Cuando hay rueda de prensa en Cupertino y Tim Cook sube al escenario yo me remuevo en mi asiento y pienso que si estuviera entre esos periodistas tendría el corazón a mil. Sin embargo, si me dicen que tengo que pagar más de 600.000 dólares (es decir, pedir un préstamo al banco) por tomarme un café con Tim Cook la cosa cambia. Ahí el corazón ya no se me aceleraría igual. El encuentro perdería toda su magia porque después de pagar semejante cantidad tus expectativas suben a niveles tipo: "Vale, yo he pagado más de lo que podría por estar aquí. Ahora quiero algo a cambio". Automáticamente no ves al CEO de esa empresa como alguien del que aprender algo en el tiempo que dura un café, sino como el que te debe la mayor hipoteca que imaginaste jamás. ¿Merece la pena? No creo...
El consejero delegado de Apple lanzó recientemente una oferta a la red. Tim Cook puso en venta una porción de su -valioso- tiempo para que quien así lo quisiera, pudiera compartir un café con él. Lo recaudado se destinará al Centro RFK de Justicia y Derechos Humanos.
Las pujas de los usuarios pronto convirtieron a ese café en el más caro del mundo; la última oferta es de 605.000 dólares.
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El último en vender su tiempo con fines caritativos ha sido Jack Dorsey. El cofundador de Twitter y CEO de Square ofrece una cena a quien haga la mayor apuesta. Quien gane podrá llevar además a 7 compañeros.
Pero la oferta de Dorsey no resulta tan atractiva. Sólo ha habido una puja, que asciende a los 5.000 dólares. El plazo está abierto hasta el 16 de mayo. Lo recaudado se destinará a Build.org, una organización que facilita el acceso al colegio a los más desfavorecidos.
