La industria del gaming vivió ayer una jornada histórica. Microsoft anunció su plan de adquirir Activision Blizzard, una de las principales compañías desarrolladoras de videojuegos y contenidos de entretenimiento digital a nivel mundial, por valor de 68.700 millones de dólares. El movimiento, que representa la mayor transacción de la tecnológica, resultaría en la tercera compañía de videojuegos más grande del mundo por ingresos.
El anuncio de adquisición ha hecho resurgir la conversación en torno a la reputación de Activision Blizzard
El objetivo de la multinacional liderada por Satya Nadella es reforzar su posicionamiento en el sector del gaming, impulsar el servicio de suscripción Game Pass y expandir las oportunidades de la compañía en la exploración de los universos digitales. Y aunque la operación aún se encuentra pendiente de aprobación por parte de la junta de accionistas de ambas compañías y de las autoridades reguladoras, la noticia no solo ha generado turbulencias en el sector, con las acciones de la competidora Sony cayendo hasta un 12,8% en Tokio, sino que también ha hecho resurgir la conversación en torno a la crisis de reputación que arrastra desde hace meses Activision Blizzard.
La crisis de Activision Blizzard
Durante el año pasado, la compañía se ha visto envuelta en un serio caso vinculado a tratos discriminatorios, conductas inadecuadas y acusaciones de acoso sexual por parte de varias personas de la plantilla. La crisis comenzó el pasado 20 de julio, cuando el Departamento de Empleo y Vivienda Justos de California presentó una demanda contra la compañía recopilando numerosas quejas y acusaciones sobre acoso, discriminación y represalias, así como una cultura machista, en el entorno de trabajo. A esto se sumó, días más tarde una carta abierta firmada por más de 3.000 empleados de la compañía reclamando a la dirección el reconocimiento de la gravedad de la situación y compañías por las víctimas del acoso y las agresiones, así como exigiendo la renuncia del CEO, Bobby Kotick.
La respuesta inicial de la compañía fue la negación. A eso le siguió una carta escrita por Kotick, a todos los empleados en la que reconocía que la respuesta de Activision Blizzard no había sido la adecuada y se comprometía a implementar una serie de cambios. “Garantizar que tengamos un ambiente de trabajo seguro y acogedor es mi máxima prioridad. El equipo directivo lo ha escuchado alto y claro”, apuntaba. “Estamos tomando medidas rápidas para ser la compañía compasiva y solidaria a la que vinisteis a trabajar y para garantizar un entorno seguro. No hay lugar en nuestra compañía para la discriminación, el acoso o el trato desigual de ningún tipo”.
Activision Blizzard ha revisado sus políticas para garantizar un entorno de trabajo seguro
Anunciaba también que el bufete de abogados WilmerHale llevaría a cabo de inmediato una revisión de las políticas y procedimientos internos, y planteaba cinco medidas fundamentales en su compromiso con un cambio duradero. Entre ellas, aseguraba la investigación de todas y cada una de las reclamaciones, la creación de espacios seguros moderados por terceros para escuchar las sugerencias de mejora de los empleados, y la evaluación de los directores y managers de la compañía, con cese inmediato de su contrato en caso de hallar vinculaciones a casos de acoso. Además, se comprometía con una contratación diversa y cambios positivos en el desarrollo de contenido de los videojuegos.
Desde ese momento, a lo largo del segundo semestre de 2021, se sucedieron una serie de publicaciones por parte de diferentes medios recogiendo las acusaciones de discriminación y acoso sexual por parte de decenas de diferentes empleados, en su mayoría mujeres. La situación se vio además acompañada de una llamativa caída de las acciones de a compañía, así como diversas salidas de la compañía de cargos de responsabilidad, como la de J. Allen Brack, Presidente de Blizzard, o el anuncio de una reducción salarial en la nómina de Kotick.
Asimismo, el pasado mes de noviembre The Wall Street Journal publicaba un informe en que, además de incluir nuevos detalles sobre el asunto, informaba sobre el conocimiento de Kotick en torno a todas estas acusaciones, su intervención personal en algunas de las investigaciones e, incluso, su vinculación a algunos de los casos. El medio aseguraba también que en ningún momento Kotick informó a la junta directiva sobre ello. Esto provocó una movilización de los empleados exigiendo la renuncia del directivo.
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¿Una nueva etapa con Microsoft?
Todo ello ha generado un terreno favorable para una adquisición que Microsoft ha tenido en consideración desde hace tiempo con la intención de fortalecerse en la industria del gaming. Pero las acusaciones mencionadas habrían paralizado el proceso. La compleja situación de vulnerabilidad que ha atravesado Activision Blizzard durante estos meses, incluyendo acusaciones, procesos de investigación, denuncias, caída del precio de las acciones -hasta el 30% en los últimos seis meses- y presión de los accionistas, han acercado a la compañía a aventurarse en un cambio radical en su trayectoria.
En este sentido, The Wall Street Journal informa que, como parte del proceso de compra, Microsoft ha revisado las alegaciones a las que se enfrenta Activision y se ha reunido con sus directivos para entender su postura y los procedimientos puestos en marcha para impulsar nuevas políticas en el entorno de trabajo. Cabe recordar que la propia Microsoft se encuentra también envuelta en un proceso de revisión de sus políticas, junto al bufete Arent Fox, después de que los accionistas dieran la voz de alarma sobre cómo Microsoft y Bill Gates, uno de sus fundadores, habían tratado a los empleados, especialmente a las mujeres, tal y como informó The New York Times la semana pasada. La compañía se ha reafirmado en que la seguridad en el entorno de trabajo es su prioridad número uno.
El progreso de Activision Blizzard observado por Microsoft ha sido fundamental en la decisión
Y en este sentido, Microsoft se ha comprometido a trabajar en este aspecto durante el proceso de adquisición, que se prevé se complete en 2023. “Microsoft está comprometido con nuestro camino hacia la inclusión en todos los aspectos de los juegos, tanto entre los empleados como entre los jugadores”, comentó Phil Spencer, recién designado CEO de Microsoft Gaming. “Creemos que el éxito creativo y la autonomía van de la mano con tratar a cada persona con dignidad y respeto”. Es más, según añadió más tarde en una entrevista, el progreso que Microsoft ha observado dentro de Activision Blizzard ha sido decisivo para iniciar la adquisición.
La compra de la desarrolladora de videojuegos por parte del gigante tecnológico plantea un nuevo escenario, tanto para la propia crisis de Activision Blizzard como para los empleados de la compañía. Según lo anunciado por Microsoft, Bobby Kotick continuará, de momento, como CEO de Activision Blizzard y una vez cerrado el acuerdo pasará a reportar a Phil Spencer. En este sentido, según Bloomberg, se espera que Kotick sea forzado a presentar su renuncia y salga de la compañía una vez se complete la operación. Algo que se recibe con sentimientos encontrados, debido a la compensación que recibiría por ello, la cual podría alcanzar los 375 millones de dólares.
Del mismo modo, el anuncio de compra también plantea perspectivas agridulces para aquellos empleados con investigaciones pendientes. Y es que, a pesar de que la cultura de trabajo de Microsoft se presenta como menos tóxica que la de Activision, la integración podría dar lugar a un enfriamiento o simplificación de las acusaciones de discriminación y acoso sexual y, por tanto, su olvido. Mientras tanto, el precio de las acciones de Activision Blizzard han experimentado una importante subida, del 30%, pasando de los 65,39 a los alrededor de 85 dólares por acción, desde que se dió a conocer la noticia.