La gente no está dispuesta a pagar en Internet. Por eso muchas de las empresas que se mueven en la red compran y venden otro tipo de mercancía: los datos.
Es la primera conclusión del IV Congreso de Regulación de IAB Spain. Proteger los datos del usuario ante las pirañas de la red.
El tema central han sido las cookies. De hecho se acaba de estrenar una guía de buenas prácticas para que la empresas españolas empiecen a cumplir la normativa de cookies.
¿Por qué lo llaman gamificación cuando quieren decir “coge el dato y corre”?
Pepe Cerezo, de la consultora Roca Salvatella, ha inaugurado la jornada haciendo un repaso a la situación actual.
Detrás de la intención de gamificación de la que hablan muchas empresas está el objetivo de capturar más datos del usuario. Los check-ins de Foursquare son un ejemplo. O también la app Viggle, que regala puntos al usuario por mirar programas de televisión. Los puntos se pueden acumular y canjear por productos, a cambio de que la app obtenga información sobre los hábitos del usuario.
En el mundo actual ya no queremos poseer cosas, sino tener acceso a ellas.
En lugar de comprar películas, libros o CDs, queremos poder acceder a ellos en la red. En este proceso, muchos productos se están convirtiendo en servicios, como Spotify, Netflix, o la tarifa plana de libros de Amazon para el Kindle.
En este contexto resulta difícil monetizar una empresa. Muchas han optado por financiarse mediante la compra-venta de los datos de los usuarios, muchas veces sin que lo estos lo sepan.
“Es necesario regular este mercado”, asegura Cerezo.
Es el usuario el que malvende sus datos
- Las de analítica web
- Las de seguimiento
- Las que llevan aparejadas ciertos plugins sociales.
Pero hay cookies exentas:
- Las que permiten mantener abierta la sesión del usuario mientras navega por la página web.
- Las que personalizan la interfaz de usuario: tamaño de letra, idioma...
- Las instaladas por motivos exclusivos de seguridad.
También hay un apartado de responsabilidad.
El usuario puede elegir su perfil de empresa (Agencia, responsable de la web, red publicitaria...) y la web le explica de qué aspectos se tiene que hacer cargo.
Además, la ley contempla dar advertencias a las empresas que la incumplan, antes de sancionar.
“En Internet, no me protejas de mí mismo”
Para cerrar la jornada, el Director general de Red.es, Borja Adsuara, presentaba sus conclusiones.
“Cualquier ley, por buena que sea, llevada hasta sus últimas consecuencias se contradice a sí misma”. La regulación en Internet tiene que proteger al usuario, pero, ¿dónde está el límite?
Para Adsuara el límite es la libertad personal. La ley protege la intimidad física de las personas y castiga el acoso sexual y la violación. También tiene que proteger la privacidad virtual.
Las empresas que obtienen datos del usuario sin su consentimiento deben ser castigadas.
Pero el usuario tiene que ser libre de vender sus datos. Igual que cualquiera es libre de ligar con quien quiera y llegar al grado de intimidad física que uno elija, debería poder hacer lo mismo en la red.
Debe ser el usuario quién elija qué datos quiere dar, para qué se usarán y a cambio de qué lo hace.