Dinamarca quiere eliminar el pago con dinero físico en las tiendas de ropa, restaurantes y gasolineras. De hecho, la medida tiene previsto entrar en vigor, tras su aprobación parlamentaria, a principios de 2016. El Gobierno está convencido de que es una propuesta lógica que busca que el comerciante ahorre.
La idea de acabar con el dinero en moneda viene sustentada por la popularidad de los pagos móviles en Dinamarca. De hecho, uno de cada tres daneses utiliza MobilePay, una aplicación que permite transferir dinero de forma digital a otros teléfonos o tiendas. Una penetración de los medios de pago móviles en la que Dinamarca, junto a Suecia y Finlandia, es un referente dentro de la Unión Europea en lo que respecta al dato per cápita.
La puesta en marcha de esta propuesta formará parte de la primera fase de un plan de objetivos a largo plazo que el Ejecutivo danés se ha marcado para convertir su Estado en el primero en eliminar la moneda en curso. Se trata de una medida que forma parte de un paquete de propuestas pre-electorales cuya finalidad es el crecimiento económico a través de la reducción de costes y el incremento de la productividad en los negocios. “El objetivo es eliminar considerablemente los costes administrativos y financieros que implica el manejo de dinero en efectivo”, ha expresado el Gobierno danés.
La propuesta además buscará poner más impedimentos a la economía sumergida del país, que en Dinamarca se estima en un 15%. Y las empresas también podrán ahorrar en gastos de seguridad, que implican la contratación de personal e instalación de circuitos de vigilancia.
La posición del Ejecutivo está apoyada por el lobby financiero más importante del país, Finansraadet, que ha asegurado que la eliminación de la moneda física “ahorrará dinero a los comercios en seguridad y tiempo a la hora de gestionar sus recursos de caja”. Sin embargo, deshacerse del dinero no es un proceso exento de riesgos. En países como Suecia, que también cuenta con una fuerte cultura de pagos móviles, el número de fraudes detectados en los que intervienen medios de pago electrónicos se ha duplicado a lo largo de la última década.