Green computing o cómo hacer frente al desafío del creciente consumo de datos y energía

  • El uso creciente de tecnologías avanzadas y datos aumenta el consumo energético del ecosistema empresarial
  • El green computing contempla medidas para distintos agentes de cara a impulsar la sostenibilidad digital

Es difícil encontrar hoy en día alguna empresa que, en mayor o menor medida, no haya implementado alguna acción, plan o programa orientado a reducir el impacto medioambiental de su actividad. Pequeños cambios, especialmente en lo que respecta a los procesos en la oficina, como la reducción en el uso de plásticos o papel o el fomento del reciclaje se encuentran entre las más comunes. Sin embargo, el frente digital se queda en muchas ocasiones desatendido y hoy 17 de mayo, fecha en la que coinciden el Día de Internet y el Día Mundial del Reciclaje, es una buena ocasión para reflexionar sobre la sostenibilidad digital. 

La realidad es que cada email que enviamos, cada imagen que subimos a una red social o cada vídeo que compartimos a través de algún servicio de mensajería genera un consumo energético y unas emisiones de carbono. Y eludir este impacto puede frustrar los objetivos de las compañías por alcanzar las ansiadas metas de descarbonización o impacto cero. 

El consumo y el green computing

Según recoge la Agencia Internacional de la Energía, las tecnologías digitales son directamente responsables de alrededor del 2% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Apunta también que los centros de datos, las redes de transmisión de datos y los dispositivos conectados que sostienen la digitalización representaron alrededor de 330 millones de toneladas de CO2 en 2020.

Los centros de datos representan entre el 1% y 1,5% del uso global de electricidad

Sólo los centros de datos, que almacenan las máquinas de computación necesarias para sustentar las acciones que realizamos en internet, representaron entre el 1% y el 1,5% del consumo mundial de electricidad en 2022 y supusieron el 1% de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía.

Las cifras, con todo, podrían ser más elevadas. Y es que a lo largo de la última década, pese al rápido crecimiento de la demanda de los servicios digitales, las empresas han puesto en marcha mejoras de eficiencia energética y reducción de emisiones que han evitado un incremento más rápido del impacto en el entorno. No obstante, de cara a alcanzar el deseado escenario de emisiones cero planteado a nivel global para el año 2050, aún hay un largo camino por recorrer. 

Ahí es donde entra en juego el green IT o el green computing, que engloba el diseño e implementación de sistemas de eficiencia así como productos, servicios y prácticas orientadas a la reducción del consumo de energía, recursos, desechos y emisiones de la tecnología de la información. Para lograr estos objetivos, el green computing trabaja en varios aspectos, entre ellos: 

  • La virtualización y computación en la nube: uso de versiones digitales de software y sistemas operativos, así como usar servicios cloud para almacenar y gestionar datos, de tal forma que se reduce la necesidad de hardware y, por tanto, su consumo de energía asociado
  • Uso de hardware eficiente: mediante dispositivos (procesadores, fuentes de alimentación, sistemas de refrigeración) que consuman menos energía
  • Gestión energética: uso inteligente del hardware y el software y de las funciones de eficiencia que ofrecen para reducir el consumo de energía
  • Reutilización y reciclaje: el reacondicionamiento de dispositivos y el reciclaje de los mismos o de sus componentes electrónicos ayuda a reducir los desechos y utilizar menos los recursos naturales

Algunas acciones para la sostenibilidad digital

La consecución de estas metas es una cuestión que implica a distintos agentes. Las empresas fabricantes de tecnología deben establecer estándares y e invertir en innovación y desarrollo para impulsar mejores prácticas en la producción de productos y servicios; mientras que los gobiernos y las autoridades regulatorias pueden incentivar al mercado para acelerar la transición mediante el establecimiento de regulaciones, líneas de financiación o el diseño de programas e iniciativas sostenibles. 

Los usuarios, por su parte, pueden apostar por la higiene digital aplicando pequeñas medidas y procesos en el uso diario de los dispositivos, como apagar los aparatos electrónicos cuando no se usen o emplear sus funcionalidades de consumo eficiente. Ajustar el brillo de las pantallas, desinstalar aplicaciones o programas que no se utilicen, o eliminar de manera periódica el contenido digital que no se use, como el spam del correo electrónico, también son algunas opciones que ayudarán a reducir el consumo energético. 

