Hace pocos días se presentaba el nuevo modelo de iPhone, el iPhone X. Una de las principales novedades que incluye este dispositivo es Face ID: la nueva tecnología de Apple que permite tanto desbloquear el teléfono como pagar mediante reconocimiento facial.
Esta tecnología funciona mediante un sistema de infrarrojos denominado TrueDepth. Primero, el teléfono proyecta una red de 30.000 puntos invisibles sobre la cara del usuario. Después la cámara de infrarrojos procede a capturar los movimientos de esa red cuando el usuario comienza a girar la cabeza para construir un mapa de la cara en 3D.
¿Mayor privacidad o fuente de conflictos?
Mientras veía la presentación del evento de Apple el martes por la tarde se me ocurrieron algunas preguntas acerca de Face ID. Empezando, por supuesto, por el evil twin. ¿Qué pasará ahora con los usuarios que tengan un gemelo idéntico? Yo veo más de un conflicto fraternal ahí mismo.
La siguiente pregunta que me hago es más general. A día de hoy cualquiera de nosotros tiene decenas de fotografías en la red, y en muchas de ellas se aprecia la cara sin problemas. ¿Podría utilizarse una foto para desbloquear el iPhone? ¿Estaremos a punto de observar las consecuencias del fenómeno #selfie? Pero esa cuestión se resolvió a lo largo del evento. La propia tecnología ha pasado del 2D al 3D. Lo que significa que tu imagen de perfil de LinkedIn no servirá para desbloquear el nuevo iPhone.
¿Y si imprimo mi cara en 3D?
Una foto no funcionaría, pero ¿y si imprimo una cara en 3D? Tanto Polaroid como HP quieren hacer de la impresión 3D algo cotidiano y un producto de masas. Y las impresoras 3D ya están al alcance del consumidor. Sin duda resultará interesante ver cómo se comporta el nuevo iPhone en estos casos.
Aceptamos gorros y barbas
Si mi cara es lo que utilizo para desbloquear el iPhone… ¿qué pasa si cambia? No estoy hablando tan sólo de dejarse barba o ponerse un gorro, ya sabemos que eso no afectará. ¿Pero y las operaciones de cirugía estética? ¿Botox? ¿Operaciones de nariz? Ahí lo dejo...
Pagar con la cara
Apple no es la única empresa experimentando con el reconocimiento facial. En las últimas semanas leía la noticia de que KFC ha implementado un sistema de pago por reconocimiento facial. Es un proyecto piloto desarrollado junto a Alibaba con un funcionamiento sencillo: la cámara escanea el rostro del cliente y este introduce en un teclado su número de teléfono para pagar.
El mayor reto a la hora de utilizar el reconocimiento facial, tanto para realizar pagos como para desbloquear un teléfono, es que la cara está continuamente al descubierto. Algo que no sucedía con las huellas dactilares. Y esto lo hace más cómodo e inseguro al mismo tiempo.
Antes usábamos contraseñas. Ahora nosotros somos la contraseña.