Octubre es un mes marcado por la conciencia por la salud, y en el que tienen lugar citas como los Días Mundiales de la Lucha contra el Cáncer de mama o el de la Salud Mental. También acontece lo que se ha denominado “Sober October”, o “Octubre sobrio”, un movimiento que invita a eliminar o reducir el consumo de alcohol e invita a descubrir la vida desde la sobriedad. El creciente interés por esta iniciativa esta generando un debate en torno al papel que pueden o deben desempeñar las organizaciones en el bienestar de sus empleados.
“Sober October” ha ganado presencia a lo largo de los últimos años, especialmente a raíz de la transformación de los comportamientos del consumidor derivados de la pandemia o el cambio generacional. No obstante, está presente desde hace una década en distintas partes del mundo, especialmente en mercados anglosajones, donde hay una fuerte cultura de ocio ligada al consumo de alcohol.
Su origen se atribuye a varias campañas impulsadas por organizaciones sin ánimo de lucro. Se sitúa el nacimiento del movimiento en 2010 cuando la asociación australiana por la salud juvenil Life Education puso en marcha una recaudación de fondos bajo el concepto “Ocsober”. No obstante, el término “Sober October” se atribuye a la organización británica Macmillan Cancer Support.
A lo largo de este tiempo, el alcance e impacto del movimiento ha crecido y trascendido a múltiples esferas, pasando del propósito individual al foco colectivo. Tanto es así que este año la campaña de la asociación Sober October en Suecia, que se desarrolla desde 2012, se centra en el consumo de alcohol en el lugar de trabajo.
Cuenta con la colaboración de la empresa de medios Norran y la agencia de comunicación Henson, así como autoridades del municipio de Skellefteå.
El impacto del alcohol en el entorno de trabajo
Consideran que este mes puede suponer una oportunidad para alejarse temporalmente del consumo de alcohol y reflexionar acerca de los hábitos, y en esta ocasión, del impacto que tiene el lugar de trabajo. Desde la organización apuntan que en muchos casos, los profesionales recurren al alcohol para aliviar el estrés, celebrar los éxitos o afrontar los problemas.
Desde la organización británica de salud British Safety Counsil detallan los efectos del alcohol en el trabajo. Aseguran que el mayor impacto relacionado con el alcohol en los lugares de trabajo es la pérdida de productividad y reducción del rendimiento, una cuestión que se estima cuesta a la economía en Inglaterra más de 5.000 millones de libras cada año. El consumo de bebidas alcohólicas también puede ser causa de accidentes laborales.
Esta reducción de la productividad se debe al efecto del alcohol en el organismo. Tal y como describen, el consumo de alcohol disminuye la calidad del sueño, y por tanto, afecta alas funciones cognitivas y la salud mental. En el terreno físico también produce dolores de cabeza y malestar, así como afecciones a largo plazo, como enfermedades hepáticas, accidentes cerebrovasculares o cáncer. Y en el emocional puede dar lugar a ansiedad y depresión.
La entidad apunta que los profesionales y las organizaciones no sólo son víctimas de los efectos del alcohol, sino que pueden ser parte del problema. Y es que en muchos espacios de trabajo se produce consumo de alcohol, bien en eventos corporativos o en reuniones sociales informales; y también como parte de las relaciones entre personas que se producen en el entorno laboral.
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Algunos consideran que la cuestión debería abordarse desde las propias políticas de empresa, estableciendo medidas que promuevan la reducción de consumo de alcohol o, incluso, incluya iniciativas para ayudar a aquellos profesionales que lo deseen a revisar sus hábitos.
Otros en cambio entienden que en la relación con el alcohol no es necesaria la intervención de la compañía, sino que depende del autocontrol y la madurez de cada persona. Así, señalan que en un entorno adulto y corporativo, las personas han de tener las capacidades necesarias para mantener un comportamiento adecuado a las circunstancias.
Nuevas generaciones “sober-curious”
Con todo, parece que la evolución hacia espacios laborales sin consumo de alcohol se está dando de manera natural debido, principalmente, a los hábitos de las nuevas generaciones de trabajadores. Y es que muchos consumidores jóvenes practican la abstinencia o son lo que se ha venido a denominar “sober-curious”, es decir, aquellos que apuestan por alejarse del alcohol por periodos largos de tiempo o, directamente, por siempre.
La tendencia “sober-curious” ha encontrado un hueco en las redes sociales y gana adeptos entre los usuarios más jóvenes. Muchos de ellos comparten sus experiencias negativas con el alcohol como vía para motivar a otros a descubrir las ventajas de la sobriedad. No obstante, alrededor del concepto se estructura toda una comunidad y temáticas de contenido, relacionado con consejos para mantenerse sobrio, tips para disfrutar del ocio sin beber o, incluso, recetas de cócteles sin alcohol.
Si bien es cierto que el consumo de alcohol permanece como una práctica ampliamente extendida en todos los grupos de edad, el interés de segmentos de jóvenes por la vida sin alcohol está llevando a muchas empresas a favorecer políticas corporativas de salud y bienestar que contemplan la tendencia “sober-curious”.
Así, las compañías están implantando medidas, como no ofrecer bebidas alcohólicas como parte de los regalos de empresa; o realizar los eventos corporativos en lugares que no estén vinculados con el consumo de alcohol. También están apostando por actividades de equipo y teambuilding alejadas de las bebidas, como escapadas a la naturaleza, encuentros deportivos o talleres de pintura o cerámica.
Con motivo de “October Sober" muchos profesionales están compartiendo sus experiencias en LinkedIn y otras redes sociales, sumándose al debate en torno al consumo de alcohol en espacios de trabajo. La mayoría ponen de relieve las ventajas que han encontrado en reducir el consumo de alcohol y su impacto en el día a día en la oficina, como mayor concentración, productividad y motivación respecto al proyecto de la empresa.
Además, también señalan que una política corporativa sin alcohol facilita conexiones más reales y auténticas entre compañeros, así con un ambiente más inclusivo y diverso en el que no existen presiones relacionadas con el consumo social de alcohol. Sin embargo, mantienen que la omnipresencia del alcohol en el día a día y la cultura siguen siendo las principales barreras para adaptarse a las nuevas percepciones.