Hace unas semanas Cabify se convertía en la primera start-up española que alcanzaba la categoría unicornio, superando los 1.000 millones de dólares de valor. La empresa, fundada en 2011 por el español Juan de Antonio, ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años y ya está presente en más de 10 países.
Por ese motivo hemos querido hablar con Bárbara Calixto, Global Director of Marketing & Growth de Cabify, sobre el trayecto de la start-up hasta ahora, los planes de la marca, el futuro de la movilidad en las ciudades, y mucho más.
P. Cabify fue elegida una de las marcas más disruptivas de 2017 por Interbrand. ¿Os consideráis disruptivos? ¿Por qué?
R. Sí, nos consideramos disruptivos en más de un sentido. La industria en la que competimos sin duda está en plena transformación, y empresas como Cabify están cambiando cómo las personas se mueven por la ciudad. Ofrecemos alternativas a modelos establecidos durante muchos años, y en ese sentido nos consideramos disruptivos.
Pero también consideramos disruptiva la forma en la que competimos en esa industria. El modelo de negocio de Cabify se enfoca en estándares más altos de calidad, es algo muy único. Muchos players de la industria apuestan por volumen, mientras que nosotros apostamos por calidad. Esa es una forma disruptiva de competir en un mercado que no siempre busca eso necesariamente.
Además nos consideramos disruptivos porque elegimos trabajar siguiendo siempre la regulación existente. O, si no existe regulación, trabajamos de la mano del gobierno para hacerlo de la forma más transparente y correcta posible. Y eso tiene que ver con el tipo de empresa que es Cabify.
P. ¿Y os adaptáis también al cliente?
R. En términos generales sí, estamos siempre adaptándonos a lo que esperan y necesitan nuestros usuarios. Ya sea en términos de servicio (por ejemplo, tener una silla infantil si viajas con niños) o en métodos de pago.
En muchos países de América Latina, por ejemplo, no se pueden aceptar tarjetas de débito o crédito. O la población no está tan bancarizada como en mercados europeos. Por eso buscamos soluciones para esos casos.
El pago en efectivo no es nuestra solución ideal porque, como he mencionado, buscamos siempre los máximos estándares. Cuando elegimos este tipo de métodos nos aseguramos siempre que sea con cuidado y represente una buena experiencia no sólo para clientes, sino también para conductores.
P. Si tuvieras que elegir tres adjetivos para definir a Cabify, ¿cuáles serían?
R. El primer adjetivo sería encantadores. Queremos ser una marca encantadora por la calidad, el nivel de servicio, y por la experiencia completa de usuario y conductor. El segundo sería dedicados y enfocados en el negocio. La gente que trabaja en Cabify va más allá de lo que se pide en una descripción de trabajo. El equipo que hemos reunido en estos seis años es, sin duda, la razón por la que se nos concibe como una empresa encantadora. Y, por último, innovadores, tanto a la hora de mejorar procesos como de solucionar un problema.
P. Hace unos días leíamos que Cabify se ha convertido en unicornio. Es la primera start-up española que supera los 1.000 millones de dólares de valor. ¿Cuál es el siguiente objetivo después de semejante hito? ¿Cómo afecta a vuestra estrategia de crecimiento?
R. Eso es algo que me encanta de Cabify. Estamos muy felices y orgullosos de alcanzar ese punto. Pero por otro lado estamos tan concentrados en continuar trabajando que celebras un día y al siguiente sigues con la rutina.
Con ese cierre de ronda buscamos consolidar nuestra presencia en los mercados en los que ya estamos, porque hay un potencial muy grande. Hasta ahora la mayor parte de los recursos se habían centrado en alcanzar los máximos estándares de calidad, trabajando en los aspectos más técnicos. A partir de ahora queremos consolidar la imagen de marca y que más personas conozcan Cabify.
Nuestro objetivo a largo plazo no se centra en alcanzar este tipo de hitos. Estamos aquí para ayudar a crear un nuevo modelo de movilidad en las ciudades. Un modelo que permita que las ciudades sean un lugar más amigable para las personas.
P. Sois una start-up, pero ya habéis alcanzado un nivel de notoriedad de empresa consolidada prácticamente…
R. Somos una start-up en el sentido que mantenemos un modelo de financiación privado y un ritmo de crecimiento que no es típico de una empresa establecida. Pero estamos justo en ese momento de madurez como empresa. Pasar por ese proceso es tan importante como emocionante.
No nos sentimos como una empresa establecida gracias a la agilidad en el proceso de toma de decisiones y la facilidad de comunicación dentro de la compañía. El reto es seguir creciendo y madurando sin perder la agilidad o la innovación. Ni tampoco el contacto directo con consumidores y conductores. Eso es algo que todavía hacemos a día de hoy en cada uno de los mercados en los que estamos.
Hasta ahora Cabify ha hecho muy buen trabajo equilibrando ese rápido crecimiento con un trabajo de rigor en la gestión financiera y de temas legales. Y eso no es muy común en el mundo start-up.
