La mitad del tráfico web no lo generan los usuarios, sino los robots. Es la conclusión a la que ha llegado el último informe de la Asociación Nacional de Publicistas (ANA, por sus siglas en inglés), en colaboración con la empresa de investigación White Ops.
El estudio evidencia que el número de visitas no se corresponde con el recuento real de clics, sino con la actividad fraudulenta de programas informáticos que adulteran estos resultados.
Se trata de tecnología de última generación que falsea las analíticas de muchas empresas y que supondrá pérdidas para los anunciantes de hasta 6.000 millones de dólares en 2015.
De hecho, empresas de renombre como Ford, Intel o MasterCard ya han sufrido las consecuencias de este tipo de hacking, que infecta ordenadores con malware que imita el comportamiento de los consumidores.
Es decir, los robots actúan como lo hacen los usuarios: pausan los anuncios, visionan vídeos e incluyen artículos en el carrito de la compra.
Hasta ahí podría percibirse como un incidente aislado que revierte en un aumento de tráfico para determinados sites. Sin embargo, la repercusión influye sobre los editores, que compran determinados espacios publicitarios a partir de los datos de audiencia falseados.
Este fraude informático está detrás del 25% de las reproducciones de vídeo. Y algo parecido sucede con las impresiones publicitarias. Entre el 3 y el 31% se contabiliza como fraudulenta debido a la actividad de estos bots, (como se denomina a los robots). Además, el 10% de las campañas de publicidad programática es falseada por estos hackers, que cuestionan la seguridad cibernética.
“La industria de la Publicidad está tratando a los robots como un enemigo sin rostro”, ha señalado Michael Tiffany, CEO de White Ops. “Lo que nadie anticipaba es que los bots tienen un parecido extremo con los consumidores de más alto valor”.