Un año sin comprar o cómo el movimiento “No-Buy” refleja una nueva relación con el consumo

  • La tendencia busca reducir el gasto en productos no esenciales, como ropa, cosmética o tecnología
  • Una mayor conciencia de las compras revaloriza la reutilización, lo casero y el comercio local
Mujer delante del escaparate de una tienda

La inflación y el incremento del coste de la vida ha llevado a muchos consumidores en todo el mundo a lo largo de los últimos años a ajustar sus presupuestos y a evitar compras innecesarias. Más allá de la necesidad, la reducción del gasto se ha convertido ahora en reflejo de una creciente tendencia anticonsumo y en un desafío que se expande por redes sociales bajo el concepto “No Buy” (No comprar). 

No es una idea nueva. Ha estado presente en el mercado a lo largo de una última década marcada por la transformación social y la complejidad económica, y también se ha materializado en challenges más concretos, como “No spend november” (No gastar en noviembre", con el que los usuarios han buscado reducir sus gastos durante un periodo de tiempo limitado. 

Sin embargo, el movimiento está ahora ampliando sus fronteras y espera hacer de 2025 un ejercicio de contención consumista. El objetivo de todos aquellos que se están sumando al reto es evitar el gasto en productos no necesarios, principalmente ropa, maquillaje, tecnología, perfumes, decoración del hogar, suscripciones a servicios o comidas fuera de casa. 

No obstante, cada persona, atendiendo a sus necesidades, crea sus propias normas para reducir el consumo. Algunos incluso crean una lista “no-buy” en la que no sólo detallan categorías, sino productos concretos que prefieren no comprar como snacks, toallitas, tinte de pelo, productos de maquillaje, etc. 

En muchos casos, se trata de usuarios jóvenes que esperan reducir sus gastos buscando el ahorro, solventar deudas acumulas o amortizar créditos. La crisis de la vivienda y el incremento del coste de productos básicos, como la energía o los alimentos, así como unos salarios bajos, se dibujan como telón de fondo de la tendencia. 

No obstante, en otros muchos las motivaciones esconden un hastío de la actual cultura consumista. Son conscientes de que sus influencers favoritos, las redes sociales, los contenidos de los que disfrutan en los distintos canales y el mercado en general les empujan a comprar cosas que realmente no necesitan. 

Entre las razones también alegan el impacto medioambiental de la compra excesiva, especialmente aquella que se realiza a través de internet y que implica logística y reparto. Otros usuarios también evidencian cierto cansancio de un sistema que ha desembocado en el enriquecimiento de un puñado de multimillonarios propietarios de las grandes plataformas. 

Independientemente del motivo que les ha llevado a asumir el desafío, detrás de la decisión se encuentra una conciencia del gasto y del consumo, una intención de entender mejor sus hábitos de compra, un deseo de desarrollar una lógica detrás de su consumo y una voluntad de desarrollar comportamientos más saludables respecto a las finanzas. 

Esto ha llevado a muchos usuarios a compartir en redes sociales sus compromisos. Muchos relatan cuáles son las normas de su “No-Buy 2025”, mientras que otros que han abordado el reto en momentos anteriores compartes sus conclusiones. Por ejemplo, una usuaria británica compartió recientemente que ahorró 7.700 libras durante 2024, y se quedó ligeramente por detrás de su meta de ahorrar 8.000 libras. 

@miawestrap The official “no buy year” announcement on how much I managed to save after 12 months of not spending money on absolute necessities (or at least trying not to!) #nobuyyear #frugal #financialgoals #budgeting ♬ original sound - Mia Westrap

El impacto de No-Buy

La tendencia “No-Buy”, o también la “Lower-Buy” en su versión menos estricta, tiene un impacto directo en la economía debido a la reducción del gasto por parte de los consumidores. Pero también por una transformación de los hábitos asociados a la creciente conciencia sobre las compras que se llevan a cabo y cómo se llevan a cabo. 

Tal y como expresan muchos de los usuarios que han apostado por el movimiento “No-Buy”, la búsqueda del ahorro lleva a muchos a confiar en la reutilización de los artículos que ya poseen como vía para alargar su vida útil. En línea con esto, algunos se decantan más por la segunda mano como vía tanto para reducir gastos como para evitar mayores daños medioambientales con la adquisición de productos nuevos. 

En las decenas de vídeos publicados en redes sociales, también puede apreciarse cómo algunos de los consumidores que se han sumado al “no-buy” están priorizando la compra en comercios locales sobre el consumo en marketplaces como Amazon o eBay. Es más, entre los trucos que comparten muchos dicen haber eliminado sus datos bancarios de las plataformas para evitar la tentación de comprar, o incluso haber eliminado las aplicaciones para no navegar por sus catálogos. 

Concretamente, en el plano de la alimentación, muchos se proponen no utilizar o usar menos las aplicaciones de delivery y, por tanto, pedir menos comida preparada. A este respecto, optan por cocinar en casa, lo que genera un impacto directo en la categoría de la alimentación. 

@elysiaberman 8 tips to curb your spending and help you on your no-buy! Sorry for screaming into the microphone I’m still figuring this thing out 🙄 #deinfluencing #nobuyyear #noshopping #nospendchallenge #nobuy #debtfreejourney #debtfree #shoppingaddict #shoppingaddiction #recovery ♬ original sound - elysiaberman

Lo cierto es que el movimiento, si bien no está ampliamente extendido, pone sobre la mesa una nueva visión del consumo y de la forma en que los usuarios se relacionan con el dinero y las compras. No se trata únicamente de una vía para ahorrar, sino también de un cambio cultural por parte de un consumidor más consciente y respetuoso medioambiental y socialmente. 

La tendencia dibuja un escenario desafiante para las marcas, que deben afinar sus estrategias de marketing para ajustarse a las necesidades de esta nueva mentalidad. Ganar la confianza de los usuarios seguidores del movimiento “no-buy” entre otras cosas dependerá de saber destacar los valores de los productos, como la calidad, la durabilidad o la sostenibilidad.