Hablamos con Alexandra Zsigmond, ex-Directora de Arte del New York Times

  • Hablamos con Alexandra Zsigmond, Directora de Arte de la sección de opinión del New York Times durante siete años
  • Uno de los aspectos más complicados del trabajo es la diplomacia que supone la gestión de equipos tan grandes
  • Trump ha sido todo un reto: cómo hablar de él sin mostrarle continuamente
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Alexandra Zsigmond es una premiada directora de arte y pensadora visual que trabaja en el campo de las bellas artes, la ilustración y el diseño editorial. Ha sido Directora de Arte del Sunday Review del New York Times durante siete años, donde ha encargado ilustraciones originales para artículos tanto en medios digitales como impresos.

La ilustración funciona muy bien para temas abstractos

Se encuentra en Madrid con motivo del Madrid Design Festival, marco en el que ha ofrecido una charla en IED Madrid. Aprovechando su visita a España hemos hablado con ella sobre la ilustración en el entorno editorial, el trabajo de un director de arte y el impacto de los medios digitales en el mundo de la ilustración.

P. Mucha gente sabe cuál es el papel de un director de arte en publicidad, pero no en un entorno editorial. ¿Cuáles son las diferencias y las similitudes?

R. El trabajo de un Director de Arte en un entorno editorial es básicamente matchmaking. Supone conocer a muchos artistas e ilustradores, conocer su trabajo en profundidad. Y ser capaces de emparejar ese trabajo con artículos en el entorno editorial.

El trabajo de un Director de Arte en el entorno editorial es básicamente matchmaking

El caso de la sección de opinión del New York Times es especialmente única, porque encargamos la mayor parte de las ilustraciones. Como es una sección que se centra en opinión, la ilustración funciona muy bien porque son temas muy dispares y distintos:  psicología, tecnología, ciencia, política... Son temas abstractos que no se pueden capturar en realidad a través de la fotografía.

Nosotros estábamos encargando unas diez ilustraciones por semana para una sección de unas 10-12 páginas, así que terminas siendo un experto en ilustración. Una vez recibíamos los artículos, comenzábamos a pensar visualmente en el tema. Y elegíamos un artista que creía que podía ilustrarlo de una forma provocativa o significativa. A veces el director de arte directamente guía al artista, pero otras veces ofrece la libertad para que decidan ellos mismos.

P. Si tuvieras que describir ilustración editorial a un niño de ocho años, ¿qué dirías?

R. Diría que dirección de arte e ilustración editorial suponen el diseño de un periódico. Conlleva encargar todas las ilustraciones que aparecen en la sección, así como la fotografía y la información gráfica que aparece en la misma.

P. ¿Cómo o cuándo sabes que un estilo gráfico o visual en particular funcionará para un tema en concreto?

R. Ciertos estilos suelen funcionar muy bien para determinados temas. Por ejemplo, no muchos artistas trabajan de un modo conceptual con imágenes metafóricas, combinando objetos y símbolos. Estos artistas suelen ser muy buenos con temas políticos, conceptos que se mueven alrededor de ideas y símbolos más abstractos. O para temas de psicología, por ejemplo, los collages también funcionan: es algo más abstracto y menos específico.

A la hora de elegir un artista, pienso en como se sentirá el lector ante el artículo

Supongo que a la hora de elegir la unión entre artista y artículo se trata de pensar en cómo se sentirá el lector, porque las imágenes te hacen sentir cosas totalmente distintas dependiendo del color, la composición o el contenido. Es en parte intuitivo, y sin duda depende de tus gustos. Eso es lo que hace la dirección de arte tan interesante, que puedes aplicar multitud de enfoques a un mismo artículo.  

P. ¿Qué es lo más difícil de la dirección de arte en el entorno editorial?

R. Supongo que lo más difícil del trabajo es, sorprendentemente, la diplomacia que conlleva. Trabajamos con equipos muy grandes, tanto de artistas freelance como con editores, directores de fotografía, diseñadores… En una semana trabajas con 100 personas fácilmente. Así la posición de director de arte supone muchas veces ser el mediador entre todos.

Las ilustraciones sobre psicología te permiten aportar un toque más personal

Si al editor no le gusta un borrador, el director tiene que, de forma muy diplomática, explicárselo al artista. Que no vean su visión comprometida. Pero al mismo tiempo, necesitas ser constante en tu propia visión de lo que la ilustración debería ser, porque muchas veces el editor tiene un punto de vista más literal.

Ese es uno de los retos más complicados, encontrar ese equilibrio entre todos y, además, hacer algo que te convenza. Porque como director de arte no quieres lanzar algo de lo que no estés realmente orgulloso. Cuando empecé a trabaja en el New York Times me sentía ansiosa cada vez que veía uno de nuestros periódicos, me recordaba cuánta gente realmente ve cada día nuestro trabajo.

