Atrás quedó el año uno, el del descubrimiento. Y el año dos, el de la experimentación, también está llegado a su fin. El ecosistema empresarial se adentra en el año tres, el de la integración de la inteligencia artificial en los negocios y el de reinvención de los procesos, flujos de trabajo y propuestas de valor. Pero sobre todo debe ser el año tres de la adopción de una nueva mentalidad respecto a una tecnología con un potencial de disrupción exponencial.
Esa idea es la que vertebró el encuentro “AI Mindset”, organizado por Globant y conducido por Natalia Marin, Editor in Chief de Reason.Why para compartir conocimiento en torno a la inteligencia artificial, una herramienta que se ha convertido ya en partner de trabajo para los especialistas en marketing. Entre otras cosas, en el evento se analizaron los fundamentos de la tecnología y se abordaron casos de uso, estrategias y aprendizajes de la aplicación de la IA.
Una inteligencia artificial presente
Pepe Chamorro, Managing Director de Globant Create, fue el encargado de evidenciar la rápida popularización, crecimiento y adopción de herramientas como ChatGPT o Midjourney y del impacto significativo que la inteligencia artificial en todas sus facetas, ya sea predictiva o generativa, está teniendo en la optimización de procesos, las mejoras de la eficiencia, el ahorro de costes de producción o las posibilidades de personalización y segmentación.
Pero también fue el responsable de señalar que lo observado hasta el momento es sólo el comienzo de las oportunidades que puede brindar la tecnología, así como de alertar del riesgo que asumirán aquellas empresas que nieguen o eludan sus capacidades. “La inteligencia artificial no es una tendencia, es una realidad. Dentro de tres años, la mitad de los modelos de IA generativa utilizados por las empresas serán específicos, es decir, las compañías tendrán sus propios modelos trabajando sobre su base propia de conocimiento. Esto hará los negocios mucho más competitivos, y no estar ahí puede significar desaparecer del mercado".
Pepe Chamorro durante la sesión “AI Mindset”.
El gran cambio de la IA es cultural
Llegar hasta ahí, y los avances logrados hasta el momento presente, es posible gracias a dos aspectos fundamentales: la inspiración humana y la capacidad computación. Esta que, siguiendo la Ley de Moore se multiplica cada dos años, define la exponencialidad de la inteligencia artificial y disposición a generar cambios. Estos, no obstante, no son únicamente tecnológicos sino también culturales, estructurales y organizativos.
En este sentido, de cara a navegar un ecosistema que se irá haciendo progresivamente diferente al conocido hasta el momento, será necesario fomentar la cultura de la agilidad y la adaptabilidad, adoptar soluciones tecnológicas para no quedarse atrás, ser constante en la dotación de recursos para percibir los beneficios en el largo plazo y tener capacidad de adaptar los planes atendiendo a la evolución del mercado.
“Lo verdaderamente transformador es lo que viene ahora, cuando la inteligencia artificial esté en la base de lo que hacemos, integrada en el modelo de negocio y redefiniendo industrias completas”, apuntó José Llinares, Head of Strategy de Globant Create. “Pero llegar hasta ahí va a requerir recursos, adaptar procesos y formar equipos, y sobre todo, adquirir una nueva mentalidad, tanto a nivel individual como de organización”.
José Llinares durante la sesión “AI Mindset”.
Esta necesidad de cambio de mentalidad se hizo especialmente evidente cuando Salvador Medina, Fundador y CEO Valhalla, realizó una demostración práctica y en tiempo real de la forma en la que las herramientas de inteligencia artificial pueden cambiar la manera de trabajar. Lo hizo poniendo un ejemplo del sector educativo y combinando las plataformas Mapify. Learning Studio AI y Gamma para crear un programa formativo en apenas diez minutos, un proceso que, sin la tecnología, podría derivar en varias decenas de horas.
La responsabilidad, concepto clave
Sobre este y otros desafíos también se habló en la mesa redonda, que estuvo conducida por Javier Guadiana, CEO de Reason.Why; y que contó con la participación de Cristina Márquez, Consultora Digital; Natalia Mirapeix, Directora creativa; y Rodrigo de Agustín, Director de Customer Engagement & Digital Innovation para el Sur de Europa en Siemens Healthineers.
Todos ellos reflexionaron, entre otras cosas, sobre el riesgo que existe de un futuro polarizado socialmente entre quienes abracen la inteligencia artificial y quienes la rechacen, o sobre las implicaciones éticas y de sostenibilidad de dicha tecnología. “Una de las cuestiones que no deberíamos perder de vista es el impacto ético. Tenemos que pensar en qué está aprendiendo la IA y qué le estamos enseñando, porque es lo que va a replicar", comentó Natalia Mirapeix. “Debemos pensar en qué mundo estamos construyendo a través de la IA”.
Es por ello, y por cuestiones como los posibles malos usos y aplicaciones, que se muestran favorables a una regulación. “Es una herramienta, y como tal, considero que hay que limitar su alcance sobre el balance del riesgo de las decisiones que pueda tomar”; señaló Rodrigo de Agustín. “Por ejemplo, en el territorio de la salud no puedes jugar, el riesgo tiene que ser cero”.
Natalia Mirapeix y Javier Guadiana durante la mesa redonda de “AI Mindset”.
Señaló que, precisamente en esta industria, el uso de la IA está favoreciendo positivamente la reducción de tiempos y esfuerzos en pruebas diagnósticas. No obstante, defiende que la responsabilidad respecto a la actuación siempre deberá ser del personal sanitario y que, en términos generales, el concepto de responsabilidad es algo que va a ganar mucho peso en relación a las cuestiones de ética, uso y gobernanza de la tecnología.
La transparencia de las herramientas, que precisamente se aborda en la Ley de IA impulsada por la Unión Europea, también será una cuestión clave en el desarrollo de un nuevo escenario apoyado sobre la inteligencia artificial. La manera en que funcionan los algoritmos y los modelos, o los datos y la información que utilizan las compañías para entrenarlos serán puntos de escrutinio.
“Los temas de seguridad también van a ser cruciales, porque inciden directamente en la percepción que la sociedad tiene de las herramientas y las empresas que las gestionan”, apuntó Cristina Márquez. “Ahora mismo hay dudas respecto a lo que se está haciendo con los datos que proporcionamos a las herramientas, para qué los van a usar o si los van a vender a terceros o si se están anonimizando”.
En este sentido, la ciberseguridad y la protección de datos será una cuestión ineludible a medida que crezca no sólo la adopción de la inteligencia artificial, sino también otras tecnologías de vanguardia como el 5G, el blockchain o el IOT. Lo cierto es que a medida que aumenta la digitalización de la vida, cono más dispositivos conectados, más vulnerables se vuelven tanto los usuarios como las entidades e instituciones.
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