Hoy en día nadie lo duda: hay que tener un elevator pitch preparado. Da igual si quieres vender tu empresa, tu proyecto o tu perfil profesional como candidato. Tienes que ser capaz de decirlo de forma concisa y breve.
Pero elevator pitches los hay buenos y malos. A todos nos ha pasado que alguien nos ha soltado su discurso de cinco minutos y nos hemos quedado más confundidos que otra cosa. Nos sabemos ni a qué se dedica, ni por qué, ni qué quiere vender.
Muchas veces esto pasa a fuerza de repetir el discurso una y otra vez. Le vamos añadiendo más tecnicismos, lo alargamos... y no nos damos cuenta de que hemos perdido el interés de la gente.
La revista Ragan nos propone poner nuestro elevator pitch a prueba de fuego: explicárselo a un niño de primaria. Por si no tenéis un niño de esa edad cerca, aquí os dejamos cinco claves para adaptaros a la audiencia:
1- Fuera el argot
Olvídate de palabras técnicas y argot profesional. Tenemos que ser capaces de usar palabras que todo el mundo entienda. Los niños no tienen paciencia para deducir que significa tu vocabulario enrevesado. Los hombres de negocios tampoco.
2- Habla durante menos de 10 minutos, SIEMPRE
Y si puede ser en menos de 5, mejor que mejor. Los niños tienen un plazo de atención máximo de 12 minutos. ¿Por qué crees que los adultos te pueden escuchar durante media hora? Más de 10 minutos, y dejarán de escuchar tu discurso para ponerse a pensar en cuándo te vas a callar.
3- La gente aprende de formas diferentes
Adáptate a la forma de comprender de cada uno. Hay quienes necesitan preguntar por cada detalle, otros quieren un ejemplo para hacerse la idea, en otros casos te los ganarás con un apoyo visual...
4- Más sencillo
La simplicidad es una de las cosas más difíciles de conseguir. Aquí, pensar en explicarle tu pitch a un niño ayuda mucho. Incluso aunque tardes un poco más. Tanto a niños como a adultos nos cuesta admitir que no entendemos algo, y optamos por ignorarlo.
5- Deja de pensar en marketing
El objetivo del elevator pitch es venderte, pero tienes que pensar antes de qué ofreces tú, qué es lo que ofrecen ellos. Si te intentas vender como un producto, te detectarán como falso.
Al fin y al cabo, todos somos niños grandes. Un elevator pitch capaz de entusiasmar a un niño de primaria también puede maravillar a un directivo. ¡Suerte!