Netflix estrenó hace unos días la miniserie británica “Toxic Town”, que aborda el controvertido caso de vertido de residuos tóxicos en la localidad de Corby y la consecuente batalla legal emprendida por sus habitantes. Y para promocionarla, la plataforma ha impulsado una estrategia promocional que se alinea con la narrativa y la reflexión sobre el cuidado medioambiental.
De la mano de la agencia de medios Dentsu, ha puesto en marcha una campaña de publicidad exterior con foco en las ciudades de en Londres, Liverpool, Manchester y Birmingham. El concepto creativo se apoya en la contaminación y, en este sentido, las gráficas para soportes digitales se adaptan en tiempo real a la calidad del aire que los rodea.
Para ello, tal y como ha compartido la propia compañía, se han utilizando los datos del índice de calidad del aire de AccuWeather Data Suite. "Si la calidad del aire es "buena" verás un cartel completo de la serie. Si la calidad del aire es "pobre", estamos sacrificando nuestros carteles para que se cubran con una nube de humo blanco"; explican desde Netflix. “Tan sólo porque no puedas verlo, no significa que no esté sucediendo”.
“Espero que estos carteles ayuden a resaltar la importancia de la contaminación del aire y brinden al público más información sobre la calidad del aire en sus áreas locales", ha comentado Jack Thorne, creador de la miniserie, según informa Campaign.
Con esta acción, Netflix no sólo busca promocionar la nueva incorporación a su catálogo, sino que trata de transmitir también sus compromisos medioambientales. La compañía recuerda con esta acción que la calidad del aire no es sólo una cuestión de datos, sino de lo que respiramos cada día.
“Toxic Town”, compuesta por cuatro episodios y disponible ya en la plataforma, aborda el escándalo de los vertidos de residuos tras el cierre, en la década de los 80, de una de las mayores acerías de Europa. El ayuntamiento de la localidad demolió las instalaciones como parte de un programa de regeneración urbana y transportó los residuos a través de zonas pobladas mediante camiones abiertos. A principios de los años 90 se descubrieron tasas de deformaciones en bebés superiores a los de otras regiones. Casi una veintena de familias presentaron una demanda que terminó en victoria en el Tribunal Supremo del Reino Unido en 2009.