Un grupo de ingenieros y científicos de la universidad estadounidense de Purdue, en el estado de Indiana, llevan siete años trabajando en la consecución del color blanco más blanco; o, más concretamente, de una pintura blanca tan blanca como sea posible.
La pintura podría aplicarse en naves espaciales, aviones, coches y camiones frigoríficos, entre otras superficies
Su último logro en este proceso es una pintura que refleja el 97,9% de la luz solar y es tan fina que puede ser aplicada en naves espaciales, así como en aviones, coches y camiones frigoríficos, lo que en los últimos tres ejemplos reduciría la temperatura y permitiría un menor uso de aire acondicionado, con el consiguiente ahorro de energía.
Los responsables del proyecto piensan que la pintura podría estar lista para comercializarse en dos o tres años.
El trabajo del grupo de ingenieros de Purdue, que se enmarca en su tarea en pro del medio ambiente, dio su primer fruto notable en octubre de 2020, cuando presentaron una “pintura blanca más blanca” elaborada con carbonato cálcico. Este es un material muy abundante en la naturaleza que fue reducido a partículas varias veces más pequeñas que el diámetro de un cabello.
El pigmento blanco elaborado con ellas podía reflejar el 95,5% de la luz que recibe, lo que suponía un notable avance respecto al rango de reflejo del 80%-90% de la mayoría de los pigmentos comerciales.
En abril del año siguiente, el equipo, dirigido por el profesor de Ingeniería Mecánica Xiulin Ruan, dio un paso más en su trabajo y creó una pintura que reflejaba el 98,1% de la luz del sol. El producto estaba concebido para cubrir superficies duras como techos y pavimentos y contribuir así a combatir el efecto “isla de calor” en entornos urbanos.
Este nuevo color blanco generado en Purdue podría ser considerado un homólogo, en el otro extremo de la gama cromática, del Vantablack, el color negro que absorbe el 99,96% de la luz visible que fue desarrollado por la empresa británica Surrey NanoSystems.
Interés de la NASA
La nueva pintura de Purdue despertó a su vez, como publica en un reportaje la revista Fast Company, el interés de la NASA, que solicitó a los investigadores si podrían crear una pintura con el mismo poder de reflejo de la luz pero que fuera más fina para que pesara menos. La cuestión del peso en los vuelos espaciales es relevante pues, según indica la información de la publicación estadounidense cada kilo de carga útil en un vuelo espacial (se cita el caso del Falcon 9 de SpaceX ) supone un coste de 2.720 dólares.
El reto de la NASA ha llevado a una nueva mejora del producto. La última versión de la “pintura blanca más blanca” es 2,5 veces más fina que la anterior y refleja el 97,9% de la luz, es decir, solo dos décimas menos de la precedente.
Eventualmente, la pintura se podría aplicar con spray y no solo a naves espaciales, sino también a coches, aviones y camiones refrigerados, en los que podría reducir en 5 grados centígrados la temperatura en superficie. Ello haría necesario menos aire acondicionado para refrescarlos, con lo que el consumo de energía sería menor, lo que redundaría en un beneficio medioambiental y en un ahorro.
La razón por la que la pintura pesa menos es porque en su composición se ha usado nitruro de boro, un material un 80% más ligero que el carbonato cálcico y que genera una capa de pintura 2,5 veces más fina.
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