La forma de mirar al mercado laboral no es la misma que hace 20 años. Ni 10. Ni si quiera la misma que hace tres años. La pandemia ha transformado la escala de valores y evidenciado una profunda brecha cultural entre las distintas generaciones. Y las redes sociales están siendo testigo de ello y albergando las críticas y exigencias de los profesionales más jóvenes a un sistema empresarial y económico que consideran les ha defraudado. 

La última denuncia en este sentido se observa en un vídeo publicado hace unos meses por una joven estadounidense de 25 años, y que se ha hecho viral en TikTok durante las últimas semanas. En él detalla su experiencia en un trabajo de oficina, con horario de 9 am a 5 pm, en un puesto de marketing para una empresa del sector salud, lo que, tal y como apunta, le hacía especial ilusión al tratarse de su primera incursión en el mercado laboral “adulto y corporativo”. 

Sin embargo, asegura que la cultura de la compañía terminó siendo “horriblemente tóxica” y que en tan solo cuatro meses se percató de que “si tenía que seguir haciendo ese rollo corporativo durante el resto de mi vida, preferiría desvincularme de eso eternamente”. En su publicación también señala que tenía compañeros de aproximadamente cuarenta años que también estaban sufriendo por salir adelante en ese entorno, lo que le hacía preguntarse si eso es realmente la vida. 

“Intenté atravesar todo eso con un optimismo ciego pero era tan negativo para el alma que en nueve meses me tendría que haber levantado preguntándome si esta es la forma en la que quiero seguir viviendo y la respuesta sería ”no, no quiero seguir haciendo esto", expresa en el vídeo, que a día de hoy acumula casi 4 millones de reproducciones y casi 12.000 comentarios. 

La joven explica que renunció al trabajo y que desde entonces se ha encontrado más feliz realizando trabajos esporádicos, aunque también haya tenido que sufrir para poder pagar las facturas, pero ha podido disfrutar la vida y pasárselo bien. “Todo el mundo me pregunta cuál es mi plan, qué voy a hacer. No sé cuál es el plan, pero sé que si tengo que volver a ese trabajo corporativo de 9 a 5 no seguiré viva de ahí a un año”, apunta. 

Al final del video la joven reflexiona acerca de cómo su generación, la Z, por fin se ha plantado ante una cultura de trabajo en la que se dedica gran parte del tiempo y de la vida de una persona a realizar un trabajo en una oficina. y que no permite disfrutar. “La generación Z nos tomamos el lema ”trabaja para vivir, no vivir para trabajar" de manera muy seria, y si las empresas no empiezan a entender eso, solo va a empeorar todo para todo el mundo", concluye. 

Los comentarios de la joven refuerzan ciertos movimientos culturales y sociales observados durante los últimos años, en los que ha aflorado una mentalidad “anticorporativismo” o “antitrabajo corporativo” entre los trabajadores de la generación Z y millennials, especialmente en mercados como el estadounidense. Estas corrientes rechazan una cultura que tradicionalmente ha glorificado el exceso de trabajo, y se posicionan a favor del autocuidado y de querer disfrutar de la vida sin ser sentirse juzgados o avergonzados por ser considerados a ojos de algunos como “malos empleados” o “una generación de vagos”. 

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La tendencia refleja también el desencanto de las nuevas generaciones con el actual sistema y los fallos que la crisis económica de 2008 y la pandemia han puesto en evidencia. Bajo su punto de vista, carece de sentido perpetuar la mentalidad heredada en torno a la entrega incondicional al trabajo cuando ya no van a obtener los mismos beneficios -pensiones, poder adquisitivo, calidad de vida- que las generaciones anteriores. 

Es más, la misma joven cuenta en su perfil con varios vídeos que abordan esta cuestión. En uno de ellos, que acumula casi 8 millones de reproducciones, pone de manifiesto cómo los jóvenes no pueden permitirse llegar a fin de mes ni tener una calidad de vida digna por mucho que se entreguen de manera incondicional a su trabajo. 

“Los boomers están tan atascados en el pasado que no pueden comprender que para nosotros, no es que seamos vagos y no queramos trabajar duro, es que incluso trabajando lo más duro posible no podemos permitir vivir en este momento”, apunta. “El trabajo duro ya no es suficiente. No se dan cuenta que los tiempos han cambiado, que no es lo mismo ahora que cuando ellos eran jóvenes”, asegura antes de proceder a hacer un balance entre su salario y sus gastos con la intención de señalar el elevado coste de la vida que enfrenta. 

Las críticas de esta joven se suman a los de otros miles que reclaman más flexibilidad, mejores horarios para conciliar, la posibilidad de trabajar a distancia o mejores salarios. Constituyen la enésima llamada de atención de las nuevas generaciones al mercado laboral en particular y al sistema en general, que han de adaptarse para dar respuesta a sus necesidades y seguir construyendo un mundo que garantice el bienestar y el progreso de todos de forma sostenible.