La Sagrada Familia es uno de los edificios más emblemáticos de Barcelona. Este edificio modernista de Antonio Gaudí, cuyas obras aún están pendientes de finalización, es uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad. El miércoles 8 de diciembre, con motivo de la inauguración de la torre de la Virgen María y coincidiendo con la Inmaculada Concepción, tuvo lugar el encendido de la estrella que corona la construcción. También se celebró una liturgia en la que el cardenal Juan José Omella bendijo la torre.
Endesa ha hecho frente a diversos retos técnicos para conseguir que la estrella cumpliese con los objetivos estéticos
La elaboración de este elemento ornamental, que sorprendió a los viandantes y a los turistas presentes en su encendido, ha contado con la colaboración de la Fundación Endesa. La entidad, que también ha participado en el proyecto de iluminación terminal de la torre, ha tenido que enfrentarse a diversos retos técnicos para conseguir que la estrella cumpliese con los objetivos estéticos y que, además, fuese de bajo consumo.
Así es la estrella de la Sagrada Familia
La estrella que corona la torre de la Virgen María tiene doce puntas con forma de pirámide que salen de un dodecaedro central. En el interior de este poliedro que vertebra la estructura descansan doce focos y cada uno de ellos se compone a su vez de doce haces de luz que hacen brillar esta estructura.
Para que la estrella sea sostenible, se ha empleado tecnología led, al igual que en el resto de la torre. Esto posibilita que el consumo eléctrico sea hasta diez veces inferior en comparación con focos de tecnología convencional. En cifras, la potencia de cada punta de la estrella es de 43 vatios, lo que da lugar a una potencia total de 516 vatios que es, aproximadamente, la que requiere una licuadora estándar para funcionar.
Por otro lado, la tonalidad de la iluminación también ha jugado un papel importante. La temperatura de color elegida ha sido de 4.000 kelvin debido a dos motivos. El primero, relacionado con lo artístico, es porque la iluminación de la basílica, al ser de piedra, es una luz cálida de 3000 grados kelvin. Utilizar una iluminación más blanca hace posible que la estrella destaque sobre el resto de la estructura. El segundo, de carácter conceptual, es emplear una temperatura de color que se asemeje a la de las estrellas reales.
Los retos Endesa en la construcción de la estrella
La estrella de vidrio y acero está a 138 metros de altura, lo que la deja muy expuesta a las inclemencias climatológicas. Para evitar cualquier incidente, se realizaron diversas pruebas de resistencia de los materiales e, incluso, una de las doce puntas se trasladó a un laboratorio especializado para comprobar si podría soportar el impacto de un rayo.
La temperatura es otro de los factores que condicionan el funcionamiento de la estrella, que está preparada para soportar casi 80 grados con los focos apagados y 50º con los focos encendidos. Como referencia para esta última medida, se tomó la temperatura máxima registrada de noche en Barcelona, que fue de 42º.
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