Hablar con propiedad y aprender a nombrar con precisión, además de no ser tarea fácil, es un primer paso para definir correctamente lo que sentimos y lo que nos rodea.
En este sentido, dependiendo del devenir de los acontecimientos y los sucesos que cada día tienen lugar en el mundo hay palabras que aparecen más que otras en conversaciones, noticias y redes sociales.
En base a ese criterio, y tras haber elegido “Escrache” y “Selfi” los dos años anteriores, la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) ha escogido “Refugiado”como Palabra del Año 2015.
Y la elección de este vocablo de entre los 12 candidatos no solo viene determinada por el drama al que está asociado, sino también por la implicación de toda la sociedad en esta situación.
¿Es lo mismo un inmigrante que un refugiado?
No.
Aunque ambos intenten escapar de situaciones a menudo de extrema tristeza, no tienen la misma consideración desde el punto de vista del derecho internacional. Porque “Inmigrante”, según la RAE, es aquel que “llega a un país extranjero para radicarse en él” o quien, dentro de su propio país, “se instala en un lugar distinto de donde vivía en busca de mejores medios de vida”.
Y por contra, un “Refugiado” es aquel que “a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas se ve obligado a buscar refugio fuera de su país”.
¿Se podría utilizar “Migrante” como palabra que engloba ambos significados?
La respuesta vuelve a ser no.
Porque migrante solo se utiliza para referirse al inmigrante (o emigrante), pero no es aplicable a aquellas situaciones en las que el que marcha lo hace por motivos de conflictos armados, raza, religión, nacionalidad o afinidad a ciertas ideologías políticas y sociales.
Tal y como declara el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, “tienen significados diferentes, y confundirlos conlleva problemas para ambas poblaciones”.
En definitiva, así como el miedo no es tristeza y la rabia no es frustración, no han de confundirse “Refugiado” e “Inmigrante”, como tampoco la Palabra del Año con otras como “Migrante”, “Desplazado interno” o “Expatriado”.
Y la intención de la Fundéu BBVA en estos últimos días de 2015 es la de contribuir a que se denominen correctamente las distintas realidades de tantas personas que se ven obligadas a dejar sus hogares.
No es juego de niños. Y lo que jugamos es crucial.