Uno de los capítulos de la última temporada de Black Mirror nos presentaba una sociedad obsesionada con las puntuaciones personales. Cualquier interacción en la vida real era susceptible de recibir una calificación de hasta 5 estrellas de forma que, a mejor valoración, más ventajas sociales.
Tal fue la agitación que produjo este capítulo, que unas semanas después vimos la aplicación hecha realidad. Se llama RateMe y sigue activa en Internet.
Y es que si algo ha conseguido la serie Black Mirror a lo largo de sus temporadas es hacernos pensar y poner en primer plano aspectos que sabemos que existen pero que preferimos ignorar. Y el sistema de puntos es uno de ellos.
El futuro de nuestra reputación como personas
El sistema de puntos es el futuro de nuestra reputación. Como empresas, pero también como personas.
A los rankings de TripAdvisor, a las estrellas de Google y a los likes de Facebook y Twitter les han surgido nuevos compañeros en el camino y estoy segura de que la tendencia seguirá evolucionando. Porque cada vez estamos más acostumbrados a puntuar.
Lo hacemos con Uber o Cabify cada vez que usamos el servicio que nos presta un chófer; pero también vemos como algo normal que ese empleado nos puntúe a nosotros como clientes.
De hecho, cada vez veo más iniciativas relacionadas con el sistema de puntos aplicado a personas. Un ejemplo lo encontramos en Traity, un sistema de reputación online para personas basado en su huella digital. Sus creadores se han propuesto eliminar los depósitos en el alquiler de viviendas: “Usamos la tecnología Traity para extrapolar tu riesgo como inquilino basándonos en tus redes sociales y otros datos como tu uso de AirBnB o Uber”, afirma su creador.
Así, a una persona que dice en LinkedIn que trabajó en Telefónica pero no tiene ningún amigo en Telefónica, no se le dan puntos. Y de esta forma llevan la huella digital al siguiente nivel: una puntuación individual que sustituye a la tradicional calificación de solvencia.
De momento Traity está disponible en Australia; pero no hace falta irse tan lejos para encontrar iniciativas parecidas dentro de nuestras fronteras.
Os pongo el ejemplo de Guudjob, una aplicación que nace con la siguiente propuesta de valor: “Busca la empresa, escribe el nombre de ese gran profesional y deja tu reconocimiento público. Se lo haremos llegar”.
¿Valdrá más el voto de los mejor puntuados?
Muchas veces me he parado a pensar si deberíamos replantear el sistema de votación que caracteriza hoy en día a la democracia. No lo quiero decir muy alto, pero…
El gobierno chino, por ejemplo, está desarrollando un plan para que en 2020 todos los ciudadanos de este país tengan un rating elaborado a partir de su información política, comercial, social y legal.
El objetivo es construir una cultura de “sinceridad” y “una sociedad en armonía”, basada en la confianza. Además, en casos como el de maestros y médicos, los ciudadanos podrán ponerles nota.
Así, los días de la carta de recomendación podrían quedar atrás. Y si el plan del gobierno chino termina llegando a buen puerto, no es descabellado pensar que los ciudadanos mejor puntuados podrían acceder a ciertos beneficios según su reputación. No queda tanto para verlo, a penas 2 años.
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