La generación Z, nativa digital y acostumbrada a las redes sociales y las nuevas tecnologías, parece estar cansada de teletrabajar. Aseguran que el ecosistema online les ha hecho sentir más aislados y menos conectados con sus compañeros de trabajo, tal.y como informan varios estudios e investigaciones de diferentes empresas. 

La última en afirmarlo ha sido la firma de eventos Freeman, a tenor de los resultados de una encuesta realizada el pasado mes de septiembre entre 1.824 estadounidenses entre 18 y 59 años. Los datos obtenidos reflejan que los profesionales más jóvenes no buscan sólo el teletrabajo y las interacciones exclusivamente digitales, sino que valoran positivamente el trabajo en la oficina. 

Quizá a tenor de los últimos años, marcados por la adopción del trabajo en remoto y la educación online a consecuencia de la pandemia, el 69% de los encuestados de la generación Z consideran que la tecnología ha afectado negativamente a la conexión con otras personas en su empresa o industria. Asimismo, el 79% consideran que las empresas confían más en la tecnología para conectar con la gente que en construir experiencias en persona. 

Además, el 91% opinan que sería bueno tener equilibrio entre la tecnología y las oportunidades en persona para conectar con otros tanto en su compañía como en el sector. En este sentido, su parecer se asemeja al de otras generaciones. 
Y en esta línea, el 95% entienden la importancia de establecer relaciones personales en los negocios de cara a resultar exitosos en sus trabajos. 

Además, la gran mayoría de los miembros de la generación Z apunta que las relaciones que se crean en eventos laborales en persona son críticos para construir su confianza como profesionales. También consideran que ese tipo de encuentros les ayudar a mantenerse al día con lo que sucede en la industria en la que trabajan. 
Tanto es así que el 86% desean que su compañía destine más presupuesto a encuentros presenciales como vía para ayudarles a desarrollar relaciones profesionales fuertes. 

Los datos de Freeman se alinean con las conclusiones obtenidas, por ejemplo, por la aseguradora Metlife. En su último estudio de tendencias sobre los beneficios de los empleados, apuntaba que los miembros de la generación Z aseguran sentirse más deprimidos, estresados, agotados y aislados que sus compañeros. El 35% afirmaron sentirse deprimidos, por encima del 20% del resto de generaciones. 

Además, al comparar los datos con los obtenidos en 2018 para usuarios comprendidos entre 21 y 25 años, estos se sienten hoy menos exitosos, menos felices, menos comprometidos, más estresados ​​y más abrumados que hace siete años. También apuntan tener menor salud financiera, con especial preocupación por ahorrar para los gastos de vida, la vivienda y las altas tasas de interés.

Por otro lado, el año pasado la consultora Seramount indicaba, tras la realización de una investigación, que el 74% de la Generación Z prefiere algún tipo de acuerdo de trabajo híbrido, en comparación con solo el 52% de compañeros que no pertenecen a su generación. además, sólo el 11% de la Generación Z aseguraba preferir trabajar completamente a distancia, en comparación con el 34% de otras generaciones. 

Las razones del interés por la oficina

El interés de la generación Z por la oficina contrasta con el rechazo de los profesionales de otras generaciones al regreso a la oficina. Por ejemplo, ante el mandato de WPP de regresar al trabajo en la oficina cinco días a la semana, los profesionales impulsaron un movimiento para solicitar la revisión de la medida, y entre otras cosas, reclamaban mayor flexibilidad para aquellos con personas a cargo. 

Y esta puede ser una de las razones por las que la generación Z prefiera trabajar en la oficina, puesto que tiene más probabilidades de no ejercer de cuidadores de otras personas, ya sean sus mayores o sus hijos e hijas. A esto se suma, además, las condiciones de vivienda en la que pueden encontrarse muchos de ellos: compartiendo piso -con amigos o familiares-, en espacios pequeños y con menor capacidad para crear un entorno dedicado exclusivamente al trabajo. 

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Por otro lado, acudir a la oficina les permite compartir el espacio de trabajo con otros profesionales y comenzar a desarrollar su trayectoria aprendiendo de compañeros y superiores. Es, además, una oportunidad para socializar y construir relaciones interpersonales más allá del mero plano laboral. 

La situación, con todo, plantea un escenario desafiante para los gestores de la cultura corporativa, que deberán encontrar el equilibrio y adaptar y flexibilizar sus políticas y medidas a los deseos, no sólo de cada profesional, sino también de cada individuo. Las empresas también han de tener en consideración que las normas tradicionales no aplican a la generación Z, que a lo largo de los últimos años se ha revuelto contra las construcciones típicas y ha desarrollado cierta mentalidad “anticorporativista”.