Cómo Construir un Mundo Mejor

  • Meirav Kampeas-Riess, autora de "El pequeño libro de los grandes valores”, cuenta la excepcional historia de su abuela, Edith
  • “Construir un mundo mejor es mucho más sencillo de lo que parece, y empieza por ti mismo. Simplemente con los que te rodean”
Cómo Construir un Mundo Mejor

Todos y cada uno de nosotros impactamos en el mundo que nos rodea, de manera consciente o inconsciente. Cada palabra, cada gesto y cada acción influye en los demás con una serie de consecuencias, intencionadas o no.

Construir un mundo mejor, a nivel profesional o personal, debería ser una de nuestras prioridades

Por ese motivo, construir un mundo mejor debería ser una de nuestras prioridades, tanto a nivel profesional como personal. Y eso puede abarcar infinidad de aspectos, desde el cuidado del medio ambiente o el desarrollo profesional, hasta la educación entre los más pequeños, la igualdad de género, o el más básico y fundamental respeto humano.

Sobre algunos de estos temas, y más, se habló durante “Cómo Construir un Mundo Mejor”, la charla de vida de Meirav Kampeas-Riess, autora de "El pequeño libro de los grandes valores”. Esta ha sido la última entrega de CÓMO, una iniciativa de Comunica+A, una escuela de valores y experiencias cuyo objetivo es ofrecer herramientas prácticas, trucos y consejos para mejorar el día a día de las personas, y que se ha convertido ya en un referente.

Meirav contaba la historia de su familia. Una historia de vida que demuestra que, no importan los obstáculos, todos podemos ayudar y trabajar para construir un mundo mejor. Porque, como ella misma nos contaba después de la charla:

Todos hacemos cosas para hacer de este un mundo mejor… pero no nos paramos a pensarlo.

Y esa es precisamente la primera barrera: la definición de mundo. Porque una frase tan amplia resulta lejana, ambigua. Inabarcable. ¿Estamos hablando de todo el planeta? ¿Tu país? ¿Tu familia? ¿O tú, de manera personal?

“Construir un mundo mejor es mucho más sencillo de lo que parece, y empieza por ti mismo. Simplemente con los que te rodean. Si sales de casa y haces feliz a una persona, ya has cambiado algo. Si haces bien tu trabajo, creas un mundo mejor a tu alrededor“.

La compasión es una de las principales cualidades para hacer de este un mundo mejor

Para poder crear un mundo mejor, tanto para nosotros como para los que nos rodean, el principal sustantivo a emplear es la Compasión, con mayúscula. Algo que Meirav aprendió de golpe una calurosa tarde de verano en el kibutz de su familia (una especie de comuna agrícola israelí, pero según la propia Meirav, “es una forma de vivir, un estilo de vida”).

Allí se encontraron un día a su abuela Edith con tres coreanos. Lo que podría parecer una situación surrealista se convirtió en una lección para todos cuando los coreanos comenzaron a pedir perdón a su abuela. “Una sensación tan bonita como dura”. ¿El motivo? Su abuela Edith sobrevivió al Holocausto en Auschwitz. “Y ellos estaban mostrando el último ejercicio de compasión y de humanidad por la barbaridad que mi abuela sufrió. Una situación que no tenía nada que ver con ellos”.

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Así comienza la historia de Edith, que demuestra cómo se puede construir un mundo mejor sin importar las adversidades. Porque ella tenía una vida normal con su familia. “Una vida que afortunadamente casi todos tenemos, pero no nos damos cuenta”.

Y es justo en esas adversidades cuándo y dónde más se demuestra la personalidad, la fuerza y la intención para construir un mundo mejor.

Compartir es uno de los grandes Cómos a la hora de hacer de este un mundo mejor

Cuando creas una familia entre un grupo de desconocidos (como hizo Edith cuando se refugió en Budapest huyendo de la guerra). Cuando, en los momentos más insospechados, encuentras fuerzas y eliges seguir hacia delante. O eliges vivir, como hizo su abuela cada una de las veces que se enfrentó al Doctor Mengele, “quien jugaba a ser Dios y decidía quién vivía y quién moría solo señalando con el dedo”. Edith, por supuesto, eligió la vida siempre.

Vivir para compartir, porque ese es uno de los grandes Cómos a la hora de hacer de este un mundo mejor. “Compartir, incluso las cosas pequeñas de la vida. Compartir con los demás”.

Siguiendo con la resiliencia, educando a niños resilientes que sepan adaptarse a todo tipo de situaciones. Y aplicando esa resiliencia a nosotros mismos. Eso, junto a un poco de gratitud y una pizca de compasión, “no solo cambiará vuestro mundo, sino también a los que están a vuestro alrededor”.

Porque no es algo tan difícil. Solo hay que empezar, internamente, por cada uno de nosotros. Porque si Edith logró hacer de este un mundo mejor, a pesar de todo, todos podemos hacerlo.

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