La teoría dice que el jefe no es necesario, pero la realidad devuelve una estampa en la que esta figura articula todo el organigrama empresarial. El liderazgo es una actitud y muchos CEOs se interrogan continuamente sobre si encarnan las habilidades directivas que exige su puesto.
Para asegurar el éxito de una organización y mantener a raya los miedos de quienes la dirigen, han surgido técnicas como los test de personalidad, el coaching y el autodescubrimiento, que pretenden sacar lo mejor de los directivos y borrar cualquier rastro de titubeo en su gestión.
Así, los altos ejecutivos son más conscientes de sus fortalezas y pueden mejorar sus carencias. Para ello deben identificar:
- Su modo de comunicar y sus preferencias
- Su fuente de energía
- Su inspiración
La autoevaluación se convierte en una herramienta de primer orden para determinar estas debilidades y atajarlas cuanto antes, una labor a la que pueden contribuir plataformas como Good.co.
Se trata de una red social que aúna análisis de personalidad y datos de cultura empresarial para reconocer la empresa que mejor se adapta a las cualidades del candidato. Un recurso en el que el componente emocional desempeña un papel fundamental para pasar de CEO a Chief Emotional Officer.