En el extremo opuesto al caballo ganador en política encontramos la estrategia del perro apaleado. La figura del más débil, la víctima de un enemigo común.
Sobre ello le hemos preguntado a Marcos de Quinto, Consejero del CEO en The Coca-Cola Company; Fran Carrillo, Consultor político y asesor de comunicación en La Fábrica de Discursos; Pablo Herreros, Periodista y Comunicador; y Luján Artola, Periodista y analista política. Los cuatro han intervenido en la Tercera tertulia del año en Reason Why: “Marketing Político, comunicación medida a medida”.
Pedro Sánchez, Íñigo Errejón o Esperanza Aguirre son algunos de los nombres que han surgido durante el debate a la hora de hablar del perro apaleado.
Sánchez, Errejón y Aguirre podrían ser ejemplos de "perro apaleado"
El perfil de un político con cierta imagen victimísta, apartado de los focos y que trata de no desgastarse ante la proximidad de una cita electoral.
Se trata de buscar el apoyo, la solidaridad y la empatía y arrojarlo todo contra un enemigo común. El ejemplo perfecto de ello lo encontramos en este vídeo del Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.
Santos consigue humanizar el problema que pesaba sobre su cabeza y devolverle el golpe con elegancia a la oposición.
El PP usó la táctica del enemigo común contra Podemos
Pasa de perro apaleado a mártir de un enemigo común. En este caso, el enemigo es la oposición colombiana. En el caso de las últimas elecciones generales en España, el enemigo común era la economía. El PP consiguió reunir apoyos a base de trabajar la estrategia del miedo a Podemos y las supuestas consecuencias que el apoyo a este partido político podrían tener para la economía española.
En el origen de esta táctica está la idea de unir para destruir. Básicamente se trata de convencer argumentando que los demás lo van a hacer peor. Una estrategia del miedo que sólo funciona cuando ese miedo es, o se percibe, como real. De lo contrario, la teoría se desmorona.
A lo largo de nuestra historia democrática, se ha recurrido en múltiples ocasiones a la estrategia del miedo en campaña electoral. Lo hizo el PSOE en 1996.
Y también el PP años más tarde.
En opinión de los tertulianos, se está abusando demasiado del enemigo común y la estrategia del miedo. En parte, porque está demostrado se empatiza más en la crítica que en la propuesta de soluciones. Sin embargo, Marcos de Quinto apunta: “Cuando votamos no estamos eligiendo a un crítico de cine. Elegimos al director que hace la película de nuestros próximos cuatro años”.