Unilever, una de las empresas que más envases de plástico genera en el mundo, tenía como objetivo reducir a la mitad su uso de plásticos vírgenes para 2025. Sin embargo, se ha reducido a un tercio de cara a 2026, lo que supondría aproximadamente 100.000 toneladas más de plástico de primer uso al año. Es una muestra de las actualizaciones que la compañía ha llevado a cabo en sus compromisos ESG (Environmental, Social, Governance) con la intención de atender las exigencias de los accionistas para reducir costes.
El CEO de Unilever describe el ajuste como la definición de una nueva era de liderazgo en sostenibilidad
El grupo, que gestiona marcas como Dove, Ben&Jerry's, Knorr o Rexona, y que ha sido referencia durante años de la ética corporativa y el compromiso empresarial con el impacto positivo, ha reducido sus objetivos medioambientales y sociales, tal y como ha apuntado la propia compañía en un comunicado titulado “Definiendo una nueva era para el liderazgo en sostenibilidad”, y como ha asegurado su CEO, Hein Schumacher, en una entrevista a Bloomberg.
Así, la compañía asegura haber “construido cadenas de suministro más resilientes, ahorrado costes sustanciales en sus operaciones y atraído grandes talentos". Apunta que su liderazgo empresarial sostenible ha constado de dos fases: la primera centrada en concienciar y establecer ambiciones a largo plazo; y la segunda orientada a una mayor incorporación e integración de la sostenibilidad en las empresas y las cadenas de valor. La tercera, según dice, será acelerar el delivery, haciendo que el progreso de la sostenibilidad sea parte integral del desempeño empresarial. “Es algo que el mundo necesita y algo que las partes interesadas (desde los inversores hasta los consumidores) esperan. Una vez más, Unilever pretende ser líder”, explica.
Cambios en plásticos y relación con proveedores
Esto se traduce, tal y como explica, en tres cambios clave: estar más centrados en la asignación de sus recursos hacia sus mayores prioridades de sostenibilidad; ser más urgentes a la hora de impulsar acciones hacia sus ambiciones a largo plazo: y ser más sistémicos en su defensa de abordar los factores que facilitan y bloquean el progreso fuera de su control directo.
Atendiendo al primer punto, Unilever ha actualizado sus metas en lo relativo a plásticos. Así, se había comprometido a reducir el uso de plástico virgen a la mitad para 2025, pero ese objetivo se concreta ahora en la reducción de ese tipo de material al 30% para 2026 y al 40% para 2028. Además, también ha ampliado el plazo para hacer su packaging de plástico 100% reutilizable, reciclable y compostable, pasando de 2025 a 2030 para plásticos rígidos y a 2035 para plásticos flexibles.
“Nuestros compromisos actualizados son muy exigentes, pero también son intencionada y descaradamente realistas. Estamos decididos a que Unilever cumpla con ellos, del mismo modo que estamos decididos a cumplir con nuestras metas financieras. Queremos establecer ambiciones de sostenibilidad que sean creíbles, que creemos que podemos cumplir y que tengan un impacto positivo real”, apunta Schumacher en el comunicado de Unilever.
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En el terreno medioambiental, Unilever tenía el compromiso de abastecerse al 100% de cultivos sostenibles, pero la cifra se ha reducido al 95%. Por otro lado, pretendía proteger y regenerar 1,5 millones de hectáreas de tierra, bosques y océanos para 2030, pero la meta es ahora ayudar a proteger y restaurar un millón de hectáreas de ecosistemas naturales para dicho año.
Asimismo, Unilever ha eliminado otros compromisos. Entre ellos, que el 100% de los ingredientes utilizados sean biodegradables para 2030; reducir a la mitad el desperdicio de comida en sus operaciones para 2025; o que el 5% de la fuerza laboral esté formada por personas con discapacidad para el año que viene. También ha prescindido de su intención de invertir 2.000 millones anuales a nivel global en negocios asociados a diversidad.
Sostenibilidad integrada en negocio
Con todo, el responsable de Unilever se reafirma en su misión y compromiso. “No hace falta decir que también seguimos totalmente comprometidos con los principios fundamentales de operar como una empresa responsable: respetar los derechos humanos, promover la equidad, la diversidad y la inclusión, hacer negocios con integridad y garantizar la seguridad de las personas”, señala Schumacher en el comunicado. “Todos estos están profundamente arraigados en nuestro negocio y continuaremos informando sobre ellos en los próximos años”.
A este respecto, Schumacher señala que los objetivos se están integrando aún más en los indicadores de negocio. Asegura que sus compromisos también tienen el foco puesto en el corto plazo y que se están incorporando a los ciclos estratégicos de planificación empresarial. “Aquí es donde se realiza la asignación de capital, se acuerdan concesiones y se exige a las personas que rindan cuentas. De esta manera, la sostenibilidad se beneficia de todo el poder de la empresa y del sentido de urgencia con el que normalmente se gestiona el resto del negocio”, explica.
La compañía asegura estar vinculando las metas de sostenibilidad a la compensación
La compañía afirma que ha creado hojas de ruta detalladas con plazos determinados y con las necesidades de inversión integradas; y ha establecido puntos de control regulares para monitorizar el ritmo del progreso. También está alineando el nivel de responsabilidad con otros indicadores comerciales, desde los KPI de todo Unilever utilizados en el plan de bonificación hasta los individuales para quienes administran los flujos de trabajo. Así vincula la compensación a las metas de desempeño sostenible.
Schumacher considera que el ajuste de los compromisos es más realista, teniendo en cuenta la actual coyuntura. Los expertos, por su parte, señalan que su trayectoria de esfuerzos medioambientales y sociales fue impulsada en un momento de mejor desempeño por parte de la compañía. Esta se ha visto comprometida en los últimos tiempos a causa de la inestabilidad económica y política, y también ante el auge de rivales como Nestlé AG. El CEO de Unilever, con todo, expresa que el nuevo plan de ESG no reducirá costes sino que asegurará la distribución para la consecución de resultados.
Por otro lado, los activistas medioambientales critican la reducción de las metas de Unilever y consideran que disfrazan sus bajas ambiciones sostenibles y su priorización de intereses económicos bajo pragmatismo corporativo.
Lo cierto es que el ajuste de los esfuerzos tiene lugar poco después de que la compañía adelantara su intención de eliminar cerca de 7.500 puestos de trabajo en todo el mundo y de separar su división de helados del resto del negocio, un plan con el que Unilever espera ahorrar alrededor de 800 millones de euros en los próximos tres años.