Una exposición sobre las peores experiencias en Tinder. Argumentos sobre por qué un secuestrador devolvería a tu grupo de amigas. O una disertación acerca de las “red flags” de la película “Crepúsculo”. Todo ello ha sido temática de algunas de las “PowerPoint parties” que se han popularizado a lo largo de los últimos años y que reflejan tanto la omnipresencia de las herramientas digitales en nuestras vidas como una traslación de las dinámicas laborales a los espacios personales que algunos consideran negativas.
Las fiestas de PowerPoint, pese a no ser una novedad, se han vuelto más habituales a consecuencia del impacto de la pandemia. La necesidad de buscar nuevas formas de entretenimiento y de socialización en el ecosistema online llevó a la adopción y creación de multitud de herramientas y plataformas digitales a través de las cuales interactuar con amigos y seres queridos y encontrar el ocio y la diversión.
Sin embargo, algunos hábitos y comportamientos adquiridos y desarrollados durante aquella época siguen, aunque quizá adaptadas, presentes actualmente. Las fiestas de presentaciones y diapositivas, ya sea con PowerPoint, Keynote, Prezi, Canva o Google Slides, son una muestra de ello. Este fenómeno, que consiste en la celebración de encuentros con amigos en los que cada persona realiza una exposición sobre un tema concreto, ha sido integrado especialmente en las rutinas de entretenimiento de millenials y miembros de la generación Z.
Lejos de las temáticas que se podrían abordar en presentaciones de carácter laboral, las presentaciones de este tipo de encuentros abordan cuestiones vinculadas a la cultura popular o a la idiosincrasia de los grupos de amigos. Se caracterizan por su tono humorístico o sarcástico, por su ingenio y por una estética casera que roza lo paródico. En algunas ocasiones estas fiestas determinan una temática concreta para las presentaciones o un código de vestimenta, así como otros juegos o pasatiempos asociados o, incluso, votaciones y premios.
La idea ha encajado particularmente con los usuarios más jóvenes quienes, además, han encontrado en TikTok una vía para compartir los mejores momentos de estas fiestas. Pese a que no divulgan el contenido de las exposiciones, sí comparten algunos de los titulares más ingeniosos de las presentaciones haciendo de la búsqueda de los más excéntricos una forma de diversión en sí misma. Este tipo de contenido reúne millones de visualizaciones en la citada plataforma.
Lo cierto es que muchos consideran que este tipo de fiestas permiten a los asistentes conocer mejor a sus amigos, acercarse a sus intereses, gustos, pasatiempos secretos y también conocer el potencial creativo de cada uno de ellos. La fórmula permite explorar, no sólo la imaginación de las personas, sino las posibilidades artísticas y narrativas de una herramienta con casi cuarenta años de historia y con la que los usuarios están perfectamente familiarizados debido a su uso en entornos académicos y laborales.
Sin embargo, esto mismo es un aspecto que ha sido entendido por algunos como la traslación de dinámicas de trabajo al ámbito personal y un reflejo de la laboralización del día a día. Hay quienes infieren de esta práctica la negativa construcción social de que todo tiempo, incluso el libre y destinado al ocio, ha de ser optimizado y resultar productivo. Consideran también que la necesidad de estructurar y planificar incluso los momentos de dispersión merma la espontaneidad y recorta las posibilidades de explorar la creatividad a partir de la aleatoriedad o el aburrimiento.
Con todo, la práctica pone de relieve las múltiples formas en las que los usuarios pueden utilizar una herramienta frente al propósito con el que ésta fue inicialmente concebida, y la manera en que una solución puede trascender las fronteras de su ámbito de aplicación si realmente es útil y relevante. Asimismo también es una muestra, especialmente interesante para las marcas, de cómo los usuarios utilizan la tecnología, no sólo para comunicarse, sino también para entretenerse.
