Smile–me: una iniciativa universitaria para recordarnos que aún queda esperanza

Aún hay esperanza: eso es lo que se puede desprender del espíritu que derrama el movimiento que presentan un grupo de estudiantes de publicidad de la Universidad Rey Juan Carlos: Smile-me.

Smile-me es una organización, un movimiento, creado por y para jóvenes, y que tiene ante sí la difícil tarea de intentar cambiar la imagen que tiene el público de los jóvenes. El contexto no es favorable y los precedentes aún menos. La juventud se presenta, a diario, en la televisión, en las noticias o en programas sensacionalistas, como una generación sin valores, sin motivaciones, y sobre la que se cierne una oscura nube en forma de crisis económica. 'No future' que diría Sid Vicious. Y que además no se preocupa más que en salir los Viernes a triunfar. Narcisismo es lo que impera.

 

La idea: JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados). Nos remontamos a un eslogan que se acuña en 1994 a partir de un efectivo anuncio de Renault. Y que sirve de paralelismo con Smile-me. El concepto es claro y estaba ahí delante. Pero los medios en general, y la televisión en particular se han encargado de taparlo y oscurecerlo.

 

 

A través de numerosas vías, este grupo de jóvenes intentará la épica: remontar la situación. Ecologismo, ideas, emprendedores... cualquier iniciativa es buena.

 

Pero, ¿cómo? Porque sí, todo esto suena muy bonito, pero se necesitan algo más que palabras para encandilar a una masa. Normalmente. Y Smile-me ha ido a buscar a su público objetivo, los jóvenes, al lugar que el público objetivo frecuenta: internet. Con una campaña basada en redes sociales y contenidos virales, en la que Twitter (@SmileMeGnt) y Facebook han ejercido de columna vertebral, y Flickr, YouTube o hasta un blog propio, han pasado por ser las herramientas de apoyo, han conseguido buenas cifras. Y las que les quedan.

 

Aunque no todo se fragua en internet. Por eso han salido a la calle, a las universidades, y han realizado pequeñas acciones: video-encuestas, posteriormente colgadas en Youtube; videos promocionales; o acciones virales de notable acogida e impacto.

 

 

 

 

La más popular: caramelos a modo de obsequio en bicicletas, farolas y otros lugares, acompañados de un breve eslogan, perfil de twitter, y un código QR que redirigía al movimiento. Street marketing, redes sociales y nuevos formatos tecnológicos integrados en una sola acción. Claro ejemplo de lo que el movimiento promete.

 

 

 

 

La acción definitiva: el día del cambio. El plato fuerte lo han guardado para el final. Todas estas iniciativas, estos emprendedores, estas ideas, estos afluentes, irán a encontrarse a un mismo lugar. “El día del cambio” podría ser perfectamente la descripción. El duodécimo día, del duodécimo mes se reunirán todos los que se consideren del movimiento. Y quien sabe, quizás los mayas, en sus calendarios, hablaban de Smile-me.

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