
Pese a que la presencia de falsificaciones e imitaciones en redes sociales parece una problemática compleja a la que imponer barreras, como lo era y es el “top manta” en el terreno analógico, la Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea promete arrojar algo de luz en este sentido. Entre sus directrices, los intermediarios deberán contar, entre otras cosas, con medidas para luchar contra los contenidos ilícitos en línea, incluidos los bienes y servicios ilícitos; y contempla normas para localizar a los vendedores en los mercados online y perseguir más fácilmente a los estafadores.