Creatividad, innovación, capacidad de trabajo en equipo… Son aptitudes habitualmente demandadas para puestos de trabajo vinculados al marketing y la comunicación, y también cualidades tradicionalmente atribuidas a personalidades extrovertidas. Sin embargo, en un contexto en el que la industria se apoya cada vez más en el poder de los datos y el valor del análisis, se está experimentando cierta revalorización de las formas de ser y pensar introvertidas.
Una industria del marketing más analítica puede verse favorecida por cualidades introvertidas
Así lo defiende Raja Saggi, Senior Director of Product Marketing de Google en Reino Unido, en un post recientemente publicado en el blog corporativo Think with Google. En el texto comparte su experiencia al pasar de trabajar en desarrollo de producto y programación a formar parte del equipo de marketing, y asegura que las habilidades introvertidas se encuentran en tendencia alcista. En esta línea, también comparte cómo ha aprendido a sacar lo mejor de sí mismo y de los compañeros que le rodean.
“Mientras estudiaba ingeniería y al principio de mi carrera me sentía como todos los que me rodeaban: analítico, reflexivo y alguien que prospera y se recarga en los momentos más tranquilos”, apunta. “Mi cambio a ventas y marketing cambió eso. De repente, el énfasis estaba en la espontaneidad y el engagement. Me encontré en un mundo de extrovertidos, donde el lenguaje corporal, trabajar el ambiente y la participación espontánea importaban”.
No obstante, desde su llegada a la especialidad, la profesión se ha vuelto más analítica, en tanto en cuanto cuestiones como el volumen o la calidad de los datos se han convertido en esenciales para impulsar el crecimiento de los negocios y para mejorar la relación con los clientes. Esta evolución, en opinión de Saggi, está relacionada con la forma en que aquellos con tendencias introvertidas se sienten más cómodos trabajando.
“Los datos no solo ayudan a los introvertidos a expresar su punto de vista (la mayoría de las historias que cuento se basan en números), sino que también prosperamos con los hechos. Nos gusta escuchar y asimilar toda la información antes de tomar una decisión”, explica. Sostiene que las cualidades descritas contribuye a que los introvertidos encajen perfectamente en el actual escenario del marketing, en el que escuchar a los clientes es fundamental para responder a sus necesidades cambiantes.
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Saggi señala en la publicación que Google es ahora una empresa con un profundo enfoque data-driven, algo que incluso para la tecnológica requirió de un importante cambio cultural. Tanto, comenta, que en los primeros momentos los equipos de ingeniería tenían letreros que rezaban: "Confiamos en Dios, todos los demás deben venir con datos".
Considera que esta transformación cultural se ha trasladado a miles de marcas en todo el mundo, que han dejado de actuar tanto por intuición y han pasado a escuchar más a los clientes y poner datos detrás de sus decisiones. Además, defiende que el análisis reflexivo y el conocimiento del cliente son claves para conectar con la Generación Z, que reclama una relación auténtica y basada en valores entre las actividad y la comunicación de las marcas.
Por todo ello considera que ahora es un momento adecuado para poner en valor a las personas introvertidas y que las compañías pueden propiciar entornos en los que este tipo de personalidades florezcan. No obstante, entiende que no es un concepto binario y que, por lo tanto, las personas encajan en algún punto del espectro entre extrovertido e introvertido, algo que, además, puede verse afectado por el contexto.
Las compañías han de propiciar entornos en los que encajen diferentes tipos de personalidad
“Por ejemplo, una persona que se siente extrovertida trabajando en un país puede sentirse muy diferente trabajando en otro”, explica. “Hago tutorías sobre desempeño y, con frecuencia, veo cómo las personas de origen asiático o europeo pueden tener dificultades para ensalzarse a sí mismas. No es que sean tímidos, es más bien algo que está culturalmente arraigado, y esto puede ponerlos en clara desventaja en ese entorno”.
Pone como ejemplo las reuniones con muchas personas, que pueden resultar desafiantes para ciertas personalidades; o las conversaciones grupales en las que se anima a participar de forma espontánea. A este respecto, aconseja dar a las personas la oportunidad de prepararse y reflexionar, o dejar que envíen sus ideas y aportes en múltiples formatos.
“La industria del marketing está experimentando cambios constantes. Navegar por los desafíos y las oportunidades que vienen con eso requiere que los gerentes y las organizaciones reúnan diferentes tipos de personalidad y soliciten un amplio espectro de voces, y eso siempre debe incluir a las calladas y tranquilas”, concluye Saggi.