El empresario español ha fallecido hoy a los 84 años mientras permanecía ingresado en el hospital Santa María del Puerto (Cádiz) desde el pasado agosto. Una ruptura de cadera y una neumonía han sido las últimas responsables de mantener a Ruiz-Mateos en cama.
Pero los problemas de salud no han sido los únicos momentos bajos que ha vivido el empresario, su carrera profesional también ha estado marcada por fuertes recaídas que le llevaron de alzar un imperio a verse sumido en la quiebra.
Los primeros años de un imperio
Los inicios de la trayectoria profesional de Ruiz-Mateos se remontan a los primeros pasos del empresario en el negocio familiar de exportación de vino al Reino Unido. Sin embargo, en 1961 dió un giro a su camino y fundó la sociedad Rumasa. Una empresa que más tarde pasaría a convertirse en el primer grupo del tejido empresarial español.
En el ámbito personal, no le faltó compañía: en 1958 se casó con María Teresa Rivero con la que tuvo trece hijos, de los cuáles sólo los varones meterían la cabeza en el imperio que dirigía su padre. Un panorama que difiere mucho al de los últimos años de Ruiz-Mateos que sufrió el Parkinson y una avanzada demencia senil sin su mujer y con apenas contacto con sus hijos.
Diez años después de que Rumasa viera la luz, pasaría a ser conocida como “el holding de la abeja”. Y en 1982 se convertiría en el primer grupo español que agrupaba a más de 700 empresas.
Entre ellas destacaban nombres como Galerías Preciados, Loewe, bancos como el Atlántico, Banco de Jerez y Banca Masavéu, la cadena hotelera Hotasa y las icónicas Torres de Colón. Aunque sólo 250 de esas 700 estaban en activo.
Pero comenzó a caer...
Sin embargo, la racha de buena suerte no duraría mucho en el horizonte de Rumasa. En 1983 la compañía fue expropiada por el gobierno socialista de Felipe González. Momento en el que Ruiz-Mateos protagonizó una de sus más polémicas apariciones lanzando un “que te pego, leche” al entonces ministro de Economía Miguel Boyer.
Entonces Ruiz-Mateos emprendió su huída de la Justicia española. Primero escapando a Londres, para después ser detenido en el aeropuerto de Fráncfort.
... para resurgir después
Sin embargo, ahí no acabó todo para el empresario. En 1990, creó Nueva Rumasa, un nuevo holding familiar. Aunque más tarde se daría a conocer que era un entramado de empresas dominado por los testaferros y las estructuras opacas en paraísos fiscales. Una estrategia con la que pretendía evitar una nueva expropiación.
Pese a todas sus idas y venidas con la Ley, Ruiz-Mateos llegó a convertirse en diputado del Parlamento Europeo entre 1989 y 1994.
Pero su lucha con la Justicia no había acabado. Aunque fue absuelto en 1997 por el caso Rumasa, había sido condenado a tres años de prisión por el caso Mundo Joven en 2005. Pero consiguió el tercer grado por sus problemas de salud al poco de ingresar en la cárcel.
Con la crisis económica llegaron nuevas dificultades...
Y con la llegada de la crisis económica, el nuevo holding no pudo evitar tambalearse. En 2009, Nueva Rumasa lanzó varias emisiones de pagarés que acabaron convirtiéndose en un sistema de financiación piramidal. Algo insostenible que derivaría en la proclamación de insolvencia en 2011.
En ese año, Nueva Rumasa vendió a Back in Business casi todas sus empresas al simbólico precio de un euro cada una. El nuevo propietario era Ángel de Cabo, condenado por el caso Viajes Marsans.
Después, hubo una nueva recaída. A partir de 2012 , la Justicia inició una sucesión de embargos e investigaciones en busca de los 300 millones de euros que se debían a inversores.
...que salpicaron a la familia
Pero la familia se cerró en banda y aseguró que todo lo ocurrido había sido provocado por decisiones del patriarca.
Sin embargo, la mayor parte de la familia ha sido investigada. Pablo y Alfonso, dos de lo hijos de Ruiz-Mateos, han sido condenados a pagar 700.281€ por fraude contra Hacienda así como a ingresar en prisión seis meses.
Mientras que Álvaro y Javier también han sido condenados a prisión. Un año y seis meses por delito contra Hacienda y otro año y tres meses por alzamiento de bienes. A lo que hay que sumarle una multa de 1,8 millones por el impago del IVA en la venta de un hotel.
Pero no han sido las únicas condenas. El propio José María y su hijo Francisco se llevaron la peor parte viéndose obligados a pagar 92 millones a los acreedores de Nueva Rumasa.
Aunque la mala salud del empresario, que tuvo que entrar en prisión por tres delitos contra la Hacienda Pública, le ayudó a salir de su celda para ser trasladado a un hospital. Lugar en el que más tarde pasaría sus últimos momentos de vida.