“Me voy al pueblo y no tendré conexión”
“La señal aquí es muy mala”
“Si te acercas a la nevera tienes 4G ”
Seguramente hayas oído - o dicho - esto en alguna ocasión. Yo misma lo he hecho. Pero este verano he descubierto que puedes estar conectado a Internet en un pueblo de 50 habitantes. Y cuando digo conectado me refiero a ver capítulos de Narcos o hacer pedidos en Amazon.
¡Qué gratificante es salir de la zona de confort!
Hay más de 4.000 pueblos en España que están en riesgo de desaparecer. La inmigración que ha llegado a nuestro país no ha arraigado en estas localidades. ¿El motivo? Dicen que el aislamiento y la falta de oportunidades. ¿Aislamiento?
Si Lyft, el principal competidor de Uber, ya ha llegado a las zonas rurales de 40 estados en EEUU, puedes estar conectado a Internet en un pueblo de 50 habitantes.
¿Cómo?
“Si ves el cielo, puedes tener Internet a 22 megas”. Así de fácil.
Donde no llegan las grandes teleoperadoras, como Movistar, y donde por supuesto no hay opción de instalar fibra óptica, llega Internet por satélite.
La Agenda Digital Europea tiene entre sus objetivos llevar Internet a una velocidad mínima de 30 Mbps al 100% de la población en el año 2020. Sin embargo, un 25% de la población española todavía no tiene acceso a infraestructuras que permitan navegar por la red a esa velocidad. Y el coste de esas infraestructuras no resulta rentable para las grandes.
Se abre, por lo tanto, un nicho con gran potencial para empresas como Quantis, Excom o Eurona, que ofrecen alternativas de conexión en las zonas rurales más remotas y despobladas, cerrando así una brecha que separa a muchos pueblos del resto del mundo.
Oferta comercial de Quantis en su página web
¿Y lo que va a revalorizarse la casa de la abuela siendo la única del pueblo con Internet?
Ponle una buena contraseña a la red WiFi, por si las moscas…
Hablando de moscas. Una vez que tengas la parabólica en casa y ya no estés dentro de la catalogada como “España sin Internet”, ¡puedes hacer pedidos en Amazon!
Este verano hubo una plaga de moscas en el pueblo al que fui a pasar unos días. Para sorpresa de todos los nacidos a partir de 1990, el pedido que hicimos llegó.
Lámpara mata insectos eléctrica
Llamadme incrédula, pero yo no me imaginaba al repartidor llegando hasta un pueblo en el que las calles no tienen nombre ni las casas número porque uno vive “en la Travesía la Escuela sin número, al lado del bar”. Un pueblo en el que no hay un solo comercio y todo llega semanalmente en furgonetas ambulantes.
Pues el pedido llegó. Con Amazon Prime, en 2 días y sin gastos de envío. Amazing!
Si bien es cierto que el reto de acabar con la brecha digital existe, las empresas de base tecnológica no entienden de gaps. Lyft llega a las zonas rurales de Estados Unidos, Quantis lleva Internet a los pueblos y Amazon entrega pedidos en 48 horas a Bustillo del Páramo de Carrión.
Travesía la Escuela sin número, al lado del bar
La “España sin Internet” es una realidad que no debemos descuidar, pero el éxodo rural también existe. Lo ecológico gusta, lo bio se consume y la vuelta a lo tradicional es tendencia. Yo os quería motivar a enterrar aquello de “Me voy al pueblo y no tendré conexión”; porque una cosa es dejarlo todo para cuidar vacas y otra muy distinta es dejar de leer Reason Why!
Quién sabe... quizá por el camino de cabras surge alguna start-up y el pueblo que la vea nacer se salva del riesgo de pasar a mejor vida. ¡Salvemos los pueblos!