La industria de las máquinas expendedoras en Japón mengua, pero se adapta y mantiene la innovación

  • Los productos que pueden adquirirse en estos dispositivos abarcan desde comida y bebida a ropa o juguetes
  • El número de máquinas se ha reducido paulatinamente, pero el sector apuesta por la experiencia con tecnología
La industria de las máquinas expendedoras en Japón mengua, pero se adapta y mantiene la innovación

Latas de refrescos, chocolatinas, sandwiches, botellas de agua… Son los productos que habitualmente pueden verse en las máquinas expendedoras que pueblan el territorio español. Libros, cargadores de móviles o flores son algunos de los artículos que se han ido incluyendo en estos dispositivos ubicados en emplazamientos clave, como pudieran ser aeropuertos o estaciones de tren. Pese a la paulatina diversificación, lejos quedan todos ellos de la amplísima variedad que reúnen las máquinas de vending en Japón, que durante décadas ha abrazado este modelo de consumo y que sigue a la vanguardia de la innovación, pese a un descenso de su volumen. 

Japón es uno de los países con mayor número de máquinas expendedoras

El país nipón es conocido por su afición a la compra de productos en máquinas expendedoras, hasta el punto de convertirse en una de las naciones con más dispositivos de este tipo. Durante años han ofrecido, tanto a ciudadanos locales como a turistas, la posibilidad de consumir desde refrescos fríos hasta café caliente, pasando por juguetes y tabaco, casi siempre a precios muy asequibles. 

Las máquinas expendedoras se popularizaron en Japón, según recoge Bloomberg, con la entrada a gran escala de Coca-Cola en la década de 1960. No obstante, tal y como apuntan desde la Asociación Japonesa de Fabricantes de Máquinas Expendedoras, la primera máquina expendedora en Japón fue una que vendía productos en caja, como cigarrillos, inventada por Takashichi Tawaraya en 1888, pero que no se conserva. En cambio, sí existe todavía una creada por Tawaraya en 1902 que ofrecía sellos  y postales.

Según indican desde la asociación, su proliferación se produjo, más allá de marcas internacionales que apostaron por este modelo para introducir sus productos en el país, por cuatro principales factores de carácter económico social: un elevado nivel de seguridad y una baja tasa de criminalidad; la circulación masiva de monedas de 100 yenes; la introducción de cajeros automáticos y máquinas de cambio; y el progreso tecnológico que permitió el desarrollo de máquinas de vending para productos refrigerados y también calientes. 

Una reducción paulatina

Todo ello, cultivado durante las últimas décadas, ha generado una auténtica “cultura de la máquina expendedora" en el país. Según informa The Guardian, aludiendo a datos de la citada asociación, el número de estos dispositivos llegó a situarse en los 5,6 millones en el año 2000, o lo que es lo mismo, una máquina por cada 23 habitantes. La cifra, no obstante, se ha vio notablemente reducida y se situaba ligeramente por encima de los 4 millones en 2020. 

El descenso de la población o el incremento del e-commerce están entre las causas del descenso de máquinas

El descenso se habría producido, principalmente, por la eliminación de los teléfonos públicos ante la adopción masiva de teléfonos móviles y, por tanto, la caída de máquinas que expendían tarjetas de prepago. A esto se ha sumado también el descenso de la población en el país; el aumento de regulación sobre la comercialización de determinados productos, como el tabaco; el creciente interés por las compras online. 

Actualmente, según datos correspondientes a finales de 2022 que figuran actualmente en el portal de la asociación, el número total de máquinas de vending en el país se sitúa en 3,9 millones. Las máquinas expendedoras de bebidas -refrescos, cafe, licores- siguen liderando el terreno, con 2,24 millones, seguidas por las de artículos de primera necesidad (aproximadamente 201.500 unidades), de tabaco (92.300) y las de comida (77.700). 

Esta última categoría ha sido la que ha liderado, por un lado, la innovación en este campo, y por otro, un ligero repunte en la tendencia bajista en la que se encuentran las máquinas expendedoras en Japón. Y es que este modelo de consumo se ha visto favorecido por el impacto de la pandemia en los hábitos de compra y han cobrado peso como opción para adquirir comida y otros productos -como mascarillas, gel desinfectante o incluso test de antígenos- evitando el contacto físico con otras personas. 

Es más, los fabricantes consideran que la compra de comida caliente y preparada a través de máquinas expendedoras es lo que podría llegar a revitalizar la industria. Además, la demanda de espacio en estos dispositivos ya no se concentra en los pequeños restaurantes para tratar de aumentar las ventas durante el coronavirus, sino que está atrayendo marcas destacadas en el país, como la firma de fideos preparados Ringer Hut o Matsuyafoods Holdings. 

Así, productos como el caviar, el sushi, el sashimi o la carne de wagyu hayan hecho su incursión en las máquinas de vending. Como también lo han hecho platos congelados para cocinar en casa, o incluso, los insectos comestibles. También han aparecido máquinas que dispensan carne de ballena, comercializada por la compañía Kyodo Senpaku, que planea instalar 100 puntos de venta en el país en los próximos cinco años; o, incluso, carne de oso, cuyo consumo es legal en Japón y que el dueño de un restaurante en la prefectura de Akita está promoviendo como palanca turística.

Los productos comercializados se diversifican, pese a despertar las críticas entre quienes consideran que no todos los productos deberían venderse a través de esta fórmula; al mismo tiempo que los dispositivos evolucionan a nivel tecnológico. Los fabricantes de máquinas de vending han apostado en los últimos años por la digitalización, incluyendo pantallas táctiles que sustituyen a los escaparates tradicionales o nuevos métodos de pago. Es más, también han experimentado con la biometría y el reconocimiento facial para ofrecer programas de fidelización y experiencias contactless. 

Algunas marcas también están poniendo el foco en el impacto ambiental. Por ejemplo, la firma Asahi realizará pruebas durante el mes de junio con una máquina expendedora que contiene un material capaz de absorber el dióxido de carbono mientras aspira aire para enfriar o calentar las bebidas en su interior. Según explicó la compañía, el material está elaborado a partir de varios minerales que, una vez que haya absorbido cierta cantidad de CO2, se utilizará con otros fines industriales, como la fabricación de fertilizantes. 

Este tipo de desarrollos son una muestra de cómo la industria del vending en Japón está apostando por la innovación al tiempo que mantiene los códigos de una fórmula de consumo que ya forma parte de la identidad nipona. Tanto los fabricantes de dispositivos, como los contenidos que albergan, han hecho un alarde de adaptabilidad para evolucionar junto al comportamiento de los ciudadanos y sus nuevas inquietudes para seguir construyendo la cultura de la máquina expendedora.