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Las organizaciones, por su parte, desempeñan igualmente un papel relevante ya que las oficinas y los espacios de trabajo, al concentrar un importante número de personas y dispositivos electrónicos, suponen grandes puntos de consumo y emisiones. El principal paso para ellas es incorporar el green computing en su hoja de ruta de transformación sostenible y aplicar sus principios tanto a la elección de proveedores como a la política de adquisición de tecnología.  

Así, acompañar los objetivos sostenibles desde el plano de la infraestructura tecnológica implicará, entre otras cosas, la adopción de equipamiento con consumo eficiente y favorecer el ciclo de vida de los dispositivos; el trabajo con proveedores y partners que cuenten con buenas prácticas de eficiencia y certificados energéticos, la adopción de fuentes renovables de energía, o la formación y capacitación del equipo humanos para generar conciencia de su impacto individual. 

Considerando, como se ha indicado al comienzo de estas líneas, el consumo energético de los centros de datos, la adopción de un hosting verde puede ser una materialización de esas propuestas, especialmente a la luz de la creciente adopción de tecnologías. Desde Dinahosting, empresa proveedora de dominios y hostings certificada como Green Hosting por The Green Web Foundation, consideran esto ventajoso porque garantiza un servicio que contribuye a la conservación del entorno. 

Alojar sitios web en hostings verdes es una opción para impulsar el green computing

Indica que tanto la empresa como el proveedor se preocupan por la optimización de su hardware, la mejora del rendimiento y la calidad de los servidores", apunta Miguel Alayón, Responsable de la Gestión de los Centros de Datos de la compañía, en declaraciones a Reason.Why. "Cualquier empresa quiere tener la certeza de estar contratando un hosting que esté en un Centro de Datos moderno y seguro, que esté al día en lo que tiene que ver con certificaciones y normativas”. 

Un compromiso con impacto

Es evidente que la apuesta por el green computing supone un compromiso y un esfuerzo a corto, medio y largo plazo, pero que repercute de manera positiva en las compañías. Principalmente, la apuesta por la eficiencia y la reutilización como pilares de la práctica conllevan una disminución del consumo de energía y una reducción de los residuos electrónicos a gestionar, lo que se refleja directamente en los costes asociados a electricidad. 

No obstante, las empresas también perciben el impacto positivo en otras áreas y en aspectos intangibles del negocio. El punto más destacado es la percepción, la imagen de marca y la reputación, puesto que el green computing refleja el compromiso de la organización con la sostenibilidad, la consciencia y la responsabilidad para con el entorno y la sociedad. Todo ello, además, también repercute en la satisfacción del equipo y el sentimiento de pertenencia a la compañía. 

Los directivos de Dinahosting reconocen que su apuesta por el green computing ha requerido de planificación tecnológica y “dedicación constante en cuanto a renovación de hardware y revisión de procedimientos”, pero consideran su estatus de Green Hosting como “premio a este compromiso con la implantación de políticas ambientales responsables y con el uso de energía de origen 100% renovable en toda nuestra infraestructura”.

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Sin embargo, muchas empresas aún no son conscientes ni del impacto de su actividad digital ni de las ventajas que puede tener su gestión, lo que significa que la sostenibilidad digital es una cuestión que ha de ponerse sobre la mesa con mayor rotundidad. “Cada vez son más las compañías que aplican medidas de eficiencia energética y sostenibilidad digital”, ha señalado Miguel Alayón. “Facebook, Apple o Google, invierten y continúan trabajando para que sus centros de datos sean lo más eficientes y sostenibles en términos medioambientales, pero la realidad es que el consumo energético es cada vez mayor y todavía no existe un compromiso real en la sociedad para buscar soluciones a nuestro impacto”.

La falta de concienciación y también de conocimiento es una de las principales barreras para la adopción del green computing y de prácticas de sostenibilidad digital. Pero atendiendo al crecimiento exponencial de uso de datos que implica la adopción masiva de la inteligencia digital, el 5G o el blockhain, el impacto medioambiental del consumo de energía es uno de los principales desafíos al que se enfrenta el ecosistema empresarial y la sociedad en su conjunto.