“Todo el mundo tiene en su cabeza la capacidad para amar hasta a 5 marcas”. El caso es que el objetivo tiene que ser estar entre esas elegidas. Ser una 'love brand'. Y Bob Kupbens, vicepresidente de la compañía Delta, no solo se refiere a productos o empresas: el valor de marca se aplica a muchas más cosas, como por ejemplo, un país.
Es cierto que algunas marcas lo tienen más fácil que otras. Coca-Cola, por ejemplo, con su ya mítico Papá Noel, tiene bastante chupado el que la gente sienta un aprecio especial hacia ella. Además, es una bebida que nos acompaña en muchos buenos momentos de nuestra vida. En resumen, quien más quien menos, todos tenemos reservado un pedacito de nuestro corazón para la bebida que más nos gusta.
Otras marcas lo tienen más complicado. A no ser que seas un verdadero friki de ‘Náufrago’, jamás llegarás a sentir ningún afecto especial por la marca FedEx. Pueden hacer todas sus entregas a tiempo, llevarte a casa los productos que más ansías, pero nunca ‘querrás’ de verdad a marcas como esa.
Y en el caso de Bob, él es el que más difícil lo tiene. La compañía Delta, por si hay algún despistado, es una aerolínea. ¿Y que es lo que se oye todos los días acerca de las aerolíneas? Retrasos, equipajes perdidos, azafatas incompetentes y pilotos ‘que no tienen ni idea de aterrizar’. Ese es el feedback más bonito que recibe cualquier aerolínea hoy en día.
¿La solución? A nosotros se nos ocurre que el Santo Grial de las empresas que no son precisamente ‘achuchables’ es el social media. Estar cerca de tus clientes a través de las redes sociales, darles aplicaciones para jugar o investigar y hacerles un poquito de caso en general es la clave para que os empiecen a coger cariño.
¡Y ojo¡ Lo último que hace falta es liarla a través de las redes sociales. Los usuarios ya son lo suficiente herméticos cuando se trata de conversar con las marcas en los medios sociales como para que les den más motivos. Si se presenta alguna situación incómoda, la prioridad tiene que ser resolverla lo antes posible.