Las empresas de todo el mundo están empezando a darse cuenta de lo importante que es tener personal cualificado para gestionar su actividad en las redes sociales. Poco a poco la idea de que el Social Media no es ninguna tontería va cuajando en las empresas.
Pero aún queda mucha gente que piensa que gestionar la actividad de una empresa en las redes sociales es fácil. Son estos los que están convencidos de que sus hijos o nietos, ya que tienen Facebook, pueden llevar el perfil de una empresa perfectamente. Y acaban dando el trabajo a un becario de 18 años porque “debe saber” de qué va esto de las redes sociales.
¿Os suena alguno de estos tópicos?
1. Lo puede hacer cualquiera
Este es el estereotipo culpable de que haya tantos becarios haciendo tareas de un Social Media Strategist. Es curioso, porque pocas empresas están dispuestas a tener a alguien sin experiencia ni conocimientos responsabilizándose de la atención al cliente. O encargado de transmitir la personalidad y estilo de la marca al público.
Eso es exactamente lo que hace un Social Media Manager. La única diferencia es que lo hace a través de las redes sociales. La actividad de la empresa en Internet es una de las primeras cosas que verá cualquier persona que se interese por la marca. Y la primera impresión cuenta mucho.
Una estrategia Social Media no se hace de la noche a la mañana. La experiencia es un factor clave para ser capaz de gestionar la reputación online de una marca. Además es necesario tener la “chispa” necesaria para poder comunicar el mensaje.
2. El trabajo consiste en “jugar” en redes sociales todo el día
Siempre hay alguien que, cuando oye que otro trabaja en Social Media, dice (o piensa) “¿Entonces estás todo el día jugando en Facebook y Twitter?”.
No, no se trata de “jugar”. No se trata de publicar aleatoriamente y hacer ‘likes’ en todo lo que se nos ocurre. Ni es sólo pensar frases ingeniosas para tuitear. Para conseguir un ROI positivo es necesario diseñar y ceñirse a una estrategia. Medir los efectos de nuestras acciones requiere analítica avanzada.
Trabajar en constante contacto con la empresa y con sus clientes, sin perder de vista en ningún momento a ninguno de los dos no es tarea fácil. Integrar nuestras acciones con los objetivos de marketing de nuestro cliente requiere muchísimo trabajo. Identificar a los usuarios más influyentes y convertirlos en evangelistas de la marca es un trabajo largo y difícil.
3. El trabajo acaba cuando termina la jornada laboral
Cualquiera que utilice las redes sociales se dará cuenta de que las empresas no sólo están presentes de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Sin embargo, ciertas personas parecen creer que a partir de las cinco la marca coge personalidad propia y se pone a tuitear y a responder comentarios por su cuenta, sin ninguna necesidad de un Community Manager.
Pues resulta que no. Los profesionales de Social Media siempre están conectados. Sus móviles vibran y vibran constantemente con nuevas notificaciones. Hay que contestar a preguntas de los clientes en Twitter, hay que responder a los comentarios de nuestras publicaciones en Facebook, hay que estar pendiente de las notificaciones de LinkedIn y subir imágenes a Instagram.
No hay mucho tiempo para el descanso. Los usuarios están activos siempre y las empresas también demandan estarlo.
4. Es un trabajo sin presión
En muchas empresas el que se dedica a Social Media es el último mono. Suelen ser personas jóvenes y su trabajo no es apreciado como debería. Pero eso no significa que sea un trabajo fácil y sin presiones. Sólo significa que las empresas no le dan el peso merecido.
Los Socia Media Managers construyen la personalidad de la marca y consiguen una audiencia que se interesa por ella. Sus estrategias y plataformas cambian constantemente y llegan cada vez a más personas.
El profesional en Social Media tiene que dar la cara cuando hay una crisis y gestionar las quejas y escándalos que puedan levantar sus clientes. Tiene que mantenerse al día en las nuevas herramientas y plataformas. Y también en las noticias de actualidad, las modas, la tecnología, la agenda de eventos, los temas sociales...
5. Cometer errores no tiene importancia
Cada email que manda en CEO de una empresa llega a una persona en concreto. Si hay un error o provoca una pelea, el CEO tendrá que vérselas con la persona a quien ha afectado.
Cada tuit que envía el Community Manager llega a miles de personas. Cada publicación es analizada, criticada, admirada o compartida. Cada día oímos historias de tuits terribles que han provocado una crisis en Social Media o publicaciones que han salido por error y que han acabado provocando el despido del Community Manager.
¡Pobre Community Manager!
¿Por qué se dedica tanta gente a un trabajo tan duro? Con tantos riesgos, tanta presión y tan poco reconocimiento...
Porque les encanta. Les gusta la presión, disfrutan con las exigencias de los clientes, les encanta el ritmo frenético y alucinan al sentirse pioneros de los cambios en las nuevas tecnologías.
Así que la próxima vez que habléis con un profesional en Social Media, por favor, no repitáis los tópicos hirientes que acabamos de nombrar. Tampoco les deis el pésame por la dificultad de su trabajo. Decides, simplemente: “¡Qué trabajo tan fascinante!”.