Hace tiempo que teníamos a los humanos digitales en el punto de mira, no solo por la presencia que tendrán en los distintos mundos virtuales que conforman el metaverso, sino porque serán un nuevo punto de contacto entre marcas y usuarios, como una evolución natural de los chatbots conversacionales actuales. Si bien esto del metaverso parece ser algo a medio y largo plazo, el uso de los humanos digitales es ya una realidad.
Con estas premisas me puse a investigar qué posibilidades había actualmente en el mercado con dos objetivos claros: descubrir cómo podría un humano digital representar visual y vocalmente los valores de identidad de marca de cara a convertirse en un verdadero asistente y, por otra parte, comprobar si este humano digital sería capaz de automatizar procesos y crear una experiencia diferencial para el público.
En busca del humano digital más atractivo
Para poder valorar la experiencia e investigar las posibilidades que se ofrecen hoy día, busqué el ejemplo más atractivo de humano digital, y resultó ser Albert Einstein.
Este humano digital, desarrollado por UneeQ, te permite una serie de interacciones como hacer preguntas sobre la vida del científico, hacer tests de cultura general o preguntar sobre cuestiones relativas a la ciencia.
Muy útil para estudiantes, ojalá te hubiera conocido antes, Albert digital.
Fueron muchos los detalles que me llamaron la atención.
El movimiento facial imperfecto le dotaba de unas expresiones sorprendentemente realistas; también me resultó muy llamativo el uso de una voz sintética que simula la voz real del personaje, hasta con su acento alemán. Otro punto a favor son las posibilidades de interacción, que van más allá del reconocimiento de voz, con un chat en el que escribir y botones para elegir opciones.
El atractivo de un humano digital no solo radica en su imagen y lo que dice, sino en cómo lo combina con otros elementos que completan la experiencia: videos, enlaces, integraciones con otros servicios. No solo habla y resuelve dudas, además gestiona y te ayuda a terminar el proceso desde un mismo entorno.
Os animo a charlar un rato con él, la experiencia no os dejará indiferentes.
Queremos “nuestro propio Einstein”
Ya sabemos cuál es el mejor ejemplo de humano digital, solo queda la pregunta del millón: ¿por dónde empezamos para crear el nuestro propio?
Mi siguiente movimiento fue ponerme en contacto con los propietarios de la tecnología con la que se había creado el humano digital de Albert.
Conseguí agendar una reunión con UneeQ. Como están en Nueva Zelanda me tocó conectarme por la noche debido al cambio horario. No diré que ese era mi mejor plan de noche, pero desde luego que me apetecía conocer la herramienta y utilizar el periodo de prueba para entender todo lo que se podía hacer con un humano digital, así que ¡manos a la obra!
Me encontré con una plataforma muy intuitiva en la que no era necesario tener conocimientos técnicos, al menos en los primeros pasos.
En primer lugar tienes que decidir cómo será esa persona que va a representar tu marca. De hecho puede ser una persona o una combinación de rasgos de varias. Es posible elegir una por defecto, pero es un buen momento para preguntarte cómo sería el embajador perfecto que represente a tu marca. Mi consejo es que primero selecciones fotos y prototipos con lápiz y papel para que, cuando lo tengas claro, puedas construir tu humano digital gracias al motor gráfico de Unreal Engine. En la versión de prueba, como es lógico, solo podías “jugar” con algunos humanos predefinidos.
Una vez que hayas elegido un humano digital, podrás conectar un chatbot conversacional que ya tengas creado previamente. Admite la integración de los principales players: Amazon Flex, Google Dialogflow o IBM Watson Assistant. Si dispones de otro tipo de chatbot conversacional, no hay problema, pero prepárate para consultar la documentación técnica, necesitarás ayuda de un programador para integrarlo.
El siguiente movimiento es elegir la voz. De nuevo puedes seleccionar una por defecto si quieres salir del paso, pero si de verdad quieres que tenga un impacto en la percepción de tu marca, es crucial pensar cuál será su tono, su timbre o cómo se expresará en cada situación. No creo que sea una decisión trivial. De nuevo, la versión de prueba limita las voces que puedes elegir.
Y por último llega el momento de entrar en el “fabuloso mundo de la programación”, que nos permite diseñar las emociones que expresará el humano digital en función de la respuesta, así como programar la interfaz de usuario (fondo, botones, enlaces…)
La documentación técnica es sencilla, siempre y cuando estés familiarizado con el mundo de la programación.
A partir de aquí es necesario desplegar todo en tus activos digitales: embeber en tu web, acompañar en la navegación, crear una landing exclusiva para el humano digital, un asistente en tu app o incluso desplegarlo en un kiosko en los puntos físicos (para aquellos que tienen tiendas y oficinas de cara al público). Lo bueno es que para llevarlo a cabo, de nuevo, no se requieren altos conocimientos técnicos.
Ahora vamos con las malas noticias. El precio no es barato, resulta lógico, pues solo la infraestructura donde se aloja una experiencia en Unreal conlleva un coste para nada despreciable.
Mi primera conclusión es que solo podría utilizar este recurso para marcas en casos muy concretos y con un alto presupuesto. Además, la conversación en la versión de prueba era en inglés y yo quería hablar en español, para poner a prueba los diferentes matices interpretativos en distintos idiomas.
Conocemos otros humanos digitales igualmente atractivos y más accesibles
Busqué otras posibilidades más accesibles para crear humanos digitales, y encontré la empresa MAIA Inteligencia Artificial, especialistas en la creación de chatbots conversacionales. Habían lanzado varias pruebas de concepto para integrar sus chatbots con interfaces hiper-realistas, así que les pregunté si podrían poner a mi disposición un humano digital con el que conversar. ¡Dicho y hecho!
Me enseñaron las interfaces de Elon Musk y Mark Zuckerberg, así como todas las combinaciones de expresiones que podían integrar con la tecnología de Trulience. Por último me mostraron un listado de conversaciones disponibles.
Esta fue mi conversación con ellos:
Hay quien afirma que los humanos digitales podrían ser un nuevo tipo de vida. Sin llegar tan lejos, sí considero que no hay que perder de vista esta posibilidad de humanizar las conversaciones digitales con las marcas por medio de un rostro que haga mucho más placentera la experiencia de usuario.
Así, los humanos digitales se perfilan como nuevos embajadores para marketing, ventas y servicio.