Ante la cantidad de horas que pasan en la red, los consumidores quieren intimidad. Sin embargo, no están dispuestos a cambiar sus hábitos para protegerla.
Esta es la principal conclusión que se deduce del estudio realizado por Ponemon Institute y Trend Micro, “Privacidad y seguridad en la vida conectada: análisis de los consumidores de Estados Unidos, Europa y Japón”. Además, el informe que abarca las respuestas de más de 1.900 personas de 18 países diferentes, compara las percepciones de los usuarios sobre privacidad, su disposición a modificar sus comportamientos o hábitos y la percepción del valor de su información personal.
Para la mayoría de los consumidores encuestados, el beneficio que obtienen en Internet es mayor que los problemas de privacidad que puede acarrear. No obstante, el 75% de los usuarios percibe que no tiene control sobre su información personal.
Para Raimund Genes, CTO de Trend Micro, “estos amplios resultados muestran que, mientras los consumidores parecen estar preocupados por la privacidad y la seguridad, no son plenamente conscientes del papel que juegan estos factores la mayoría no va a cambiar su comportamiento o sus prácticas a la hora de intercambiar información, incluso si son víctimas de una brecha de datos. Esto podría atribuirse a una sensación de impotencia o a una falta general de concienciación. Es evidente que se necesita más atención para proteger la privacidad y seguridad de manera personal”.
Para muchos usuarios, en palabras de Larry Ponemon, presidente y fundador de Ponemon Institute, “la privacidad es considerada como un derecho individual para mantener la información sensible y confidencial de ser conocida, a menos que la persona quiera que la información sea revelada”. Sin embargo, la mayoría de los consumidores sería capaz de proporcionar a las empresas información personal con datos como su nombre, género y hábitos de compra e, incluso, sobre su estado de salud y registro de contraseñas. Todo ello claro está, si recibieran una compensación a cambio.
Es más, estos consumidores estarían dispuestos a poner un precio a su información personal si se indicara. La compensación oscilaría entre los $2,90 y los $75,80 con una media por dato de $19,60.
Los encuestados aceptarían 76 dólares por sus contraseñas y 60 dólares por la información relacionada con la salud. Para los participantes de Estados Unidos, los números de la seguridad social también tienen valor: alrededor de 56 dólares. Estos son los precios más caros que los consumidores han puesto a sus datos:
- Contraseñas: $75,80
- Datos sobre salud: $59,80
- Datos de pago: $36
- Historial de crédito: $29,20
- Hábitos de compra: $20,60
Mientras que la información menos valiosa para el consumidor sería:
- Género: $2,90
- Nombre: $3,90
- Número de teléfono: $5,90