La formación universitaria fomenta las prácticas no remuneradas

  • Las empresas de publicidad demandan a gente más productiva en menos tiempo
  • La formación real en publicidad la dan unas prácticas o las escuelas especializadas

La Universidad se ha quedado atrás; sobre todo en lo que a formación publicitaria se refiere.
Antiguamente un profesional pasaba años en la misma agencia, iba “haciendo carrera” mientras crecía en sus habilidades. Ahora las empresas de publicidad demandan especialistas más productivos en menos tiempo. En este sentido, la Universidad no está a la altura.

La especialización y la formación real en publicidad la dan las prácticas en agencias.
Así lo reconocen los propios becarios, no solo los profesionales del sector publicitario. Y estos últimos, además, se preguntan: ¿Cómo se compensa el tiempo que dedicamos a los becarios para darles una formación que no está impartiendo la Universidad?

Las becas no remuneradas son, en algunas ocasiones, la respuesta a esta pregunta.
Un planteamiento que ha levantado mucha polémica en otro sector que no es el publicitario por las declaraciones de Jordi Cruz, jurado de MasterChef, sobre no remunerar a los becarios en los restaurantes.

Remuneradas o no, la cuestión es que el sector publicitario considera que las becas son necesarias para generar talento.

“Las empresas que buscamos talento necesitamos implicarnos en la formación”

En este sentido, Juan Luis Polo, CEO de Good Rebels, considera que los egresados “no salen suficientemente preparados de la Universidad”, por eso son necesarias las becas. “Las empresas que buscamos talento necesitamos implicarnos en la formación”, porque así se garantizan que los profesionales que van a contratar después tienen unos conocimientos adaptados a las necesidades reales de la agencia.

Por eso, Juan Luis añade que “el gran reto lo tenemos en la experiencia que trasladan los profesores universitarios. En un mercado ideal, el profesor debería tener capacidad académica demostrada pero al mismo tiempo haber pasado por la empresa privada, porque es la única forma de trasladar a la gente joven el mix entre el conocimiento y cómo es el mundo real”.

Y es que una cosa es la parte teórica y otra bien diferente, el escenario real, que no se puede replicar en una Universidad. “¿Qué me puede enseñar una Universidad estancada, en la que los profesores están lejos de la realidad y los planes de estudios se hicieron hace 15 años?”, se pregunta Chacho Puebla, Chief Creative Officer de LOLA MullenLowe.

Las Escuelas, al rescate

Ante la falta de realidad en las universidades, el sector publicitario acoge con los brazos abiertos las escuelas más especializadas, porque aportan una formación adaptada a las necesidades de las agencias.

Mientras que las matrículas en la Universidad bajan, las de los Máster suben

Y la tendencia se está empezando a invertir: las matrículas en las universidades para estudiar Publicidad descienden al tiempo que aumentan los alumnos matriculados en un Máster. Según las cifras oficiales del ministerio de Educación, que recoge el Observatorio de la Publicidad de la Asociación Española de Anunciantes, en el curso 2014-2015 se matricularon en el Grado de Publicidad y Marketing 22.622 alumnos, un dato inferior al del curso 2013-2014, con 23.371 alumnos matriculados. Y, de forma paralela, el número de estudiantes que realizaron un máster oficial en Publicidad y Marketing llegó a los 1.618, es decir, 371 más que en el curso anterior.

Marta Insausti, CEO de la Escuela Superior de Publicidad, defiende que “la curva de aprendizaje cuando vienen de escuelas es mucho más corta que la de un universitario”. De hecho, añade que “de la Universidad nunca se ha salido preparado para el mundo laboral. La Universidad se ha quedado atrás y los alumnos salen con una visión muy alejada de la empresa”. 

En esta situación, puede entenderse que algunos empresarios se planteen no remunerar las prácticas, porque al final las agencias están haciendo el papel de los centros formativos. 

Y es que, como dice Marta Insausti, “por mucho que aprendan en la Universidad, hasta que no aterrizan…”. 

Ahí queda el reto para los centros de formación en general y para las Universidades en particular. Si bien es cierto que nos llegan destellos de intento por parte de varias universidades que están proponiendo cambios y mejoras, todavía hay un trabajo muy largo por delante y la gran mayoría no han sabido tomar las decisiones oportunas mientras el mercado las solicitaba.

Quizá ya es tarde...
¿Será la formación universitaria el próximo sector que sufra por la revolución económica?

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