P. ¿Recuerdas cuál es tu ilustración favorita de todos estos años en el New York Times?

R. Mi tema favorito a la hora de elegir una ilustración es psicología.

Ilustración editorial y publicidad utilizan un lenguaje visual muy similar

Lo que más me gusta de este tipo de artículos es que son muy personales. Muchos artículos sobre tecnología o política son interesantes, pero no hay una historia personal detrás de ellos. Estos casos permiten al artista hacer algo que se asemeja más a una pieza de arte real. Algo en lo que de veras trabajarían, no solo porque sea un encargo, sino porque quieren. Eso es algo que siempre intento hacer como director de arte, crear ilustraciones que parezcan personales y no comerciales. Algo que podría estar colgado en una galería de arte y no en un periódico, que termina siendo algo efímero y será desechado al final del día.

P. ¿Cuál es la relación entre ilustración editorial y publicidad?

R. Ambos utilizan un lenguaje visual similar. Al final las ilustraciones están en la portada de un periódico, lo que significa que tienen que ser inmediatas. Y tienen que resumir una idea complicada. Tienen que atraer al lector, hacerle que quiera leer. Por eso con frecuencia usamos metáforas y simbolismo, recursos que también utiliza la publicidad.

P. Cuando eliges una imagen, ¿qué es más importante? ¿Contar y expresar la idea completa, o simplemente capturar la atención del lector?

R. Lo ideal sería conseguir una combinación de ambos. Pero en ocasiones es importante que la imagen no cuente toda la historia, porque sería algo muy literal. No quieres avasallar a los lectores con una idea, y por ese motivo me decantaría un poco más por la noción de que sea atractivo y capte la atención del lector. Pero de un modo inteligente y conceptual.

P. ¿Cómo han influido la tecnología y los medios digitales el mundo de la ilustración?

R. ¡Mucho! Incluso en los últimos dos o tres años. Uno de los mayores cambios ha sido que, de pronto, todo se mueve alrededor de redes sociales. Con cada una de las ilustraciones que hacíamos de pronto parecía que lo más importante era como se vería en redes sociales. Obviamente hay una razón detrás de ello, ya que la mayoría de los lectores se dirigen a la página a través de las redes. Es una fuente de tráfico importante. Pero eso significa que el artista tiene que pensar, no sólo como se verá la ilustración en una página impresa y online, sino también cómo se verá en el teléfono.

Es un ejercicio de traducción continuo, desde los medios digitales hasta los impresos y viceversa

En ocasiones intento olvidarme de las redes un poco, simplemente porque me parece peligroso crear únicamente para este medio. Hay ciertos tipos de imágenes que funcionan muy bien en redes sociales. Son más inmediatas y brillantes, pero más simple. Y quiero apoyar todo tipo de ilustraciones y trabajos artísticos. En ocasiones una ilustración consigue transmitir el mensaje cuando has estado 10 segundos mirándolo, no uno.

En definitiva ha hecho las cosas un poco más difíciles. A veces tienes una imagen más compleja y de mayor tamaño que funcionaría muy bien en una página impresa. Pero quizás no se vuelva viral en redes sociales. Y por eso debemos realizar un ejercicio de traducción continuo, desde los medios digitales hasta los impresos. Una traducción que a veces funciona, pero otras no tanto.

P. Las redes sociales han impulsado el mundo de las imágenes y la fotografía. ¿Somos ahora más visuales que verbales gracias a eso?

R. Sí, eso creo. Las nuevas generaciones son mucho más visuales. Creo que tienen una mayor capacidad para leer las imágenes, porque al fin y al cabo nos pasamos el día rodeados de ellas. Pero por eso el trabajo de un director de arte es asegurarse que estamos expuestos a todo tipo de imágenes, porque son ellos los que saben distinguir si una imagen es de calidad o no. Es algo que obviamente puede aprenderse, pero no es algo que todo el mundo sepa hacer por defecto. Dada la cantidad de imágenes que nos rodean cada día, probablemente puede aprenderse mucho más rápido.

P. ¿Es más fácil hablar de política a través de ilustraciones y de fotografía?

R. Los temas políticos han sido uno de los aspectos más difíciles del trabajo recientemente, pero también uno de los más interesantes. No es necesariamente más fácil, pero sí es más inmediato y en ocasiones más poderoso.

En el caso de Trump, lo que llama la atención es que las ilustraciones son extremadamente críticas, así como inmediatas. Y por eso es más complicado. Las palabras son lineales, no las experimentas automáticamente. Eso te permite ser más crítico.

Las imágenes son mucho más inmediatas que las palabras

Pero con una ilustración tienes más probabilidades de ofender a alguien, y de hacerlo más rápido. Por ese motivo los editores son más cuidadosos con las imágenes que con los artículos en el ámbito político. Lo cuál en ocasiones puede resultar frustrante, porque se vetan imágenes que son incendiarias pero se mantiene el texto, que dice absolutamente lo mismo.

Las imágenes tienen esa característica de inmediatez que hace que la gente reaccione rápidamente. Ese es el poder de la ilustración, que te permite sentir algo muy rápido. Pero también es un riesgo, sin duda.