La comunicación pasa por sus horas bajas. El desánimo cunde entre los profesionales del sector que no encuentran motivación en el trabajo y culpan al exceso de carga laboral y a la insuficiencia de recursos de este desengaño profesional.
Y no es para menos. El 68% de los periodistas reconoce sentirse infeliz con su profesión. Así lo asegura una encuesta elaborada por Isebox, que añade, además, que su desempeño se ha visto perjudicado en los últimos cinco años.
Pese al desarrollo tecnológico y a los avances que los dispositivos móviles han traído consigo en el ámbito de la comunicación, el sector no termina de percibir estos beneficios y acusa la falta de contenido multimedia como una de sus prioridades más inmediatas.
Según se desprende de este estudio, el 52% de los periodistas elabora al menos cinco artículos semanales, mientras que cerca del 20% debe redactar once. Y en este punto el contenido multimedia es un plus para sus informaciones, pero también el talón de Aquiles de las agencias y departamentos de comunicación.
Estos últimos son los responsables de facilitar, con sus materiales, la labor de los periodistas. Una labor que se ve dilatada por la mala calidad de sus informaciones y la falta de elaboración. Y que resulta en una tensión que dificulta las relaciones entre ambos.
En palabras de Salvatore Salpietro, CTO de Isebox, hay un gap “entre lo que los periodistas necesitan y cómo los responsables de comunicación corporativa afrontan estas demandas”.
Acceso al contenido multimedia
El envío por correo electrónico es todavía el método más habitual que utilizan las empresas para hacer llegar sus materiales a los periodistas, seguido de herramientas como Dropbox o dispositivos de almacenamiento externo como USB y discos duros.
A la hora de recopilar y ordenar todo este contenido, más quejas.
Los periodistas aseguran que invierten más de 30 minutos en este proceso, aunque reconocen que se trata de recursos útiles y muy atractivos que aportan valor añadido sus contenidos.
A tenor de estas quejas, la profesión necesita reinventarse y adaptarse a los estándares que imponen los nuevos dispositivos y los hábitos de consumo. El entorno digital ha hecho más visible el contenido multimedia y ha forzado a estos profesionales a actualizar constantemente su bagaje para poder adaptarse.