P. En el evento de Interbrand decías que vuestra filosofía de empresa es “facilitar y formar parte de un nuevo concepto de ciudades en las que cada vez habrá menos propietarios de coches y más usuarios de servicios de movilidad”.
Es una idea similar a la que hemos oído recientemente de empresas como Toyota o Emov. ¿Son estas empresas la competencia del futuro?
R. Sí, es una forma de pensarlo. Serán competencia, pero lo vemos como una buena señal. Cuando necesitas moverte por la ciudad, cualquiera puede elegir entre varias opciones y modelos. Lo ideal sería que la gente pudiera encontrar un equilibrio entre lo que es cómodo, rápido y que tenga el menor impacto en el medio ambiente. Pero para que eso sea posible es necesario que tengamos varias opciones.
Muchos estudios ya están indicando que la industria automovilística sufrirá un gran cambio en los próximos años. El número de coches descenderá, y aumentarán los modelos de coches compartidos.
Pero se tiene que pensar en términos de movilidad en el entorno urbano más allá de coches. Tenemos que considerar bicis, transporte público, coches de alquiler a corto plazo… Necesitamos un abanico de servicios muy amplio para que se pueda generar un modelo optimizado.
No me arriesgaría a decir qué será dominante, pero nuestra apuesta es que no será uno u otro. Las personas utilizarán más medios de transporte de lo que utilizan hoy y la necesidad de tener un coche propio será cada vez menor.
P. Cabify ya está presente en más de 10 países y 35 ciudades. ¿Cuál será el próximo destino?
R. Siempre estamos buscando nuevas oportunidades de expansión, pero en el corto plazo queremos concentrarnos en ganar mercado en los destinos que ya estamos. Queremos maximizar lo que ya tenemos y dónde estamos.
P. Cabify ha experimentado desde su nacimiento un crecimiento espectacular, especialmente en Latinoamérica. ¿Hay mercados y países más fáciles que otros?
R. No es que haya mercados más fáciles. Pero en algunos mercados la infraestructura de transporte existente resulta en una mayor demanda latente por nuestros servicios. Hay una mayor demanda en ciudades en las que el transporte público no es tan bueno y además existe un problema de seguridad. En esos lugares gana la posibilidad de tener un método de transporte que no te haga depender de un coche propio, con la flexibilidad de poder solicitar el servicio cuándo y dónde lo necesites.
En ese tipo de mercados la demanda latente por nuestros servicios es mayor, y por eso creemos que crecimos tanto en América Latina. El tema de la seguridad también es importante, porque tener estándares más altos no significa solo tener coches nuevos o botellas de agua en el automóvil. Significa también aplicar filtros de selección más altos a nuestros conductores. Nuestros niveles de exigencia resultan en conductores que son los mejores de la industria.
P. Y hablando de vuestros conductores, muchos se dedican a esto a tiempo completo…
R. Muchos de ellos sí, pero no todos. Para una gran parte somos su principal fuente de ingresos. Pero he conocido todo tipo de casos. Por ejemplo, conductores que están cambiando de profesión y conducen durante la semana con Cabify para dedicar el fin de semana a su otro trabajo. O un conductor chileno que tiene su propia start-up y conduce Cabify como segunda fuente de ingresos.
En España de hecho tenemos un dato muy curioso, que son las personas mayores de 45 años que se quedaron fuera del entorno laboral tras la crisis. Y se han reenganchado al mercado laboral con Cabify.
P. Tengo entendido que una de las claves del éxito ha sido priorizar la búsqueda de clientes, entre las empresas sobre todo…
R. Sí, se trata de contratos comerciales para empresas. Algunas empresas reemplazan su flota de coches privados por este servicio bajo demanda, mientras que otras buscan nuestro servicio para ofrecer a sus clientes (como por ejemplo concesionarias).
Confían en nosotros porque conocen nuestros estándares de calidad. Ha sido una fuente de crecimiento muy fuerte, y un caso en el que nuestro posicionamiento ha encajado muy bien.
P. El año pasado os uníais a Glovo con una joint venture en Latinoamérica precisamente. Así Cabify ponía a disposición de Glovo su red de mensajeros de Cabify Express. ¿Qué os aporta esa unión con Glovo?
R. Glovo es una empresa que está haciendo un gran trabajo solucionando una necesidad real. Tienen un modelo de negocio muy relevante que resuelve un problema real de miles de personas, y buscan hacer las cosas con excelencia como nosotros. Es una alianza perfecta.
Nosotros nos queremos centrarnos en lo que somos buenos, que es movilidad de personas. Y ellos, facilitar la vida reduciendo la necesidad de desplazamiento en una ciudad. Al darles acceso a nuestra base de mensajeros de Cabify Express ellos pueden aplicar su tecnología y expertise para hacer que ese negocio crezca lo más rápido y de la mejor forma posible. Y nosotros nos concentramos en el transporte de personas. Además, así conseguimos que más empresas españolas logren ese crecimiento que nosotros ya tuvimos en el mercado de América Latina.