Un trágico accidente de coche se ha llevado la vida de Leopoldo Rodés, uno de los empresarios más influyentes de la España contemporánea.
Adiós a un innovador. Un emprendedor. Y un gigante de la publicidad. Pero no conformándose con eso, el empresario catalán fue un importante mecenas cultural y un propulsor de las Olimpiadas de Barcelona de 1992.
La publicidad era su mundo
Este licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona nacido el 15 de mayo de 1935, comenzó su andadura en el sector fundando en los años sesenta la agencia Tiempo BBDO, responsable de la primera campaña de las burbujas Freixenet.
En el mundo de la publicidad volvió a dejar marca tras fundar, en 1978, Media Planning Group. Una empresa que poco tardaría en convertirse en líder del sector. Tanto que captó la atención de Havas, grupo francés al que se incorporó en 1999 y que llegó a presidir el propio Rodés.
Un empresario natural
Pero también puso su huella en el sector empresarial. Rodés se sumergió en varios proyectos como la creación del Instituto de Empresa Familiar donde ostentó el cargo de primer presidente para más tarde pasar a ser su presidente de honor.
Además, entre 1964 y 1974, el Banco Central, el Banco Vitalicio de España y de Ferrocarriles de Cataluña contaron con él como miembro de su Consejo de Administración. Dym, Metra Seis, Banco de Gerona, Banco de Progreso y Corporación Financiera Alba y muchos otros se incorporaron a la lista en los años siguientes.
Mientras que el Banco de Urquijo tuvo a Rodés como su vicepresidente entre 1988 y 2004.
Una incesante actividad que no abandonó hasta el último día. De hecho, antes de su fallecimiento, mantenía la presidencia de Havas Media y era miembro del Consejo de Administración de Caixabank, así como vicepresidente del RACC y patón? y miembro del Consejo Asesor Internacional de la Fundación Abertis.
Su aportación al sector cultural
Con los problemas que ha encontrado la cultura últimamente, Rodés se convirtió en su ferviente protector. Acción que llevaba a cabo desde los puestos que ostentaba en el sector cultural: presidente de la Fundación MACBA, de la Fundación Arte y Mecenazgo y miembro del Patronato del Gran Teatre del Liceu.
Pero ahí no empezó su andadura en el mecenazgo. Rodés fue presidente del Patronato de la Universitat Ramón Llul y patrono de la Fundación Orfeó Catalá-Palau de la Música.
Entre los muchos patronatos a los que perteneció destacan fundaciones como Antonio Serra, Acollida i Esperança, Barcelona Olímpica, Bosch i Gimpera, Conde de Barcelona, la Española del Corazón, Godia, Príncipe de Asturias y Universidad Internacional de Catalunya.
Una misión que llevó a cabo, también, fuera de nuestras fronteras siendo miembro del Consejo de Administración de Christie’s International Europe, miembro del Chairman’s Council y del International Council del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa) así como del National Committee del Whitney Museum of American Art.
Todo por Barcelona
Muchos son los que opinan que los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 se celebraron gracias a este empresario. Rodés fue el presidente de la candidatura de la ciudad y se convirtió en la pieza clave que convencería al COI.
Una vez adjudicada la sede, siguió la evolución de las Olimpiadas como miembro del Comité Ejecutivo de Barcelona 92. Su contribución a los Juegos le hizo obtener la Medalla Olímpica del COE y la Medalla de Oro de la Orden Olímpica del COI.
Acciones que también llevaron a Barcelona a otorgarle la Medalla de Oro al Mérito Cívico de la Ciudad y a la Generalitat a condecorarle con la Creu de Sant Jordi en 1999. Además obtuvo la Gold Medal del Spanish Intitute de Nueva York en 2000.
Sin duda, Rodés deja un largo camino recorrido. De hecho, así se despiden de él desde Tiempo BBDO: