El Derecho a Jugar se recoge en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la siguiente forma: “Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”. 

Sin embargo el hecho de expresarlo de esta forma implica que, actualmente, no lo pasamos bien en el trabajo o cuando cumplimos con nuestros deberes diarios. 

Pero, ¿tiene esto que ser así?

No. 

Jugar mejora el comportamiento humano 

Está demostrado que cuando lo pasamos bien nos comportamos mejor, somos más productivos, y en general más felices. 

Por eso muchas empresas están implantando técnicas de gamificación para aumentar la productividad y bienestar de los empleados. Y es que cuando hablamos de este concepto y de sus implicaciones sociales, es importante recordar los principios en los que se basa: 

• A todos nos gusta jugar

Grandes o pequeños, al ser humano le motiva la diversión. Por eso aplicar técnicas de juego en ámbitos en los que tradicionalmente no lo pasamos tan bien puede aportar un prisma diferente a las situaciones cotidianas. 

• El ser humano es social

Por definición, el ser humano necesita relacionarse con sus congéneres. Es un requisito: necesitamos a otros para existir, para sentir que formamos parte de un grupo. Pero, al mismo tiempo, nos encanta la competición, por lo que somos a la vez amigos y rivales. 

• La dificultad del juego debe estar adaptada

Si el juego es demasiado fácil la motivación se pierde por aburrimiento. Y si es muy difícil, por frustración. Por eso en gamificación es importante medir la dificultad del juego, y adaptarla a los objetivos que persigue cada uno. 

• La gamificación está vinculada a sentimientos positivos

Durante el diseño del juego, las preguntas a formular son: ¿qué emociona a los seres humanos? ¿Qué les hace felices? Porque sólo a través de emociones positivas se puede cambiar la conducta de las personas a mejor. 

Y cuando se establece una acción teniendo estos cuatro pilares en cuenta, los resultados pueden ser asombrosos. Un ejemplo de ello es este caso en el que el Kevin Richardson, ciudadano de San Francisco, ideó un juego para que los conductores no se saltaran el límite de velocidad. 

Denominado “The Speed Camera Lottery”, el juego consistió en medir la velocidad de los vehículos a través de una cámara: si el conductor superaba el límite de velocidad no era apto para entrar en el sorteo y era sancionado con la multa correspondiente. Pero si respetaba las normas de tráfico, podía ganar el bote del premio que se conformaba con el dinero recaudado de las multas:

La gamificación en la sociedad del futuro

Dicen que dentro de no mucho tiempo los seres humanos viviremos en smart cities, o lo que es lo mismo: ciudades inteligentes. 

Se caracterizan por ser muy tecnológicas y por tener una o más de las siguientes características: 

• Smart Economy
• Smart People
• Smart Mobility
• Smart Environment
• Smart Governance
• Smart Living

Sin embargo, también podrían integrar técnicas de gamificación para mejorar/modificar el comportamiento humano. De hecho es uno de los proyectos que está llevando a cabo el fabricante de soluciones informáticas Comarch en una smart city en Norteamérica, actualmente en fase de desarrollo. 

En este sentido Carlos Martín, Business Solutions Manager de la división de Loyalty CRM & Marketing en Comarch, declara que “la gamificación es un elemento clave de las distintas soluciones que estamos aplicando, para así conseguir tener una ciudad más eficaz, cómoda, agradable y divertida para todos”.

Por ejemplo, una de las iniciativas que se podrían llevar a cabo es el fomentar hacer ejercicio a partir de un juego en la calle: 

La gamificación no es nueva

“Las bases de la gamificación no son nuevas. Lo que sí es nuevo es el concepto de agrupar esos principios de una forma que  muy poca gente se había planteado hasta hace unos pocos años”, declara Martín. 

Por eso es probable que, de aquí a un tiempo, nadie hable de “gamificación” como concepto, sino que el juego pase a formar parte de nuestra vida diaria. Lo cual significa que nos encaminamos a una sociedad en la que tecnología, conocimiento, diversión y felicidad van de la mano.