La sacudida que la pandemia y el confinamiento provocaron en la cultura laboral y en los modos de desarrollar ciertos empleos -de manera especial, los que se llevan a cabo en una oficina frente a un ordenador- han generado a la vez cambios en los hábitos laborales y mucha reflexión sobre el mejor modo de trabajar.
Se busca una manera de trabajar menos influída por lo que se ha dado en llamar “cultura del ajetreo”
En este último caso, han surgido nuevas ideas y tendencias tanto sobre la manera de ser más productivo como, sobre todo, acerca de modos de tener una relación con el trabajo más saludable mentalmente, menos centrada en lo que en los países anglosajones se ha dado en llamar “hustle culture” o “cultura del ajetreo”, término que se prefiere a la valoración excesiva del hecho de estar atareado, carecer de tiempo para uno mismo y actuar siempre en función de la consecución de un objetivo o apremio de tipo profesional.
La constatación de que vivía bajo esa cultura y su voluntad de liberarse de ella fue lo que llevó a la tiktoker y emprendedora estadounidense Marisa Jo Mayes a idear lo que denominó “Bare Mínimum Mondays”, expresión que se puede traducir como “Lunes del Mínimo Imprescindible”, la cual ha ganado cierto peso como tendencia entre los jóvenes profesionales y se presenta como un modo de aliviar el estrés, evitar quemarse con el trabajo y superar el agobio ante la nueva semana laboral que se produce a veces los domingos.
La autonomía no trajo la tranquilidad
La idea tomó forma hace un año, después de Mayes constatara que dejar un trabajo como comercial en el que se sentía muy presionada y no disfrutaba, para trabajar como profesional autónoma no le había servido para estar más tranquila y dominar mejor la ansiedad que le producían los quehaceres y obligaciones y su afán de llegar a todo.
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Básicamente, los “Lunes del Mínimo Imprescindible” consisten en evitar las reuniones en ese día, limitar el acceso a la tecnología, trabajar más en el sofá y menos en la mesa, no realizar tareas que no sean imprescindibles en ese momento o no den resultados inmediatos y hacer una cosa cada vez, no prestarse a la multitarea en el deseo de ser más productivo.
El planteamiento, que se inscribe en la tendencia hacia un mayor cuidado de la salud mental y en las nuevas ideas en torno a la carrera profesional y las jornadas laborales -la semana de cuatro días es una de las más visibles en este sentido- no es viable ni realista en todos los casos, como reconoce la propia Mayes. Ella es autónoma, trabaja en casa y no tiene hijos, pero cree que algunas de sus ideas puede ayudar a aliviar cierta presión innecesaria, incluso si uno tiene un trabajo convencional de ocho horas, como afirma en este vídeo.
Las ideas de Mayes son destacadas hoy en un artículo de LinkedIn News y los comentarios se centran básicamente en la conveniencia de no tener reuniones los lunes, en la creciente reflexión que existe acerca de la semana laboral de cuatro días y en la imposibilidad que mucha gente tendría de intentar llevar a la práctica el planteamiento.
