Alternar entre bebidas alcohólicas y no alcohólicas durante una misma ocasión social no es algo nuevo. Sí lo es, en cambio, el término que está recibiendo en Reino Unido, “zebra striping”, y que está convirtiendo la práctica en una tendencia en los distintos segmentos de consumidores. Pero lejos de suponer una amenaza para el sector de bebidas espirituosas, la creciente inclinación a la moderación brinda oportunidades para las marcas.
Así lo llevan explorando los grandes grupos de bebidas alcohólicas desde que el impacto de la pandemia transformara los hábitos de consumo. Ya en 2021 Pernod Ricard se inició en la categoría low- alcohol con Beefeater Light y Ballantine's Light; y poco después lo hizo Diageo con la presentación de Tanqueray 0,0%.
La tendencia a la moderación
Y es que la forma de consumir alcohol ha cambiado notablemente en los últimos años. Según un estudio reciente de la marca de cerveza sin alcohol Lucky Saint junto a la consultora KAM, en 2024 2,6 millones de británicos menos están consumiendo alcohol semanalmente en comparación con 2021.
El 31% de los británicos han dejado un establecimiento por no ofrecer alternativas sin alcohol
Entre otros datos, también apunta que el 74% de los adultos británicos están moderando el consumo de alcohol mediante la práctica del “zebra stripping”; o que 1 de cada 3 visitas de consumidores adultos a pubs o restaurantes no implican consumo de alcohol. Además, la investigación indica que el 31% de los consumidores han dejado un establecimiento por contar con ninguna o escasas opciones de bebidas no alcohólicas.
En España, el 21% de los consumidores planean incluir las bebidas bajas en alcohol en
su repertorio de consumo, y un 45% aseguran que ya lo tienen instaurado en sus hábitos de consumo, según un análisis de YouGov publicado a principios de este año. Además, el 65% ya toman bebidas sin alcohol y tiene intención de seguir haciéndolo.
Las cifras reflejan un creciente interés por la moderación del consumo de alcohol, o incluso la abstinencia, así como una preocupación por la salud y el bienestar entre los consumidores. Alternar bebidas alcohólicas con agua y opciones sin alcohol ayuda al cuerpo a procesar el alcohol, y evita consecuencia del consumo excesivo, como posibles intoxicaciones o riesgo cardiovascular; o situaciones socialmente comprometidas, dependencia o depresión.
Crecimiento del sin alcohol
La tendencia a la reducción no significa necesariamente una amenaza para la industria de las bebidas alcohólicas, ya que sigue siendo una industria con fuerte presencia, prácticas como el "zebra striping" ponen de manifiesto la necesidad de las marcas de adaptarse a los cambios en el comportamiento del consumidor.
Es más, como se ha citado antes, el sector lleva tiempo ofreciendo alternativas sin alcohol. Muestra de ello es la categoría de las cervezas. Tal y como recoge Cinco Días, aludiendo a datos de Cerveceros de España, en 2023 las ventas totales de cerveza alcanzaron los 38,7 millones de hectolitros en el mercado nacional, cifra que supone una caída anual de -0,5%. Por contra, las cervezas sin alcohol crecieron un 3,4%, alcanzando los tres millones de hectolitros, lo que representa casi el 8% de lo producido.
Las cifras evidencian que existen oportunidades de negocio y un mercado en expansión. Cabe señalar que, en términos generales, la forma de consumir bebidas sin alcohol es similar a la tomar bebidas con alcohol. La citada investigación de YouGov apunta que el 53% de los españoles consumen este tipo de bebidas al reunirse con amigos, el 49% al hacerlo con familiares y el 47% en ocasiones especiales.
No querer consumir alcohol, la conducción, evitar las resaca o reducir las calorías consumidas son algunas de las principales razones por las que los usuarios se decantan por estas opciones.
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La predisposición, no obstante, no deja exenta a la categoría de desafíos. Entre ellos, para las marcas tradicionales de bebidas alcohólicas, el principal reto radica en diversificar su oferta para incluir opciones sin alcohol o con bajo contenido alcohólico manteniendo el sabor y la calidad de la bebida original, que es el elemento básico de atracción para los consumidores.
Aquellas empresas que logren ofrecer productos que repliquen la complejidad y el ritual de las bebidas alcohólicas estarán en una posición ventajosa. Esto incluye no solo bebidas que imiten el sabor de las bebidas clásicas, sino también opciones innovadoras que ofrezcan experiencias sensoriales únicas, y valores añadidos frente a las opciones tradicionales.
Del mismo modo, las marcas también deben mantener su esencia, personalidad y tono a la hora de apostar por la categoría low-alcohol y atender su demanda. Esto es significativamente importante en aquellas marcas que se mueven en el segmento premium, y a cuyas marcas y productos se asocian unas serie de atributos y experiencias más concretos.
Uno de los desafíos es mantener la esencia y tono de la marca
Para ello será clave cuidar las estrategias de marketing. Como se ha señalado, el consumo de bebidas sin alcohol y la práctica del "zebra striping" también se realiza buscando una experiencia social y en la que quienes optan por ella no se sientan excluidos. Esto significa que las bebidas sin alcohol deben presentarse con el mismo cuidado y atención al detalle que las bebidas alcohólicas. La estética del packaging, la narrativa de la marca y la experiencia en el punto de venta son elementos clave para atraer a este nuevo perfil de consumidor.
Las bebidas sin alcohol, debido a su baja graduación, tiene una ventaja respecto a las opciones tradicionales en el terreno del marketing. Entre ellas, la posibilidad de establecer acuerdos de patrocinio, por ejemplo, en el deporte. Es lo que ha llevado, por ejemplo, a Tanqueray 0,0% a convertirse en patrocinador oficial del Atlético de Madrid, o a Seagrams 0,0 a patrocinar Premier Padel en Sevilla, Málaga, Madrid y Barcelona.
Con todo, otro punto fundamental para incursionar en la categoría low-alcohol y ganar cuota de mercado es la estrategia de distribución. Junto al producto y el marketing, se ha de garantizar la presencia de las opciones sin alcohol en los distintos punto de consumo. Esto implica contar con una cadena de suministro robusta que permita poner a disposición el producto tanto en tiendas y supermercados, como en bares, restaurantes y otros establecimientos.
La apuesta por satisfacer las demandas del “zebra striping” o los consumidores “sober-curious”, aquellos que apuestan por alejarse del alcohol por periodos largos de tiempo, puede ofrecer ventajas a las marcas. Más allá de brindar nuevas categorías y oportunidades de negocio, y por tanto, ingresos; impulsa la percepción. Las marcas pueden posicionarse como facilitadoras de un estilo de vida equilibrado, promoviendo el consumo responsable sin renunciar al disfrute social.
Para las marcas de bebidas, adaptarse a esta nueva realidad no es solo una cuestión de supervivencia, sino también una oportunidad para liderar el cambio y establecer nuevos estándares en la industria. Aquellas que logren ofrecer productos de alta calidad, experiencias atractivas y un mensaje que resuenen con los valores de los consumidores se posicionarán en un nuevo panorama.