Directora de Marketing de la Asociación Española contra el Cáncer Yolanda Domínguez

Más allá de la ola rosa

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Hoy 19 de octubre, Día Mundial del Cáncer de Mama, tenemos que sentirnos orgullosos por la gran movilización de la sociedad en torno a esta causa en las últimas décadas, que ha dado como resultado un gran impulso en el conocimiento y la investigación de la enfermedad.

Desde 1960, cuando la enfermedad era vivida desde el desconocimiento e incluso con vergüenza por parte de las pacientes, se han dado muchos pasos para llegar a la situación actual. El hecho de que el cáncer de mama sea una enfermedad que afecta en su gran mayoría a mujeres (aunque también a hombres) la convirtió en una causa abanderada por el movimiento feminista, que ha conseguido grandes hitos a lo largo de su historia.

Y como todo movimiento necesitaba de un símbolo. La idea original surgió de la mano de Charlotte Hayley, una paciente de cáncer de mama que distribuyó individualmente miles de cintas de color melocotón en su comunidad, para concienciar sobre la importancia de la financiación para la prevención del cáncer. Esta es precisamente la muestra de cómo una persona puede generar un cambio. Este primer gesto llamó la atención de grandes empresas como Estée Lauder, que consiguieron una mayor difusión del mensaje. Y el mensaje de ese lazo rosa, hizo historia.

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El gran movimiento social liderado por las mujeres estuvo acompañado por el impulso del sector empresarial. Marcas a nivel mundial han abanderado este movimiento, y todo ello ha contribuido de forma significativa a la visibilidad del cáncer de mama, pero también en la generación de recursos en torno al mismo.

Convirtiéndose en un movimiento social y científico sin precedentes, se han logrado implantar programas de cribado de cáncer de mama y contar con tratamientos más eficaces, lo que da como resultado tasas de supervivencia en cáncer de mama cercanas al 90%.

Contribuir de forma relevante

Pero la sociedad es cada vez más exigente con el rol social de las marcas. Según el último estudio "Brand Disappointment" de Collaborabrands, el 90% de los encuestados reconocen que las empresas y sus marcas deben estar más comprometidas con la resolución de problemas sociales y el 69% a la hora de comprar cada vez tienen más en cuenta si la marca está comprometida medioambiental o socialmente.
Las marcas conscientes de esta realidad encuentran, en el mes de octubre y en el cáncer de mama, una oportunidad para desplegar su responsabilidad social corporativa.

La colaboración conjunta de entidades sociales como la nuestra y el mundo empresarial en esta causa común, hace que el impacto social se multiplique exponencialmente y contribuya a avanzar de forma determinante en la supervivencia y calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama. Son muchos los ejemplos de marcas que se han comprometido con esta lucha de forma relevante y sostenible.
La marea rosa es una oportunidad de notoriedad sin precedentes para las ONG que nos dedicamos a cáncer y las marcas, pero también tiene su cara B, y es el alto riesgo de convertirse en ruido dentro del tsunami rosa que es el mes de octubre.

Para destacar dentro de la ola rosa y contribuir de forma relevante en la lucha contra el cáncer mama, es necesario ser consciente de la verdadera dimensión del problema

Para poder destacar dentro de la ola rosa y contribuir de forma relevante en la lucha contra el cáncer mama, es necesario ser consciente de la verdadera dimensión y naturaleza del problema que en nuestro país afecta a más de 33.000 personas al año.
Es necesario reconectar con las necesidades y emociones de las verdaderas protagonistas de esta causa: las mujeres con cáncer de mama. Porque detrás de un diagnóstico están las historias reales de miles de mujeres que no solo tienen que lidiar con la enfermedad, sino con la situación de vulnerabilidad social y emocional a las que el cáncer les arrastra.

Según el estudio “Toxicidad financiera en el cáncer de mama” del Observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer, el 15% de las mujeres que tienen esta enfermedad está en situación de extrema vulnerabilidad económica y laboral (en paro, con un salario por debajo del salario mínimo interprofesional o eran autónomas), el 34% de las mujeres con cáncer de mama han perdido su trabajo o se han visto obligadas a dejarlo y casi el 70% han visto disminuidos sus ingresos.

A la vulnerabilidad social se le suma el impacto emocional y psicológico de afrontar un diagnóstico de cáncer, como reconoce Felisa, paciente de cáncer de mama: “Siempre consideré que el apoyo psicológico era súper importante, porque una cosa es lo que tú te imaginas y, otra distinta, cuando realmente lo estás viviendo y lo estás sintiendo. Es una montaña rusa de sentimientos y de sensaciones”.

Más allá del estereotipo de heroínas que tienen las mujeres con cáncer de mama, ellas no son más que personas que tienen que enfrentarse no sólo al terrible impacto de hacer frente a una enfermedad como el cáncer, sino también a la vulnerabilidad social y emocional que supone.

Necesitamos empezar por empoderarlas y el primer paso son ellas mismas: tienen que creer en su propia fortaleza, valentía y coraje dentro de la vulnerabilidad, tienen que sacar pecho por el gran logro que significa enfrentarse a un cáncer y al terrible impacto que supone.
Más allá de campañas concienciación o sensibilización sobre el cáncer de mama, el esfuerzo colectivo de entidades del tercer sector, empresas, instituciones y resto de la sociedad tiene que buscar fomentar un movimiento igualitario que busque reivindicar la posición social de la mujer con cáncer de mama, visibilizando su realidad y logrando el apoyo colectivo a las mujeres que se enfrentan a un diagnóstico así.

Esto es lo que busca "Saca pecho", un movimiento social que parte de la vulnerabilidad de la mujer con cáncer y del reconocimiento de sus necesidades sociales y emocionales, para convertirse en un grito de apoyo y orgullo de toda una sociedad a las pacientes de cáncer de mama.
Es como hemos sido capaces, junto a las marcas que nos acompañan, de ir más allá de la ola rosa y producir un cambio relevante en la realidad de más 23.000 mujeres a través de nuestros servicios gratuitos de atención social y psicológica.